Preparación para la segunda oleada: experiencias obtenidas de los brotes actuales. Pandemia (H1N1) 2009, Nota informativa 9
Ginebra, 28 de agosto de 2009 –
Mediante el monitoreo de los brotes que se producen en diferentes partes del mundo se puede obtener suficiente información para llegar a conclusiones preliminares sobre la posible evolución de la pandemia de influenza en los próximos meses.
La OMS recomienda a los países del hemisferio norte que se preparen para una segunda oleada de propagación de la pandemia. Los países con clima tropical, a los que el virus pandémico llegó después que al resto de las regiones, también deben prepararse para un incremento del número de casos.
Los países de zonas templadas del hemisferio sur deben mantenerse vigilantes. La experiencia ha demostrado que pueden seguir apareciendo “puntos calientes” localizados de transmisión creciente, incluso después que la pandemia haya alcanzado su nivel máximo a nivel nacional.
El H1N1 es en la actualidad la cepa viral dominante
Evidencias de lo ocurrido en numerosos sitios de brotes muestran que el virus pandémico H1N1 se ha establecido rápidamente y es en la actualidad la cepa dominante de la influenza en la mayoría de las regiones del mundo. La pandemia se mantendrá activa en los próximos meses, y el virus seguirá propagándose entre las poblaciones susceptibles.
Un minucioso monitoreo llevado a cabo por una red de laboratorios de la OMS comprobó que los virus de todos los brotes han permanecido prácticamente idénticos. Los estudios realizados no han detectado ninguna señal de que el virus haya mutado para adoptar una forma más virulenta o letal.
Además, el cuadro clínico de la influenza pandémica es notablemente uniforme en todos los países. La inmensa mayoría de los pacientes siguen teniendo síntomas moderados. Aunque el virus es capaz de provocar una enfermedad severa y hasta mortal, incluso en personas jóvenes y saludables, la cifra de tales casos se mantiene baja.
Un gran número de personas son susceptibles a la infección
Si bien esas tendencias son estimulantes, un gran número de personas de todos los países siguen siendo susceptibles a la infección. Incluso si continuara el actual patrón de enfermedad generalmente moderada, el impacto de la pandemia podría ser peor durante la segunda oleada, ya que se infectaría un número mayor de personas.
Es probable que la carga más urgente que deban asumir los servicios de salud provenga del número mayor de pacientes severamente enfermos que requerirán atención intensiva, lo que podría exceder la capacidad de las unidades de cuidados intensivos y posiblemente afectar la atención a otras enfermedades.
Monitoreo de la resistencia a los medicamentos
Hasta el momento se han detectado muy pocos virus pandémicos resistentes al oseltamivir a nivel mundial, a pesar de que se han administrado muchos millones de ciclos de tratamiento con antivirales. Todos esos casos han sido investigados exhaustivamente, y hasta la fecha no se ha documentado la transmisión a otras personas de ningún virus resistente a los medicamentos. Continúa el monitoreo intensivo, también mediante la red de laboratorios de la OMS.
No es igual a la influenza estacional
Las evidencias actuales apuntan a algunas diferencias importantes entre los patrones de enfermedad reportados durante la pandemia y los observados durante las epidemias estacionales de influenza. Los grupos de edades afectados por la pandemia son en general más jóvenes. Esto se aplica a los más frecuentemente infectados, y especialmente a los que padecen formas severas o mortales de la enfermedad. Hasta la fecha, los casos más severos y las muertes han ocurrido en adultos menores de 50 años; las muertes de ancianos han sido relativamente raras. Esa distribución de edades es muy diferente a la de la influenza estacional, en la que alrededor del 90% de los casos severos y mortales se producen entre personas de 65 años o más.
Insuficiencia respiratoria severa
Resulta muy significativo que médicos de diversas regiones del mundo estén reportando una forma muy severa de la enfermedad, también entre personas jóvenes y por lo demás sanas, la que raramente se observa durante las infecciones por influenza estacional. En esos pacientes, el virus infecta directamente los pulmones, causando una insuficiencia respiratoria severa. Para poder salvar esas vidas se requiere una atención altamente especializada y rigurosa en unidades de cuidados intensivos, generalmente con estancias largas y costosas. Para algunos países del hemisferio sur, la necesidad de cuidados intensivos durante la temporada invernal es la mayor carga a que se ven sometidos los servicios de salud. Según informes de algunas ciudades de esos países, cerca del 15 por ciento de los casos hospitalizados han requerido cuidados intensivos.
Las medidas de preparación deben tener en cuenta ese incremento de la demanda de cuidados intensivos, los que podrían colapsar ante un aumento repentino del número de casos severos.
Grupos vulnerables
El aumento del riesgo durante el embarazo ha sido bien documentado en todos los países. Ese riesgo superior cobra aún más importancia en el caso de un virus que, como éste, infecta preferiblemente a los grupos de edad más jóvenes.
Los datos siguen mostrando que determinados padecimientos aumentan el riesgo de formas severas o mortales de la enfermedad. Entre tales padecimientos están las enfermedades respiratorias, sobre todo el asma, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y la inmunosupresión.
Al prever el impacto de la pandemia a medida que más personas se infectan, los funcionarios de la salud deben tener en cuenta que esas enfermedades predisponentes se han hecho mucho más frecuentes en las últimas décadas, con lo que aumenta la cifra de personas vulnerables.
La obesidad, con frecuencia presente en los casos severos y mortales, es en la actualidad una epidemia mundial. Según cálculos de la OMS, a nivel mundial más de 230 millones de personas padecen de asma, y más de 220 millones son diabéticos.
Además, los padecimientos como el asma y la diabetes normalmente no se consideran enfermedades mortales, sobre todo en los niños y los jóvenes. La muerte de personas jóvenes por esas enfermedades, precipitada por la infección con el virus H1N1, puede ser una nueva arista del impacto de la pandemia.
Mayor riesgo de hospitalización y muerte
Algunos estudios iniciales muestran un mayor riesgo de hospitalización y muerte en determinados subgrupos, entre ellos grupos minoritarios y poblaciones indígenas. Según algunos de esos estudios, el riesgo de esos grupos es cuatro a cinco veces mayor que el de la población general.
Si bien los motivos no se comprenden totalmente, una posible explicación es que en esos grupos el nivel de vida y el estado general de salud son inferiores, y que existe una alta prevalencia de enfermedades como el asma, la diabetes y la hipertensión.
Implicaciones para el mundo en desarrollo
Es probable que la pertinencia de algunos hallazgos se haga mayor a medida que la pandemia de propague en el mundo en desarrollo, donde millones de personas viven en condiciones de pobreza y tienen numerosos problemas de salud y poco acceso a la atención médica básica.
Como una gran parte de los datos actuales sobre la pandemia proviene de países ricos o de ingresos medios, es necesario observar muy cuidadosamente la evolución de la situación en los países en desarrollo. El mismo virus que provoca una alteración manejable en un país rico podría tener un efecto devastador en muchas regiones del mundo en desarrollo.
Coinfección con el VIH
La pandemia de influenza de 2009 es la primera que ocurre desde el surgimiento del VIH/SIDA. Datos iniciales provenientes de dos países sugieren que las personas coinfectadas con H1N1 y VIH no tienen un riesgo mayor de contraer una forma severa o mortal de la enfermedad, ya que esos pacientes reciben terapia antirretroviral. En la mayoría de esos pacientes, la enfermedad causada por el H1N1 ha sido moderada, y la recuperación total.
Si esos hallazgos preliminares se confirman, será una noticia tranquilizadora para los países donde la infección con el VIH es prevalente y la cobertura del tratamiento con medicamentos antirretrovirales es amplia.
Según los cálculos actuales, alrededor de 33 millones de personas viven con VIH/SIDA en el mundo. De ellos, la OMS calcula que unos 4 millones estaban recibiendo terapia antirretroviral a fines de 2008.
Fuente: WHO | Preparing for the second wave: lessons from current outbreaks. Disponible en: http://www.who.int/csr/disease/swineflu/notes/h1n1_second_wave_20090828/en/index.html [Accedido Agosto 28, 2009]
Publicado: ago 28th, 2009.