Breve historia del tabaco
Han trancurrido más de 500 años desde que Cristóbal Colón descubriera en América Latina el tabaco. El 28 de octubre de 1492 con la llegada de Cristóbal Colón a la costa noreste de la isla de Cuba, al norte de la actual provincia de Holguín, se produce el descubrimiento del tabaco al encontrar a hombres y mujeres aspirando el humo de unos cilindros de hojas seca.
Se cree que la planta de tabaco, la Nicotiana tabacum, es originaria de la zona del altiplano andino y que llegó al Caribe unos 2 000 ó 3 000 años antes de Cristo. Cuando Colón llegó a América, la planta ya se había extendido por todo el continente y casi todas las tribus y naciones de América habían tenido contacto con el tabaco y tenían con él una relación más o menos intensa.
El tabaco es una planta de la familia de las solanáceas; existen 50 especies conocidas pero sólo dos se cultivan comercialmente: Nicotiana tabacum y Nicotiana rústica.
Lo utilizaban en sus ceremonias mágicas y religiosas (los chamanes lo usaban para entrar en trance y ponerse en contacto con el mundo de los espíritus), en medicina (hacían cataplasmas para curar afecciones de la piel) e incluso había tribus que lo consumían como alimento. Fruto de este intenso contacto de los indios con el tabaco, los españoles se encontraron con un sinfín de palabras que designaban al mismo, cada una en una lengua o dialecto diferente: yoli, petum, picietl, cumpai, tobago, etc.
Al inicio no era prioridad el cultivo de una planta que no era comestible, pero poco a poco, las colonias superaron la necesidad de una economía de subsistencia y sus habitantes pudieron dedicarse a otros productos comerciales.
El uso del tabaco se puso de moda entre las clases acomodadas debido a que durante esos primeros tiempos se le atribuyeron infinidad de propiedades curativas, casi milagrosas. Pero no era consumido en forma de cigarro, sino en polvo, una de las formas sencillas en que lo consumían los indios.
Es a partir del s. XIX cuando realmente despega la primera industria tabaquera, la de Cuba. Surgen multitud de “chinchales” (pequeños talleres de torcido de cigarros) y durante la segunda mitad del siglo empiezan a consolidarse las grandes marcas clásicas, marcas que han llegado con todo su prestigio hasta nuestros días.
A partir de 1889 comienza la fabricación de los cigarros de forma mecánica, introducida por el nuevo “sistema de prensado Farias de tripa corta”. La evolución de las marcas ha sido continua, y siguen surgiendo nuevas marcas y desapareciendo otras antiguas. En el año 1959 con el triunfo de la Revolución, se reorganiza la industria tabaquera y se suma al progreso de las marcas y la calidad de los cigarros.
El conocimiento y uso del tabaco en Europa se inició con el descubrimiento de América; ni histórica ni científicamente se ha podido comprobar que fuera empleado por los europeos en alguna de sus formas antes de que Cristóbal Colón regresara de su primer viaje.
En América los indígenas dieron al tabaco un significado múltiple:
Religioso: Los indios las practicaban en ceremonias de paz o festejos especiales porque, creían, purificaban al espíritu y predisponía a los participantes para las visiones sobrenaturales. Además, para ellos el uso del tabaco poseía poderes mágicos y agradaba a los dioses. En este sentido existen muchas referencias de ofrendas a las divinidades.
Adivinación: Los dioses vinculados con la costumbre de fumar portaban grandes calabazas llenas de tabaco. Hay muchos ejemplos de uso en este sentido: “los mayas frotaban la pierna con la saliva de tabaco que habían masticado para interrogar al espíritu que allí habitaba; de acuerdo con esta creencia al espíritu mueve los músculos cuando la respuesta es afirmativa y no los mueve si es negativa”.
Talismán: El tabaco era también utilizado en los ritos sociales como el de la adolescencia; en esta ceremonia el humo participaba del encantamiento o acto sagrado que alejaba el mal del sujeto.
Medicinal: El tabaco era considerado casi como una panacea, pues se utilizaba en gran número de enfermedades: se usaba como remedio contra el asma, escalofríos, fiebre, convulsiones, enfermedades oculares, trastornos intestinales o nerviosos, enfermedades de la piel, infecciones urinarias y mordeduras de animales entre otras.
Además, el tabaco en polvo era utilizado para aliviar el cansancio, el dolor muscular, de muelas y facilitar el parto.
Según las investigaciones del profesor O. Comes, las primeras hojas de tabaco fueron llevadas al continente europeo en 1510 por el español Hernández de Oviedo, gobernador de la isla de Santo Domingo.
Al parecer, fue el embajador francés en Lisboa, Jean Nicot quien, al aconsejar el uso del tabaco a Catalina de Médicis para curar sus migrañas, favoreció la difusión del tabaco, proclamando beneficiosas propiedades medicinales que no estaban demostradas. Sin embargo, algunos médicos de aquella época ya hablaban de los efectos nocivos del tabaco.
La popularidad del tabaco en Europa se debe a distintas causas. Primero se empleó como producto medicinal: “para la sordera, verter una gota de tabaco en el conducto auditivo externo”, “contra los eritemas y eczemas, fricciones fuertes y diarias con hojas fuertes de tabaco”; “en procesos bronquiales con tos tomar jarabes obtenidos por cocción de hojas secas”; “en casos de ceguera total, aplicaciones sobre los ojos de apósitos con hojas verdes de tabaco”. (Tabaquismo, 1990)
Después, se convirtió en un hábito que recreaba y daba una sensación extraña parecida a la embriaguez, produciéndose una monopolización en Inglaterra por la clase alta (que recibía incluso charlas donde se daban instrucciones para su uso), ocasionando un enfrentamiento con los clérigos, moralistas y todos aquellos que pensaban que era sólo una medicina y no debería usarse para el placer. Esto provocó una persecución de los fumadores que se extendió incluso a Oriente. Quienes se atrevían a desobedecer los edictos que prohibían fumar recibían graves castigos. A partir del siglo XVIII la oposición al tabaco fue debilitándose paulatinamente hasta hacerse casi imperceptible.
Diferentes formas de fumar
Han sido múltiples, al principio se mascaba el tabaco o se aspiraba el humo de las hogueras en que era quemado. También era frecuentemente el uso de grandes pipas en forma de “Y” que eran introducidas en las fosas nasales.
En el siglo XVIII surge la moda del rapé, que consistía en polvo de tabaco muy fino para “esnifar”, se obtenía de un triturado fino de hojas y el tallo del tabaco mezclado con esencia de calvo o almendras amargas. El rapé adquirió gran difusión en Francia, mientras que en Inglaterra era más frecuente el uso de la pipa y en España el cigarro puro.
A partir del siglo XVII se populariza paulatinamente el consumo del cigarrillo; se industrializa a finales del siglo XIX y se expande universalmente a comienzos del XX.
Fuentes: