La vista y la conducción de la persona de edad avanzada.
Los médicos tenemos un papel primordial en la prevención de la accidentalidad del tráfico en las personas de edad avanzada con trastornos visuales.
En las poblaciones de riesgo debemos aconsejar la revisión oftalmológica frecuente que nos permita diagnosticar la enfermedad visual en inicio y poder actuar en consecuencia.
La función visual que permite obtener el mayor grado de información en la carretera o al atravesar una calle, se ve reducida en cerca del 25 % de la población mayor de 65 años, como consecuencia de enfermedades propias del envejecimiento como hipertensión arterial, cataratas, glaucoma, diabetes, etc.
La información respecto a accidentes mortales permite estimar que el 50% de los accidentes de tráfico con implicación de conductores mayores, se relacionan con defectos de la visión.
Síntomas.
El deterioro de la acomodación y de la adaptación visual a los cambios de luz, el estrechamiento del campo visual, la agudeza visual fotópica y mesópica, la cinética, la percepción del contraste, etc., son manifestaciones muy serias que se manifiestan durante el envejecimiento y que comprometen la seguridad de la persona mayor como conductor o peatón.
El conductor sexagenario necesita el triple de luz que un adolescente y el doble de tiempo para adaptarse al cambio de la luz a la oscuridad. Tales alteraciones visuales dificultan la conducción nocturna.
Por ejemplo, el riesgo de sufrir colisiones en vehículos que son conducidos por personas de edad avanzada, se eleva aún más si estos conductores tienen cataratas que deterioran la visión, y esta situación se presenta en más de la mitad de los adultos mayores de 65 años.
Varios estudios demuestran que la cirugía de la catarata reduce hasta en un 50% los riesgos de colisión en los conductores de edad avanzada.
Un 3% de los conductores por encima de los 60 años y un 13% por encima de los 65 años, presentan alteraciones en su campo visual, si bien sólo un 1% tienen defectos binoculares del campo.
El mayor riesgo de accidente relacionado con el campo visual se observa en los deterioros binoculares del campo y en las patologías asociadas como la retinosis pigmentaria y el glaucoma.
La señalización horizontal y el grado de conservación, se relaciona con la inseguridad de la persona de edad avanzada, sobre todo cuando hay inclemencias atmosféricas que dificultan su visión.
Igualmente el diseño de la señalización vertical y la sobrecarga o deficiente información que muestran algunas zonas, agobia al conductor de edad avanzada. De noche, los conductores ancianos necesitan entre un 65 y un 77 % más de distancia para leer las señales de tránsito.
Consejo sobre la vista y la conducción de la persona de edad avanzada.
Los médicos tenemos un papel primordial en la prevención de la accidentalidad del tráfico en las personas de edad avanzada con trastornos visuales.
En las poblaciones de riesgo debemos aconsejar la revisión oftalmológica frecuente que nos permita diagnosticar la enfermedad visual en inicio y poder actuar en consecuencia.
La fatiga visual aumenta y la capacidad de adaptación de las personas de edad avanzada ópticamente compensados se reduce, con la ansiedad, el estrés, la conducción nocturna o contra el sol, el cansancio físico o mental, el sueño, la comida copiosa, el consumo de alcohol y el tratamiento con algunos medicamentos. Los médicos debemos saber explicar al conductor la relación de estas circunstancias con su problema visión.
La recomendación de cambiar los hábitos de conducción de acuerdo al deterioro de la función visual, es importante si sabemos que dos terceras partes de los conductores de edad avanzada con alteraciones de la visión consideran su vista “buena” para conducir.
El médico debe insistir recomendando al conductor de edad avanzada que utilice las gafas mientras conduce, y que lleve otras de repuesto en la guantera.
Se debe desaconsejar la conducción a todos los conductores de edad avanzada cuya capacidad visual no alcanza los límites que marca la Ley.
Fecha: abr 22nd, 2017.
Haga un comentario