Con motivo del Día Mundial de la Hipertensión, que será el próximo 17 de mayo, es relevante comunicar a la población sobre los riesgos de padecer presión arterial alta.
La hipertensión arterial (HTA) o presión arterial alta es cuando el corazón bombea con mayor presión la sangre a través de una red de arterias, venas y capilares. La sangre en movimiento empuja contra las paredes de las arterias y esta fuerza es medida como presión arterial.
Es importante mencionar que la hipertensión en la población afecta no sólo al adulto mayor, sino también a la población de menor edad, de acuerdo con el reporte de la Encuesta Nacional de Salud (ENSA)*, el 75 por ciento de los pacientes hipertensos tienen menos de 54 años. La prevalencia nacional en la población entre 20 y 69 años es del 30 por ciento. Se calcula que el 61por ciento de los afectados desconoce que padece de HTA, y de los pacientes que conocen su condición de hipertensos, sólo el 19.2 por ciento se encuentra controlado.
En México la HTA constituye un problema de salud pública, según datos de la Encuesta Nacional de Salud (ENSA) ya que el 30 por ciento de la población la padece; además se encuentra entre las 10 principales causas de muerte. Entre los pacientes hipertensos, el 32 por ciento presentan alguna etapa de IRC.
La presión arterial alta puede dañar los vasos sanguíneos por todo el cuerpo. Si los vasos sanguíneos de los riñones se dañan, dejarán de eliminar los desechos y el exceso de líquido del cuerpo, lo que provoca Anemia por Insuficiencia Renal Crónica (IRC), esta última es ya la tercer causa de muerte hospitalaria en el país.
El riñón participa en los mecanismos reguladores de la presión arterial y en el mantenimiento del volumen sanguíneo y está implicado en el desarrollo de hipertensión, además es el órgano que más daño sufre cuando las cifras de presión se mantienen permanentemente elevadas y puede desencadenar anemia (por baja producción de eritoproyetina) dañándose cada vez más, entre más elevadas sean las cifras de presión arterial que se mantengan.
El riñón es el órgano encargado de filtrar de la sangre para depurarla de sustancias tóxicas, es el productor de la eritropoyetina, importante sustancia que regula la producción de los glóbulos rojos; sin ella se llega a presentar anemia grave y en la mayoría de los casos el paciente no lo sabe.
Muchas veces no existen síntomas hasta que se ha perdido un porcentaje elevado de la función renal, y desafortunadamente un importante factor de riesgo para un daño renal es la existencia de hipertensión arterial.
“Gran parte de las muertes se dan como consecuencia directa o indirecta de la hipertensión arterial en órganos vitales, entre ellos los riñones, que al ser afectados, dejan de hacer sus funciones principales, eliminar toxinas que dañan al organismo, eliminar minerales y el exceso de agua que se acumula en nuestro cuerpo. Los riñones purifican unos 200 litros de sangre al día y además ayudan a la producción de hormonas esenciales como la aldosterona y la renina, con lo que se controla la presión arterial y la eritropoyetina que favorece la producción de glóbulos rojos”, comentó el Dr. Correa-Rotter, Presidente de la Sociedad Latinoamericana de Nefrología e Hipertensión.
Es necesario estimular todas las acciones dirigidas al control de la Insuficiencia Renal Crónica con el fin de disminuir este factor de riesgo cardiovascular: mantener una dieta con bajo contenido de sal, mejorar los hábitos alimenticios, mantener el control de la presión arterial y realizar actividad física, por lo que es relevante tratar la anemia en estos pacientes.
Actualmente, el tratamiento para los pacientes de anemia, son los agentes estimuladores de la Eritropoyesis (ESAs, también conocidos como Eritropoyetinas) y hierro adicional. El objetivo es aumentar la concentración de hemoglobina o glóbulos rojos. Este tratamiento tiene como objetivo corregir y mantener los niveles de hemoglobina estables en pacientes renales, y ahora se dispone de medicamentos muy novedosos, miembros de una nueva clase terapéutica que permiten su aplicación una vez al mes, lo que reduce costos y brinda una mejor calidad de vida al paciente.
(Fuente: www.alianzatex.com)
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios de México (COFEPRIS) determinó reclasificar los medicamentos que contienen “sibutramina”, sustancia activa para bajar de peso, debido a que se detectaron 157 notificaciones de reacciones adversas de tipo cardiovascular.
La COFEPRIS ordenó a la industria farmacéutica retirar de la venta libre y sólo vender con receta médica “Adecid”, “Adelseril”, “Adelvag”, “Affilare”, “Amuprux ASF”, “Basistram”, “Ectiva”, “Gea”, “Ifa-certez”, “Imcal”, “Kifenip”, “Obectiv”, “Raductil”, “Randism”, “Segusiv”, “Serotramin”, “Siruton”, “Tramentel”, “Tramicell”, “Yeduc”, “Badefem”, “IFA Certez Duo”, “Slimtral M” y “Redumed”.
Se otorgó un plazo de 15 días a los fabricantes de medicamentos para que soliciten las modificaciones correspondientes de sus registros.
Por lo pronto, la COFEPRIS lanzó una alerta sanitaria para que no se administre la sibutramina a pacientes con antecedentes cardiovascular como arritmias cardiacas, accidentes cerebro vasculares o ataques isquémicos transitorios, enfermedades de la arteria coronaria, insuficiencia cardiaca congestiva, hipertensión arterial no controlada y enfermedad arterial periférica
(Fuente: www.milenio.com)
El Ministerio de Sanidad de España ha comenzado una campaña informativa para reducir el consumo de sal entre sus ciudadanos y prevenir así la hipertensión. El consumo medio de sal de los españoles es el doble del recomendado por la OMS, 5 gramos por persona y día, sin embargo, el Ministerio de Jiménez se conformará con una reducción del 20 por ciento en cuatro años.
A los españoles se nos va la mano con la sal, y nos está pasando factura. La hipertensión arterial es la gran consecuencia del abuso de su consumo, y es responsable de más del 50 por ciento de los casos de enfermedad cardiovascular y de la enfermedad coronaria. En total, más de diez millones de españoles afectados por hipertensión arterial.
El reto del Ministerio es reducir el consumo de sal en 5 gramos por persona y día cada año, de aquí al 2014. Para ello, se distribuirán más de 100.000 folletos informativos en centros de salud y farmacias, inserciones en prensa e información en la Web de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. Una reducción del consumo de sal supondría evitar cada año 20.000 accidentes cardiovasculares y 30.000 eventos cardíacos
Durante la presentación de la campaña, Trinidad Jiménez destacó el ahorro que producirá la reducción de las enfermedades relacionadas con la hipertensión arterial gracias a la reducción del consumo de sal. ‘La hipertensión arterial genera grandes gastos para el Sistema Sanitario. Sólo en 2006 las enfermedades relacionadas con la hipertensión supusieron un coste de 196.000 millones de euros para la Unión Europea’, destacó la Ministra.
Entre las acciones concretas que el gobierno tomará para la reducción del consumo de sal, destacan la colaboración con la industria alimentaria, ya que es precisamente a través de los alimentos procesados o consumidos fuera del hogar, donde se consume más del 75 por ciento de la sal que ingerimos. El objetivo es reducir el contenido en sal en un 5 por ciento anual durante el período 2010-2014 en aquellos alimentos procesados más consumidos por los españoles: embutidos, bollería, y derivados lácteos.
También, y enmarcado dentro del Código PAOS (Código de Autorregulación de la Publicidad dirigida a menores), el Ministerio junto con las Comunidades Autónomas trabajará con los comedores escolares, y los distribuidores de alimentos procesados dirigidos a menores para reducir el consumo de la sal también entre los más pequeños.
(Fuente: www.prsalud.com)
Mientras dura la edad fértil, tienen más protección respecto a los riesgos cardiovasculares; ¿hay tratamientos específicos diferentes para unos y otras?
Salvo las complicaciones que puedan darse en el embarazo con la hipertensión gestacional y la preclampsia, que pueden ser un factor de riesgo sin relación directa con el problema crónico de la hipertensión, se sabe que hay factores propios de la fisiología de la mujer que, a diferencia del hombre, les brindan a ellas cierta protección respecto de esa condición crónica de riesgo cardiovascular mientras dura la edad fértil.
Pero al llegar la menopausia todo cambia: “Las mujeres se vuelven más propensas a la hipertensión arterial, y sus valores de presión pueden igualar y hasta superar el riesgo del hombre a igual edad”, advierte la doctora Judith Zilberman, médica cardióloga del Hospital Argerich y presidenta del Comité de Enfermedades Cardiovasculares de la Mujer Adulta de la Federación Argentina de Cardiología (FAC).
“En principio se creía que esto sucedía solamente por la disminución de estrógenos, pero después se fue descubriendo que hay muchos otros factores que influyen, como el daño en el tejido vascular endotelial o el aumento de los niveles de andrógenos, u hormonas masculinas”, señala la doctora Zilberman.
Normalmente el organismo femenino tiene estrógenos y también en menor cantidad andrógenos, pero después de la menopausia el balance entre ambas hormonas cambia, y en algunas mujeres esto puede llevar a un incremento sostenido de la presión, por encima de los valores considerados normales (140 y 90 milímetros de mercurio, respectivamente, para la sistólica y la diastólica).
¿Esto significa que las terapias hormonales podrían mejorar el control de la presión arterial? No exactamente. En principio se probó con terapias de reemplazo hormonal, a través de importantes estudios como HEARST I y II, o la Women´s Health Initiative (WHI), pero no sólo se vio que no había mejoras significativas en el control de la hipertensión, sino que además estas terapias aumentaban significativamente los riesgos de ACV o de tromboembolismos.
“No obstante ?aclara la doctora? cuando se hicieron esos estudios se utilizaban dosis muy diferentes a las que se usan hoy en los tratamientos de reemplazo hormonal, y además no es lo mismo dar este tipo de terapias a mujeres perimenopáusicas que a mujeres menopáusicas de más de 60 años por ejemplo. Hay nuevos estudios que sugieren que si se aplican estas terapias hormonales en dosis diferentes en etapas perimenopáusicas, podrían tener efector beneficiosos con respeto a la prevención cardiovascular, y esto aún continúa en estudio.”
El juego de las diferencias. “Conocer las diferentes respuestas a los tratamientos antihipertensivos actuales en mujeres y varones sin duda podría mejorar las estrategias de tratamiento y nos permitiría obtener una reducción mayor del riesgo, teniendo en cuenta las diferencias”, señaló la doctora.
Sin embargo la médica, que presidió el Comité Científico del Congrso Argentino de Hipertensión Arterial, realizado en Buenos Aires en abril por la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), aclaró que no hay diferencias significativas en la respuesta al tratamiento antihipertensivo entre hombres y mujeres con respecto al descenso de la presión arterial: “Actualmente no existen estudios clínicos diseñados para evaluar la diferencia de efectividad del tratamiento antihipertensivo entre ambos sexos”.
En varios países ?y también en la Argentina? hay científicos trabajando en la búsqueda de formas más personalizadas de controlar la hipertensión, ya que en nuestro país, por ejemplo, solo el 14% de las personas hipertensas logran mantener la presión arterial en niveles que no representen un riesgo para su salud, según los datos que maneja la SAHA.
En el Hospital Argerich la doctora Zilberman trabaja en investigación clínica, utilizando diferentes fármacos para el tratamiento corriente de la hipertensión arterial en mujeres menopáusicas, y evaluando no solamente su efecto antihipertensivo, sino también la existencia de algún efecto adicional en el eje hormonal, de síntomas climatéricos, o de factores de riesgo cardiovascular que se desencadenan durante la menopausia.
Pero en cuanto a investigación básica, hay otros estudios que se están realizando en conjunto con las doctoras Jane Reckelhoff, profesora de Fisiología y Biofísica en el Centro Médico de la Universidad de Mississippi (EE.UU.), y Cristina Arranz, fisióloga de la Facultad de Farmacia y Bioqúímica de la Universidad de Buenos Aires.
“Todas las investigaciones experimentales son la base en la mayoría de los casos para continuar con las investigaciones en la práctica clínica ?señala Zilberman?. A la fecha los resultados de tratamientos con fármacos son preliminares y se necesitan estudios que avalen el uso diferenciado por sexos.”
En la localidad cordobesa de Villa María se está llevando a cabo desde hace 4 años el “Programa Corazón Sano”, de prevención de factores de riesgo cardiovascular. Este programa, coordinado por la doctora Mildren del Sueldo y que comenzó con el relevamiento y seguimiento de factores de riesgo cardiovascular en mujeres (hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo), inició este año su segunda fase con la evaluación también en varones, con la idea de ingresar luego en una fase comparativa.
La hipertensión es la principal causa de accidente cerebro vascular (ACV) o infarto cerebral, y hace que silenciosa y sostenidamente se vayan deteriorando las arterias ?con el consiguiente riesgo de infarto de miocardio?, la función vital de los riñones y, según se descubrió más recientemente, la función cognitiva, porque afecta al cerebro a través de imperceptibles microinfartos. De hecho, nuevos estudios presentados este año remarcan la relevancia del daño cognitivo en las mujeres y su relación con la hipertensión arterial, informa la doctora Zilberman.
Unos 7 millones de argentinos la padecen, pero muchos no conocen su condición, lo cual le permitiría tomar las medidas necesarias para mantenerla controlada.
Mantenerse sin sobrepeso, dejar de fumar, hacer actividad física y consumir menos sal son medidas que a todo el mundo ayudan, pero el grado de riesgo y la forma más apropiada de controlar la presión arterial dependen de las características de cada persona.
(Fuente: Notife)
Autor: Lorn E, Yusuf S. [Current Opinion in Lipidology 2009, 20:453–459] Publicado por: [IntraMed News 597. Abril 25 de 2010 | Polipíldora]
Este trabajo necesita de inscribirse para poder verlo en su totalidad. Lo referimos en nuestra página por la polémica actual en torno a este medicamento, sus efectos cruzados y los beneficios potenciales.
La polipíldora surgió como una posible solución a la falta de cumplimiento terapéutico, para simplificar el tratamiento y para atacar todos los factores de riesgo. Sin embargo, las desventajas son numerosas y se centran principalmente en la incapacidad de ofrecerle al paciente un tratamiento adecuado a sus particulares necesidades y a la imposibilidad de regular la dosis de cada componente.
Introducción:
A pesar de que se conocen debidamente los factores de riesgo que predicen la mayoría de las enfermedades cardiovasculares (ECV) y existen enfoques farmacológicos que pueden reducir el riesgo de las mismas, las estrategias de prevención no alcanzan los resultados óptimos.
Las barreras que obstaculizan los beneficios de una prevención incluyen:
* El empleo de algoritmos complejos con estratificación insuficiente para identificar las personas que deberían recibir tratamiento farmacológico en prevención primaria.
* Ausencia de implementación sistemática de tratamientos probados en prevención secundaria.
* Costos, especialmente en los países en desarrollo.
* El temor de que el consumo de fármacos pueda facilitar el mantenimiento de estilos de vida poco saludables.
En 2002,Yusuf desarrolló la hipótesis de que la combinación de 4 fármacos (aspirina, un beta-bloqueante, una estatina y un inhibidor de la enzima convertidora de la angiotensina [IECA]), podrían reducir la ECV en un 75% en la prevención secundaria. En 2003, Wald y Law ampliaron este concepto y propusieron una combinación fija, denominada polipíldora que contendría 3 agentes antihipertensivos de diferentes clases (tiazidas, beta-bloqueantes, IECA, bloqueantes de los receptores de angiotensina [BRA] y bloqueantes del calcio), cada uno a la mitad de la dosis. Además aspirina, una estatina y ácido fólico.
Los autores realizaron metaanálisis donde estimaron que en las personas mayores de 55 años este tratamiento podría reducir los episodios coronarios isquémicos en un 88% y el accidente cerebrovascular en un 80%. La tasa de episodios adversos sería baja (8–15%) causando una interrupción del tratamiento aún más baja (1–2%).
Este concepto audaz generó una gran controversia siendo considerado por unos un tratamiento revolucionario y por otros un intento de exceso de medicación.
La polipíldora en la prevención primaria de ECV
¿Cuál es la necesidad de la polipídora en la prevención primaria?
Las personas sin ECV se encuentran en un riesgo que oscila desde un grado muy bajo hasta un grado importante que se aproxima al riesgo que tienen los pacientes con ECV.
La predicción de riesgo en la prevención primaria continúa siendo un tópico impreciso, especialmente cuando se consideran los riesgos a largo plazo. La estrategia de tratar una amplia gama de personas con la polipíldora podría desviar el grado de riesgo de la población y prevenir una alta proporción de ECV. Las estrategias para reducir el nivel de los factores de riesgo en prevención primaria son los cambios en los hábitos de vida y la medicación. Los cambios de hábitos de vida, si bien son atractivos, son también muy costosos y sólo producen reducciones modestas de los factores de riesgo. Esto se debe en gran parte a que muchas personas no mantienen estos cambios a lo largo del tiempo.
La polipídora podría actuar simultáneamente sobre varios factores de riesgo y teóricamente tendría un gran efecto para reducir el riesgo de ECV y habría un mayor cumplimiento terapéutico que con la administración de múltiples medicamentos en individuos que están sanos.
Selección de fármacos para la polipíldora en prevención primaria
Entre los fármacos sugeridos por Wald y Law para constituir la polipíldora se incluyen antihipertensivos y una potente estatina, junto con aspirina y ácido fólico. Sin embargo, existe controversia sobre la utilidad de la aspirina en la prevención primaria y la reducción de la homocisteína por el ácido fólico no demostró que disminuya la incidencia de ECV en los estudios controlados.
El estudio Indian Polycap (TIPS).
El TIPS evaluó por primera vez la posibilidad de formular una polipíldora para prevención primaria que podría ser eficaz sobre los factores de riesgo con un perfil aceptable de efectos colaterales. El estudio realizado en la India incorporó a 2053 personas de 45–80 años sin ECV y con un factor de riesgo. Un grupo recibió la fórmula conteniendo tiazida (12,5 mg), atenolol (50 mg), ramipril (5 mg), simvastatina (20 mg) y aspirina (100 mg), otros 8 grupos recibieron aspirina sola, simvastatina sola, hidroclorotiazida sola, tres combinaciones de dos antihipertensivos, o la combinación de 3 antihipertensivos más aspirina. El tratamiento duró 12 semanas. Comparada con los grupos que no recibieron antihipertensivos, la polipíldora redujo la presión arterial sistólica en 7,4 mmHg y la diastólica en 5,6 mmHg, que fue similar a lo logrado con el uso de 3 antihipertensivos con o sin aspirina.
El colesterol LDL se redujo en 0,70mmol/l, siendo menos eficaz que la simvastatina sola (0,83mmol/l); la frecuencia cardíaca se redujo en 7 latidos/m, similar al atenolol y el 11-dehydrotromboxano B2 (una medición de la actividad plaquetaria), a un grado similar a la aspirina.
La tasa de abandono del tratamiento fue alta (15% en 3 meses), pero los efectos colaterales y la tolerabilidad fueron similares a los otros.
Sobre las bases de estos resultados, los autores consideraron que la polipíldora puede reducir la enfermedad coronaria isquémica en un 62% y el accidente cerebrovascular en un 42%.
La polipíldora en la prevención secundaria ¿Cuál es su necesidad?
De por sí, la polifarmacia es ampliamente utilizada en prevención secundaria y mostró ser eficaz asociada con los cambios de hábitos de vida. La dramática declinación de la mortalidad cardiovascular lograda en las últimas décadas en los países desarrollados, señala la importancia de la prevención secundaria.
Existen algunos problemas sobre el tratamiento de la prevención secundaria: no todos los pacientes lo reciben o las dosis son subóptimas. En los países en vías de desarrollo y en los subdesarrollados, la situación es peor. En pacientes con ECV menos del 50% reciben medicación antihipertensiva y sólo el 20,8% reciben hipolipemiantes.
Otro inconveniente es el cumplimiento terapéutico que sólo alcanza el 50% debido a razones multifactoriales de tipo social, demográfico, psicológico y económico. Es bien sabido también que la interrupción del tratamiento produce un impacto fuertemente negativo en el paciente.
Estas barreras sugieren que la simplificación del tratamiento como sería la administración de dosis fijas de varios fármacos en una polipídora, podría mejorar la prevención secundaria.
Sin embargo, hasta el presente no hay resultados publicados que acrediten la eficacia de la polipíldora en prevención secundaria, aunque existen estudios en planes avanzados.
El estudio Antiplatelet Trialists’ Collaboration demostró que después de un infarto de miocardio por cada 1000 pacientes tratados con aspirina, se podían prevenir 18 infartos no mortales, 5 accidentes cerebrovasculares no mortales y 14 muertes vasculares.
Por su parte, el Cholesterol Treatment Trialists’ Collaboration analizó la eficacia y seguridad de las estatinas en 14 estudios aleatorios sobre 90.056 participantes, la mayoría ingresados para prevención secundaria. Durante una media de 5 años, la incidencia de ECV mayores se redujo a una quinta parte por cada mmol/l de reducción del colesterol LDL. Beneficios similares se observaron en pacientes con diabetes.
Respecto de los beta bloqueantes, los estudios de las décadas del 70 y del 80, mostraron que estos fármacos reducen la mortalidad en un 20% y la muerte súbita en un 34% en pacientes que habían sobrevivido a un infarto de miocardio.
Más recientemente, los BRA mostraron ser tan seguros y mejor tolerados que los IECA. Por lo tanto, estos fármacos deberán ser tenidos en cuenta dentro la fórmula de la polipíldora.
Desafíos y futuros cursos de acción
Antes de que la polipíldora se incorpore a la práctica clínica, existen varios interrogantes y desafíos que se deben resolver.
* Existe reticencia por parte de los médicos, la sociedad y los pacientes sobre un enfoque agresivo en la prevención cardiovascular que según los autores es inexplicable comparado con otros enfoques agresivos para el cáncer que son ampliamente aceptados.
* El uso de una polipíldora que es fácil de indicar y controlar puede ser percibida como una amenaza a la función del médico en la prevención.
* No existe certeza respecto de la ventaja económica de la polipíldora.
* Falta información sobre los efectos farmacoquinéticos y farmacodinámicos de los distintos componentes administrados juntos y su impacto sobre los factores de riesgo.
* Se requieren grandes estudios para evaluar la eficacia especialmente en la prevención primaria sobre la morbimortalidad. Estos estudios son caros y complejos.
* Se ignora cual puede ser la composición ideal de la polipíldora. Las experiencias incipientes hasta ahora realizadas utilizan media dosis de los antihipertensivos y de la estatina incluida en la polipíldora. Estas dosis pueden ser insuficientes para muchos pacientes. La polipíldora constituye un obstáculo al ajuste de la dosis en un determinado paciente.
* La inclusión de la aspirina en la prevención primaria es un aspecto controvertido ya que los beneficios son escasos y aumenta el riesgo de hemorragia gastrointestinal.
* Se cuestiona la necesidad de producir distintos tipos de polipíldoras según los factores de riesgo de cada individuo.
* El cumplimiento terapéutico y los efectos colaterales hacia un componente de la polipíldora puede llevar a la interrupción del tratamiento en detrimento de los otros componentes.
* La polipíldora puede afectar negativamente los hábitos de vida ya que puede ser considerada como un remedio mágico que ataca todos los aspectos de la ECV llevando al abandono o descuido del ejercicio físico a menos que el médico lo indique como un complemento y especifique claramente que no reemplaza los cambios de hábitos de vida.
Conclusión
La ECV es la principal causa de muerte y discapacidad en una población. La polipíldora surgió como una posible solución a la falta de cumplimiento terapéutico, para simplificar el tratamiento y para atacar todos los factores de riesgo. Sin embargo, las desventajas son numerosas y se centran principalmente en la incapacidad de ofrecerle al paciente un tratamiento adecuado a sus particulares necesidades y a la imposibilidad de regular la dosis de cada componente.
Varios estudios en evolución y otros que se encuentran en planeamiento podrían aclarar estos interrogantes.







![Glosario: hipertensión [Hipertensión arterial en la atención primaria de salud. 2009]](http://temas.sld.cu/hipertension/files/2016/04/Glosario-e1541006177950.jpg)



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