Alrededor del 30 por ciento de los estadounidenses tiene presión arterial alta, una cifra que no ha cambiado en los últimos 10 años, pero ahora muchas más personas conocen su condición y se están haciendo tratar, informaron investigadores del Gobierno.
Cerca del 30 por ciento de los estadounidenses presentan hipertensión, lo que se define por una presión sistólica o número “mayor” de la lectura por encima de 140 y diastólica o cifra “menor” en 90 ó más, según datos recopilados por expertos del Centro Nacional de Estadísticas de la Salud de Estados Unidos.
La cantidad de pacientes no ha cambiado desde 1999 y los porcentajes se mantuvieron estables entre los hombres y las mujeres, de todas las edades, tanto blancos como negros no hispanos y estadounidenses de origen mexicano.
Pero otros resultados del estudio señalan que entre 1999 y el 2000 el 69,6 por ciento de los adultos estadounidenses con presión arterial elevada sabía sobre su condición, mientras que en el 2008 más del 80 por ciento estaba al tanto de ella.
Asimismo, en el 2008 casi el 74 por ciento de los pacientes con hipertensión tomaba medicación para tratarla, una cifra superior al 60 por ciento que se sometía a terapia en 1999-2000.
Por otra parte, más del 48 por ciento de los adultos con presión elevada la tiene bajo control en la actualidad, comparado con el 30 por ciento previo.
Las estadísticas se tomaron del Sondeo Nacional de Examen de Salud y Nutrición, un cuestionario y control físico extenso sobre más de 9.000 personas.
(Fuente: Reuters. Enviada por la Lic. Ada B. Ruiz)
Se realizó un estudio descriptivo a pacientes hipertensos y diabéticos que acudieron a consulta médica de atención primaria por cualquier motivo. Fue realizado en Centros de Atención Primaria de todo el territorio nacional(en España). Se incluyeron 1.588 pacientes. Se les determinó la presión arterial (PA), peso, talla, perímetro de cintura, analítica completa y tratamiento.
Se encontró en estos que la edad media de la muestra fue de 62,7±10,4 años. Los fármacos más utilizados para el control de la diabetes fueron las biguanidas en 1.016 pacientes (64,1%) y las sulfonilureas en 841 pacientes (53,1%). Respecto a la hipertensión arterial los fármacos más utilizados fueron los diuréticos en 817 pacientes (51,5%) y los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina en 823 pacientes (51,9%). Respecto al grado de control de los pacientes, la hemoglobina glicosilada estaba en niveles aceptables (<7%) en el 40,3% de la muestra y la PA estaba controlada (PA< 130/80mmHg) en el 6,7% de los pacientes estudiados. El LDL-colesterol era inferior a 100mg/dl en el 16,5% de los pacientes.
Se concluyó que gran parte de los hipertensos diabéticos están insuficientemente controlados.
(Fuente: Revista Hipertensión)
Persistently high blood pressure, or hypertension, may spell worse heart trouble for black children under the age of 13 than for other children of the same ages, according to research led by scientists at Johns Hopkins Children’s Center and published in the November issue of Pediatrics.
The study analyzed data from 184 children and young adults, 45 of them black, ages 3 to 20, treated at three hospitals for primary hypertension.
Black children were, overall, more prone to left-ventricular hypertrophy (LVH), a dangerous thickening of the heart muscle, one of hypertension’s earliest, most insidious and most common complications, and the difference was particularly pronounced in those younger than 13 years of age, the researchers report.
“The bottom line is to monitor carefully and treat early all children with hypertension because they are all at risk, but pediatricians should also keep in mind that African-American patients may develop worse complications or develop them sooner,” says lead investigator Tammy Brady, M.D. M.H.S., a kidney specialist at Hopkins Children’s.
Using a special monitor that automatically takes a child’s blood pressure every 20-30 minutes over 24 hours, the researchers found that black teenagers had more severe hypertension than teens from other races. Not only did black teens have higher blood pressure overall, but their blood pressures remained in the dangerously hypertensive range for longer periods compared to other children. Thus, in black teens, 57 percent of the readings for systolic blood pressure (top number) recorded over 24 hours were dangerously elevated compared to 41 percent for other teens. Nearly 30 percent of the diastolic pressure (bottom number) measurements during 24 hours were abnormally high in black teens, compared to 19 percent in teens form other races.
While the difference in hypertension severity was absent in those under 13, younger black children had higher rates of obesity and overweight (96 percent) than other races (74 percent) and were more likely to have abnormally higher levels of renin, the blood-pressure-regulating hormone produced by the kidneys (8.7 nanograms per milliliter of blood per hour) than other children (3.6). They were more than twice as likely to have thickening of the heart muscle (56 percent) than children of other races (26 percent).
The racial differences in renin levels and LVH disappeared in those 13 years of age or older, a finding potentially due to the higher overweight and obesity among the younger children, the researchers say.
While establishing clear racial differences among children with hypertension, the study findings underscore the need for early diagnosis and prompt treatment of high blood pressure in all children, regardless of race and age. Indeed, more than half of the children in the study were either overweight or obese and more than one-third had heart-muscle abnormalities.
The study did not explore the reasons behind these racial differences, but the researchers hypothesize that they may be related to biological variations, diet, access to healthcare and low birth weight, which is more common in African-Americans and is a well-known risk factor for hypertension.
A single episode of high blood pressure is not necessarily hypertension, but investigators say that all children with one episode of high blood pressure during a visit to the doctor should be monitored. Clinically important hypertension is defined as elevated blood pressure on three consecutive visits. Normal blood pressure values for adults are 120/80 and under, but normal values in children vary by age, gender and height.
All children diagnosed with hypertension should be referred to a kidney specialist and have an ultrasound to check the heart muscle thickness and function.
More than 4 million children in the United States are estimated to have hypertension, a number that has increased five-fold over the last 30 years, likely because of growing obesity in children, among other factors, the researchers say.
The research was funded by the American Society of Nephrology, the National Kidney Foundation and the Thomas Wilson Sanitarium for the Children of Baltimore City.
(Fuente: healthcanal.com)
Sesenta y dos por ciento (3,2 millones) de las 5,2 millones de muertes en las Américas en el 2004 las causaron enfermedades crónicas (en particular, enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas y diabetes) superando el promedio mundial de 60,2%.
La mayoría de estas defunciones son prematuras (es decir, menos de 70 años de edad), repercutiendo en la productividad y el desarrollo nacional.
Empero, el daño generado es mayor. Al causar discapacidades y disminuir la calidad de vida, las enfermedades crónicas también implican una prolongada carga para quienes las sufren y para sus familias, aunque a menudo esto se pasa por alto.
Así, hay una estrecha asociación entre las enfermedades crónicas no transmisibles y la pobreza, por su catastrófica repercusión económica en los pacientes y sus familias y por la elevada carga que representan para los sistemas de atención de salud.
Américas 2008.
Distribución de las causas amplias de muerte por grupos de países según los Ingresos. Análisis de la distribución de defunciones entre grupos de países según ingresos, destacando las disparidades en la pauta de distribución de la mortalidad entre los países pobres, promedios y ricos de la Región de las Américas.
En color naranja aparecen las enfermedades crónicas no transmisibles.
[ Américas 2008 (OPS/OMS).
La situación empeorará antes de que pueda mejorar.
Debido a cambios demográficos, sociales y económicos y a la transformación de los perfiles epidemiológicos y nutricionales de nuestros países, la proporción de defunciones atribuibles a las enfermedades crónicas probablemente aumentará durante los próximos años.
La hipertensión y el consumo de tabaco encabezan la lista de factores de riesgo de enfermedades crónicas, mientras que el sobrepeso y la obesidad constituyen un problema creciente en las Américas. Para fines de este año, el número de personas obesas de 15 o más años de edad habrá aumentado de 139 millones a 289 millones (de 25% a 39% de la población), en apenas cinco años.
Se estima que actualmente hay 145 millones de fumadores en la región.
Afortunadamente, tenemos intervenciones de comprobada eficacia para abordar el reto de las enfermedades crónicas.
Tras considerar la eficacia, costo, aceptabilidad y factibilidad de algunas intervenciones, la OMS concluyó que, en los países de ingresos medianos y bajos, se podrían prevenir 40% de las muertes debidas a enfermedades crónicas poniendo en práctica una estrategia de reducción de la sal y los cuatro elementos del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS. Esto tendría un costo anual, por persona, inferior a US$ 0,40 en los países de ingresos bajos y medianos más bajos, y de US$ 0,50 a 1,00 en los países de ingresos medianos más altos (dólares de 2005).
Esas medidas salvarían 1.280.000 vidas cada año en nuestra región, medio millón de ellas mediante el control del consumo de tabaco. Indigna que las empresas tabacaleras, persiguiendo ciegamente ganancias a corto plazo, estén demandando a países que, como Uruguay y otras naciones, solo tratan de proteger la salud y la vida de sus ciudadanos.
Por eso, el 50o Consejo Directivo de la OPS expresó el 29 de septiembre su solidaridad con Uruguay e instó a los Estados Miembros a “que se opongan a los intentos por parte de la industria tabacalera o de sus grupos aliados de interferir, demorar, obstaculizar o impedir la implementación de las medidas de salud pública orientadas a proteger a la población de las consecuencias del consumo de tabaco y de la exposición al humo de tabaco ajeno”.
Esta acción generó amplio apoyo al país por parte de organizaciones no gubernamentales interesadas de todo el mundo.
La Cumbre de los Jefes de Gobierno de la Comunidad del Caribe sobre las Enfermedades Crónicas no Transmisibles, celebrada en Trinidad y Tabago en septiembre de 2007, fue la primera en declarar la guerra. El Secretario General de las Naciones Unidas ha anunciado la realización de una Cumbre de las Naciones Unidas sobre este tema el próximo año, que incluirá medidas concernientes a factores de riesgo como los regímenes alimentarios no saludables y la inactividad física, el consumo de tabaco y alcohol, y la planificación y el transporte urbanos.
Existe una sólida alianza entre gobiernos, organizaciones no gubernamentales, religiosas, profesionales, de pacientes y de la sociedad civil, el sector privado y la industria, comprometidas a colaborar en frenar la pandemia de enfermedades crónicas.
No importa cuán ardua sea la batalla para lograr un mundo sin tabaco, seguiremos combatiendo frontalmente todos los factores de riesgo de enfermedades crónicas que afectan nuestro desarrollo e implican una pesada carga para las familias de las Américas.
Mirta Roses Periago. Directora de la Organización Panamericana de la Salud.
(Fuente: OPS)
Pruebas sanguíneas de la hormona renina, reguladora de la presión, ayudarían a los médicos a decidir qué fármacos deberían tomar sus pacientes para controlar la condición, informaron investigadores.
El equipo de expertos señaló que un desajuste entre los medicamentos y las características de los pacientes podría explicar por qué muchas personas no se benefician de los tratamientos antihipertensivos, y añadió que las pruebas para medir los niveles de renina serían útiles.
“El enfoque único para todos los pacientes debe abandonarse”, dijo el doctor Curt Furberg, de la Escuela de Medicina de la Universidad Wake Forest, en Carolina del Norte, quien escribió un comentario sobre los estudios publicados en la American Journal of Hypertension.
Actualmente, menos de la mitad de los pacientes obtienen buenos resultados cuando consumen sólo un fármaco para la presión y muchos deben tomar más de uno para mantenerla bajo control.
Furberg manifestó que los investigadores saben desde hace mucho tiempo que los pacientes responden de manera distinta a los diferentes medicamentos contra la hipertensión, aunque esto no se traduce en pruebas y estrategias diferenciadas para ayudar a encontrar los mejores tratamientos para cada uno.
Stephen Turner y colegas de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, hallaron que los análisis de sangre que miden la renina, una hormona producida en el riñón, pueden ayudar a guiar a los médicos en la selección de los fármacos para tratar la hipertensión.
Los pacientes que presentaban altos niveles de renina eran más propensos a responder al beta bloqueador común atenolol, y menos proclives a responder al diurético hidroclorotiazida.
Un equipo dirigido por Michael Alderman, del Colegio de Medicina Albert Einstein en Nueva York, halló que algunas personas que toman antihipertensivos presentaban en realidad un aumento en el nivel de lectura superior de la presión. Ese incremento de la presión sistólica era más habitual en las personas con bajos niveles de renina que eran tratadas con un bloqueador del canal de calcio o un inhibidor de la ECA.
Un tercer trabajo, encabezado por Ajay Gupta del Imperial College de Londres, reveló que los negros eran menos propensos que los blancos a responder a los fármacos contra la renina.
Furberg indicó que los resultados sugieren la necesidad de nuevas guías para el tratamiento de la hipertensión, que incorporen pruebas para medir los niveles de renina en los pacientes. Morris Brown, de la Universidad de Cambridge en Gran Bretaña, expresó por su parte en un comentario que quizá sea el momento de considerar la medición de la renina como parte de los controles de rutina sobre la presión arterial.
(Fuente: Reuters)







![Glosario: hipertensión [Hipertensión arterial en la atención primaria de salud. 2009]](http://temas.sld.cu/hipertension/files/2016/04/Glosario-e1541006177950.jpg)



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