Ethnic differences in genetic predisposition to hypertension
Por: Norihiro Kato. Hypertension Research (2012) 35, 574–581.
Genetic, environmental and demographic factors and their interaction determine an individual’s risk for hypertension. Despite considerable efforts to investigate the genetic basis of hypertension, or elevated blood pressure (BP) levels, the inherently complex nature hampered progress in the elucidation of the genes involved and yielded little success until 2009 when two consortia-based meta-analyses of genome-wide association (GWA) studies involving 30?000–40?000 samples in the discovery stage identified a total of 13 independent loci significantly associated with BP in populations of European descent.
Nueva guía para el control de la hipertensión arterial en personas mayores
Los cambios de estilo de vida y el uso de antihipertensivos ayudan a reducir los problemas de salud en personas mayores de 80 años.
Los estadounidenses de edad avanzada están en alto riesgo de presión arterial alta, problemas de salud y de muerte, pero los cambios en el estilo de vida y el uso adecuado de medicamentos pueden reducir estos riesgos, según una guía clínica dada a conocer el lunes por la American Heart Association (AHA) y el Colegio Estadounidense de Cardiología (American College of Cardiology).
“A medida que envejecemos, la presión arterial alta suele formar parte de ese proceso”, señaló una experta, la Dra. Suzanne Steinbaum, cardióloga de prevención del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York. “De hecho, el 78 por ciento de las mujeres y el 64 por ciento de los hombres mayores de 65 años tienen presión arterial alta, lo que puede conducir potencialmente a enfermedades devastadoras como ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardiaca y fibrilación auricular”, señaló.
Según la AHA, entre las personas de 80 años o más, sólo un tercio de los hombres y un cuarto de las mujeres controlan de forma adecuada su presión arterial.
El control de la presión arterial en pacientes de edad avanzada es mucho más rentable que el tratamiento de los problemas cardiacos que se derivan de la hipertensión sin controlar. Sin embargo, muchos médicos no tratan la hipertensión en estos pacientes debido a que les preocupa, que al hacerlo, puedan aumentar su riesgo de muerte, explicó el copresidente del comité de redacción del Colegio Estadounidense de Cardiología y la American Heart Association, el Dr. Wilbert S. Aronow, profesor clínico de medicina del Centro Médico de Westchester y el Colegio Médico de Nueva York.
“El tratamiento de la hipertensión en las personas mayores es particularmente difícil porque en general suelen tener varios problemas de salud y una mayor prevalencia de factores de riesgo cardiovasculares y de eventos cardiacos”, apuntó Aronow en el comunicado de prensa del ACC y la AHA. “También existe la necesidad de una mayor vigilancia para evitar los efectos secundarios relacionados con el tratamiento, tales como alteraciones electrolíticas, insuficiencia renal e hipotensión ortostática (un descenso de la presión arterial).
La finalidad de esta guía clínica es ayudar a los médicos a manejar de manera segura y eficaz la hipertensión en pacientes de edad avanzada. La decisión de redactar esta guía se basó en los resultados publicados en 2008 por el Ensayo sobre hipertensión en personas de edad muy avanzada. Este ensayo de gran tamaño encontró que el tratamiento de la presión arterial alta en personas de 80 años o mayores condujo a un 30 por ciento menos accidentes cerebrovasculares, 23 por ciento menos muertes cardiacas, 64 por ciento menos casos de insuficiencia cardiaca, y un descenso de 21 por ciento en la mortalidad por todas las causas.
Entre las recomendaciones de la guía clínica se encuentran:
•El monitoreo rutinario de la presión arterial, incluida la lectura de la presión arterial mientras el paciente está de pie.
•Los objetivos terapéuticos adecuados son niveles de presión arterial inferiores a 140/90 mm Hg en personas de 65 a 79 años, y una presión arterial sistólica (la cifra superior en una lectura de presión arterial) entre 140 y 145 mm Hg en personas de 80 años o más si lo pueden tolerar.
•El uso de medicamentos, cuando sea apropiado, debe basarse en la eficacia, la tolerancia, la presencia de otros problemas de salud y el costo.
•Al iniciar el tratamiento de medicamentos antihipertensivos, los médicos deben comenzar en general con la dosis más baja y aumentarla gradualmente según la tolerancia del paciente.
•También se debe animar a los pacientes a realizar cambios en el estilo de vida para prevenir y tratar la presión arterial alta.
Steinbaum estuvo de de acuerdo sobre todo con el último punto.
“El estilo de vida podría ser útil en la gestión de la presión arterial alta, mediante ejercicio, un consumo moderado de alcohol, no fumar y el seguimiento de una dieta baja en sal”, señaló.
Los autores del comunicado también señalaron que el alto costo de los medicamentos antihipertensivos es un factor en las bajas tasas de control de la presión arterial en las personas mayores, y los médicos deben hablar sobre esta cuestión con los pacientes.
La declaración, que aparece en los sitios web del ACC y la AHA, se publicará el 17 de mayo en la revista Journal of the American College of Cardiology.
(FUENTE: Suzanne Steinbaum, MD, preventive cardiologist, Lenox Hill HOspital, New York City; American College of Cardiology/American Heart Association, news release, April 25, 2012)
Relation of raw and cooked vegetable consumption to blood pressure: the INTERMAP study
Por: J M Geleijnse. Journal of Human Hypertension (2014) 28, 343–344.
Elevated blood pressure (BP) is the leading cause of premature death and disability worldwide. Individuals are usually characterized as ‘normotensive’ or ‘hypertensive’ based on the cut-off level of 140/90mmHg; however, there is no such thing as a threshold for the effect of BP on disease risk. Already from systolic BP levels of 115?mm?Hg upward, there is a gradual increase in the risk for cardiovascular diseases (CVD) and mortality. Overall, in middle-aged populations, a 2-mm?Hg higher systolic BP is associated with a 6–8% higher risk of stroke and 4–5% higher risk of coronary heart disease.
Por: Jiang He, MD, PhD; Yonghong Zhang, MD, PhD; Tan Xu, MD, PhD; Qi Zhao, MD, PhD; Dali Wang, MD; Chung-Shiuan Chen, MS; Weijun Tong, MD; Changjie Liu, MD; Tian Xu, MD; Zhong Ju, MD; Yanbo Peng, MD; et al. JAMA. 2014;311(5):479-489. doi:10.1001.
Stroke is the second leading cause of death and the leading cause of serious, long-term disability worldwide.1 Clinical trials have documented that lowering blood pressure reduces the risk of stroke in hypertensive and normotensive patients with a history of stroke or transient ischemic attack. Although the benefit of lowering blood pressure for primary and secondary prevention of stroke has been established, the effect of immediate antihypertensive treatment in patients with acute ischemic stroke and elevated blood pressure is uncertain. Elevated blood pressure is common during acute ischemic stroke.
La presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP), que es el tratamiento más prescrito en casos del síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), resultó ser más útil en la reducción de la presión arterial que otros tratamientos como los suplementos de oxígeno nocturno o un tratamiento educativo de control, según un estudio realizado por el Hospital Brigham y de Mujeres de Boston (Estados Unidos) y publicado en “New England Journal of Medicine“.
“Otros estudios que se hicieron previamente demostraron que una disminución de la presión arterial de esta magnitud se asociaba con un 20 % menos de probabilidad de morir de ictus y una reducción del 15 % en mortalidad cardiovascular”, ha explicado Daniel Gottlieb, médico-científico en la Unidad de Trastornos del Sueño y Circadianos del Hospital Brigham y de Mujeres de Boston.
Los investigadores realizaron un ensayo clínico dirigido por cuatro centros médicos con financiación de la Ley de Recuperación y Reinversión estadounidense. Este equipo de científicos estudió a pacientes con enfermedades coronarias o con múltiples factores de riesgo de enfermedad coronaria por la apnea obstructiva del sueño, realizándoles cuestionarios y pruebas del sueño. Además, los investigadores midieron la presión arterial de los sujetos durante 24 horas antes y después del tratamiento, que duró 12 semanas.
En este ensayo participaron 318 pacientes con edades comprendidas entre los 45 y los 75 años, que padecían al menos una apnea obstructiva del sueño moderadamente grave y que habían recibido aleatoriamente educación sobre higiene del sueño y sobre un estilo de vida saludable y además de eso, un tratamiento con CPAP o un tratamiento nocturno con oxígeno.
La CPAP resultó más efectiva en la reducción de la presión arterial que el tratamiento nocturno de oxígeno complementario o el tratamiento educativo de control. Los efectos de la CPAP fueron mejores por la noche, y fueron mayores en la presión arterial diastólica que en la sistólica.
“Este estudio proporciona una oportunidad para desarrollar tratamientos alternativos individualizados”, ha señalado James Kiley, director de la Unidad de Enfermedades Pulmonares, perteneciente al conjunto de Institutos Nacionales de la Salud.
(Fuente:Diario Médico)
Blood pressure variability assessed by home measurements: a systematic review
Por: George S Stergiou, Angeliki Ntineri, Anastasios Kollias, Takayoshi Ohkubo, Yutaka Imai y Gianfranco Parati. Hypertension Research (2014) 37, 565–572.
Accumulating evidence suggests that day-by-day blood pressure (BP) variability assessed using self-measurements by patients at home (HBPV) provides useful information beyond that of average home BP. This systematic review summarizes the current evidence on day-by-day HBPV. A systematic literature search (PubMed) revealed 22 eligible articles. Independent prognostic value of day-by-day HBPV for cardiovascular events and total mortality was demonstrated in two outcome studies, whereas novel indices of variability had minimal or no independent prognostic ability.
Comentarios recientes