La evaluación rutinaria del abuso infantil podría detectar más casos, según un estudio
Las señales tempranas de abuso infantil en bebés y niños pequeños (traumatismos en la cabeza, costillas fracturadas o lesiones abdominales) con frecuencia se pasan por alto, y esto podría deberse en parte a la carencia de unas pruebas de detección estandarizadas, informan unos investigadores.
“Probablemente debamos aumentar las pruebas de las lesiones abusivas, pero respecto a esos datos, se trata menos sobre un aumento o una reducción, y más sobre la constancia”, planteó el autor del estudio, el Dr. Daniel Lindberg, del Centro Kempe de Prevención y Tratamiento del Abuso y la Negligencia Infantiles, en Denver.
“Si su hijo tiene una fractura de fémur, la decisión de realizar la evaluación de otras lesiones abusivas no debe depender del hospital al que acuda, del color de la piel, de sus ingresos ni de su aspecto”, enfatizó Lindberg.
“Este estudio sugiere que los niños pequeños que presentan las lesiones sospechosas más preocupantes deben como mínimo hacer que el proveedor se plantee si hay probabilidades de abuso, y como recomienda la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics), debe hacer que realicen un cuidadoso examen físico y obtengan pruebas para buscar lesiones abusivas ocultas”, añadió.
Esas pruebas incluirían un examen físico, radiografías, análisis de sangre y TC para las lesiones internas. Una serie ósea, que es un conjunto de radiografías que buscan fracturas ocultas, tiene una particular importancia, explicó Lindberg.
“El aspecto clave que este estudio intenta recomendar es que pasemos a un método más rutinario y constante de evaluación del abuso, y que nos alejemos de un método que se basa en la impresión del médico sobre cómo actúan los padres y si hay otros factores de riesgo conocidos”, dijo Lindberg.
Los hallazgos aparecen en la edición en línea de 5 de octubre de la revista Pediatrics
Un experto se mostró de acuerdo en que una evaluación constante detectaría más casos de abuso infantil.
“Hace mucho que los pediatras y otros proveedores médicos que atienden a niños que han sido víctimas de abuso o negligencia reconocen que hay unas lesiones específicas que se asocian con el abuso de forma más frecuente”, comentó el Dr. Thomas Valvano, director médico del Programa de Sospechas de Abuso y Negligencia Infantiles (SCAN, por su sigla en inglés) del Hospital Pediátrico Doernbecher de la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón.
“El uso de protocolos [basados en evidencias] para evaluar a los niños con lesiones asociadas con un aumento en el riesgo de abuso también puede reducir las probabilidades de que el abuso se diagnostique de forma errónea”, dijo Valvano.
Se estima que 600 niños mueren cada año por abusos, y que otros 119,000 siguen sufriéndolos cada año, anotó el estudio. Pero una de cada cinco fracturas causadas por abuso y hasta el 30 por ciento de los traumatismos encefálicos por abuso no son detectados por el médico la primera vez, lo que deja a los niños vulnerables a sufrir más abusos.
Los investigadores examinaron los expedientes de más de 4.1 millones de niños menores de dos años de edad que habían sido atendidos en 18 instituciones médicas distintas en un periodo de siete años.
En esos expedientes, los investigadores identificaron a poco más de 30,000 niños que presentaban lesiones sospechosas, como moretones o quemaduras en bebés pequeños, sangrado cerebral o fracturas en niños menores de 1 año, y fracturas en las costillas, lesiones abdominales, lesiones genitales o sangrado detrás de la retina en los niños menores de dos años.
Los investigadores excluyeron a los niños que habían sufrido un accidente de coche o que ya habían recibido un diagnóstico de abuso infantil. La mayoría de esos niños (el 90 por ciento) tenían solo una lesión potencialmente sospechosa.
De todos los niños menores de dos años, el 0.17 por ciento habían sido víctimas de abuso infantil, pero los porcentajes fueron más altos entre los que presentaban lesiones sospechosas. Por ejemplo, el 3.5 por ciento de los niños menores de un año con quemaduras y el 56 por ciento de los niños menores de dos años con fracturas en las costillas habían sufrido abusos. Entre los que tenían fracturas en las costillas, lesiones abdominales graves o sangrado en el cráneo, al menos uno de cada cinco niños había sido víctima de abuso, según el estudio.
Pero el uso de pruebas médicas para identificar el abuso varió mucho de un hospital a otro, encontraron los investigadores. Por ejemplo, entre un 20 y un 74 por ciento de los niños recibieron una serie ósea, dependiendo del centro.
“Aunque los resultados del estudio no son sorprendentes, sirven como un recordatorio constante para que los proveedores médicos en primera línea estén atentos a las señales de advertencia en los tipos de lesiones y el patrón de lesiones de los pacientes, además de la conducta y los detalles que se revelan en los antecedentes de la lesión o las lesiones”, planteó el Dr. Robert Glatter, médico de emergencias del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York.
“Realizar un historial y un examen físico exhaustivos, y siempre mantener un alto índice de sospecha de abuso infantil cuando las lesiones no concuerden con un historial que den los padres o cuidadores, es esencial para evitar pasar por alto casos de abuso infantil”, aclaró Glatter.
El estudio revela la importancia de establecer un protocolo más estandarizado para evaluar el posible abuso infantil, dijo Lindberg.
Valvano añadió que aunque quizá se identifiquen más casos de abuso infantil con las pruebas de rutina, eso no necesariamente implica que se vaya a diagnosticar un abuso inexistente en más niños.
“La evaluación del abuso infantil es un proceso multidisciplinario que involucra a los proveedores médicos, a los servicios de protección del menor y a las autoridades policiales”, apuntó Valvano. “Remitir a los niños a una evaluación por parte de proveedores médicos expertos en el campo del abuso infantil es esencial. Los especialistas en abuso infantil están entrenados para diferenciar entre las lesiones accidentales y las abusivas, y con frecuencia diagnostican una lesión accidental”.
Además, una evaluación adecuada raras veces conducirá a “falsos positivos”, sugirió Lindberg.
“Respecto a las lesiones más preocupantes en este estudio, el riesgo de abuso es bastante elevado, el riesgo de pasar por alto el abuso es bastante elevado, y los riesgos de las pruebas son bastante bajos, de forma que la evaluación debe ser rutinaria”, dijo Lindberg.
Otras personas que noten lesiones sospechosas (sobre todo cualquier moretón en bebés de menos de seis meses de edad) también pueden desempeñar un rol en la prevención del abuso infantil, añadió.
“La familia y los amigos deben sentir que tienen el derecho de preguntar sobre esas lesiones, y si no hay una explicación convincente, deben saber que cualquier persona (no solo los médicos) puede reportar una preocupación razonable sobre los casos de abuso”, enfatizó Lindberg.
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Daniel M. Lindberg, M.D., Kempe Center for the Prevention and Treatment of Child Abuse and Neglect, Denver, and department of emergency medicine, School of Medicine, University of Colorado, Denver; Robert Glatter, M.D., emergency physician, Lenox Hill Hospital, New York City; Thomas Valvano, M.D., J.D., medical director, Suspected Child Abuse and Neglect (SCAN) Program, OHSU Doernbecher Children’s Hospital, and clinical associate professor, Oregon Health and Science University, Portland; November 2015, Pediatrics
LUNES, 5 de octubre de 2015 (HealthDay News)
Obtenido del sitio MedlinePlus, en: https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_155016.html
Publicado en nov 7th, 2015.
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