Vacuna anticolérica
Las primeras vacunas parenterales a células muertas dejaron de utilizarse por su baja eficacia y breve lapso de inmunidad, por lo que no tenían efectividad epidemiológica. La primera con virus vivos, fue desarrollada en 1885, por Ferrán y Clua. A mediados de los 80, se hicieron los primeros ensayos clínicos con dos vacunas de cólera inactivadas y por vía oral.
Dentro de las vacunas atenuadas orales se destacan las obtenidas a partir de Salmonella typhi (Ty21a; antígeno O de V. cholerae Inaba), que ha resultado ligeramente inmunogénica en voluntarios adultos y con escasa eficacia (25 %) frente a infección por V. cholerae salvaje.
También se han probado mutantes del V. cholerae O1, de primera y segunda generación. Otras que se han ensayado son: la vacuna celular-subunidad B con una protección aproximada del 67 % y que requiere múltiples dosis, y las conjugadas polisacáridas que se han ensayado en animales, de las que sólo hay datos preliminares de seguridad en adultos.
En la actualidad se utiliza la vacuna CVD 103-HgR, modificada genéticamente, que ha demostrado seguridad con escasas reacciones adversas de tipo gastrointestinal. Ha producido buena respuesta de anticuerpos frente a los serotipos Inaba (tasas de seroconversión en más del 90 %) y Ogawa (tasas del 75 %).