Doy charlas en colegios para que nadie repita lo que yo hice: matar a un hombre al volante

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stop accidentsAquel día había empezado como otro cualquiera. Después de mis clases universitarias, jugué un rato al fútbol con mis amigos. Y, después, acudimos a una fiesta. Normalmente, cuando bebía, me quedaba en casa de un amigo a dormir. Pero aquella noche mi amigo no salió, así que decidí volver a casa en mi propio coche. Mi único miedo, entonces, era tropezarme con un control de alcoholemia.

Jamás se me pasó por la cabeza que un guardia civil podría despertarme en una habitación de hospital diciéndome que había conducido en dirección contraria, que había causado un accidente y que había matado a otra persona. Yo solo tenía un esguince, y la otra persona, un hombre que se dirigía tranquilamente a su trabajo, estaba muerta.

Del momento en que me lo dijeron, solo recuerdo que empecé a gritar. Y tampoco tengo un recuerdo muy consistente de las semanas que siguieron al accidente y en las que estuve en libertad provisional. Sencillamente, era incapaz de procesar lo que había hecho. Mi vida se detuvo hasta que, pasados dos meses, mi psicóloga me convenció para que retomara la universidad.

Mis compañeros de la universidad me apoyaron desde el principio. Pero, por dentro, no dejaba de preguntarme: después de lo que he hecho, ¿merezco el apoyo de los demás?

Solo unos días después de haberme incorporado a la universidad, el juez decidió mandarme a la cárcel. Del momento de mi ingreso, recuerdo a mis padres llorando a las puertas del juzgado mientras me alejaba en un coche patrulla. Las vueltas de la vida son increíbles. Como estudiante, en mis clases de Derecho Penitenciario, había visitado aquella misma cárcel. Y jamás sospeché que volvería como interno.

En una situación como la mía, hay dos maneras de actuar. La primera, cumplir la condena e intentar sepultar lo ocurrido en el pasado. La segunda, intentar que mi testimonio sirva para algo. Pocos meses después de salir de prisión, me ofrecí a la Dirección General de Tráfico y a las asociaciones de víctimas, por si querían contar con mi testimonio en labores de concienciación. Así que ahora colaboro con ellos en las charlas que la asociación Stop Accidentes organiza en los institutos.

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Fuente: Periódico El País. Verne – 10/04/2017

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