Día Internacional de las Enfermeras

El siguiente poema del poeta estadounidense Longfellow condensa la historia casi legendaria de esta mujer que forma parte de los anales registrados en los servicios a la humanidad. Semejaba un ángel de misericordia cuya sola presencia llevaba la felicidad a muchos miles de hombres desdichados y la luz que en las angustiosas horas de las noches proyectaba esta incansable mujer, un radiante milagro. Su trabajo, impuesto voluntariamente, no conocía el reposo. Los soldados besaban su sombra, cuando ella pasaba.

Los heridos en la batalla,
en lúgubres hospitales de dolor;
los tristes corredores,
los fríos suelos de piedra.
¡Mirad! En aquella casa de aflicción
Veo una dama con una lámpara.
Pasa a través de las vacilantes tinieblas
y se desliza de sala en sala.
Y lentamente, como en un sueño de felicidad,
el mudo paciente se vuelve a besar
su sombra, cuando se proyecta
en las obscuras paredes.

A pesar de ser pocas enfermeras, el grupo llegó a atender a más de cinco mil heridos. El arribo femenino realmente no fue bien visto por los cirujanos que estaban en el lugar, mas la joven Florence, impávida, trabajó sin descanso para mejorar las condiciones del hospital y el cuidado a los soldados. Los cambios que ella introdujo revolucionaron los cuidados médicos militares de Inglaterra, incrementaron los estándares de sanidad y nutrición, y bajaron drásticamente los índices de mortalidad contribuyendo a corregir las condiciones higiénicas en general.

Florence vivió noventa años

Mientras visitaba los frentes de batalla, ella enfermó y nunca más logró recuperarse. Inválida por el resto de su vida, Nightingale continúo ejerciendo una fuerte influencia en el entrenamiento y perfeccionamiento del cuidado a enfermos. En 1859 ayudó a crear la primera Asociación de Enfermería, y publicó ¨Notas de Hospital¨ y ¨Notas Sobre Enfermería¨, que tuvo varias ediciones. En 1860 fundó en Londres una escuela de enfermería que se convirtió en un centro modelo de entrenamiento.

Fue la primera mujer en recibir la Orden al Mérito en Inglaterra. En 1907 durante la Conferencia Internacional de las Sociedades de Cruz Roja se catalogó como pionera de ese Movimiento. Aún postrada en cama en los últimos tiempos, ciega y con pérdida de otras facultades, su habitación de enferma era centro de un torbellino de actividades: entrevistas, dictado de notas y de cartas, nuevos proyectos para corregir errores en multitud de asuntos. El día 13 de agosto de 1910 fallece a la edad de 90 años.

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