Enfermedades diarreicas agudas

requieren medios de cultivos especiales (por ejemplo Campylobacter) o que necesitan de un reconocimiento clonal o patogénico más que de especie (por ejemplo Escherichia coli entero-hemorrágica).

Estos factores limitan la aplicación de esquemas de tratamiento que han sido validados en zonas con un perfil limitado de resistencia antimicrobiana e impiden un diagnóstico microbiológico apropiado al no contar con las herramientas adecuadas de reconocimiento bacteriológico. Por otra parte, para algunos de los patógenos emergentes no se cuenta con tratamientos específicos efectivos, enfrentando al clínico a circunstancias en las que debe evitar su uso (por ejemplo en S. enteritidis).

Los objetivos del tratamiento en los pacientes afectados por diarrea son aliviar los síntomas, evitar las complicaciones, en lo posible acortar la enfermedad y también evitar la diseminación de agentes patógenos en la comunidad.

Diferentes estrategias están disponibles para cumplir estos objetivos. Ellas involucran:

  • el seguimiento de una dieta específica
  • el uso de sales de rehidratación oral
  • antiinflamatorios
  • antidiarreicos
  • antimicrobianos.

La diarrea continúa siendo un problema epidemiológico debido a la emergencia de resistencia bacteriana y la identificación de nuevos agentes causales. La mayoría de los casos de diarrea evolucionan en forma autolimitada requiriendo sólo manejo dietético, analgesia, e indicaciones simples.

Enfermedades diarreicas y VIH/sida

La diarrea constituye un problema para muchos enfermos de VIH/sida y es causa de que el organismo pierda agua y minerales. Esta pérdida es aún mayor si el enfermo tiene vómitos. En los casos graves, la diarrea produce deshidratación, mala absorción de los alimentos, fuerte adelgazamiento y malnutrición,

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