Por: Natacha Levi-Marpillat, Isabelle Macquin-Mavier, Anne-Isabelle Tropeano, Gianfranco Parati y Patrick Maison. Hypertension Research (2014) 37, 585–590.
Increased blood pressure variability (BPV) contributes to end-organ damage, cardiovascular events and mortality associated with hypertension. In a cohort of 2780 hypertensive patients treated by either calcium channel blockers (CCBs), diuretics, angiotensin-converting enzyme inhibitors (ACEIs), angiotensin receptor blockers (ARBs) or ß-blockers alone or in combination, we compared indices of short-term BPV according to the different treatments. Short-term BPV was calculated as the standard deviation (s.d.) of 24?h, daytime or nighttime systolic blood pressure and diastolic blood pressure (SBP and DBP).
Ethnic differences in genetic predisposition to hypertension
Por: Norihiro Kato. Hypertension Research (2012) 35, 574–581.
Genetic, environmental and demographic factors and their interaction determine an individual’s risk for hypertension. Despite considerable efforts to investigate the genetic basis of hypertension, or elevated blood pressure (BP) levels, the inherently complex nature hampered progress in the elucidation of the genes involved and yielded little success until 2009 when two consortia-based meta-analyses of genome-wide association (GWA) studies involving 30?000–40?000 samples in the discovery stage identified a total of 13 independent loci significantly associated with BP in populations of European descent.
Nueva guía para el control de la hipertensión arterial en personas mayores
Los cambios de estilo de vida y el uso de antihipertensivos ayudan a reducir los problemas de salud en personas mayores de 80 años.
Los estadounidenses de edad avanzada están en alto riesgo de presión arterial alta, problemas de salud y de muerte, pero los cambios en el estilo de vida y el uso adecuado de medicamentos pueden reducir estos riesgos, según una guía clínica dada a conocer el lunes por la American Heart Association (AHA) y el Colegio Estadounidense de Cardiología (American College of Cardiology).
“A medida que envejecemos, la presión arterial alta suele formar parte de ese proceso”, señaló una experta, la Dra. Suzanne Steinbaum, cardióloga de prevención del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York. “De hecho, el 78 por ciento de las mujeres y el 64 por ciento de los hombres mayores de 65 años tienen presión arterial alta, lo que puede conducir potencialmente a enfermedades devastadoras como ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardiaca y fibrilación auricular”, señaló.
Según la AHA, entre las personas de 80 años o más, sólo un tercio de los hombres y un cuarto de las mujeres controlan de forma adecuada su presión arterial.
El control de la presión arterial en pacientes de edad avanzada es mucho más rentable que el tratamiento de los problemas cardiacos que se derivan de la hipertensión sin controlar. Sin embargo, muchos médicos no tratan la hipertensión en estos pacientes debido a que les preocupa, que al hacerlo, puedan aumentar su riesgo de muerte, explicó el copresidente del comité de redacción del Colegio Estadounidense de Cardiología y la American Heart Association, el Dr. Wilbert S. Aronow, profesor clínico de medicina del Centro Médico de Westchester y el Colegio Médico de Nueva York.
“El tratamiento de la hipertensión en las personas mayores es particularmente difícil porque en general suelen tener varios problemas de salud y una mayor prevalencia de factores de riesgo cardiovasculares y de eventos cardiacos”, apuntó Aronow en el comunicado de prensa del ACC y la AHA. “También existe la necesidad de una mayor vigilancia para evitar los efectos secundarios relacionados con el tratamiento, tales como alteraciones electrolíticas, insuficiencia renal e hipotensión ortostática (un descenso de la presión arterial).
La finalidad de esta guía clínica es ayudar a los médicos a manejar de manera segura y eficaz la hipertensión en pacientes de edad avanzada. La decisión de redactar esta guía se basó en los resultados publicados en 2008 por el Ensayo sobre hipertensión en personas de edad muy avanzada. Este ensayo de gran tamaño encontró que el tratamiento de la presión arterial alta en personas de 80 años o mayores condujo a un 30 por ciento menos accidentes cerebrovasculares, 23 por ciento menos muertes cardiacas, 64 por ciento menos casos de insuficiencia cardiaca, y un descenso de 21 por ciento en la mortalidad por todas las causas.
Entre las recomendaciones de la guía clínica se encuentran:
•El monitoreo rutinario de la presión arterial, incluida la lectura de la presión arterial mientras el paciente está de pie.
•Los objetivos terapéuticos adecuados son niveles de presión arterial inferiores a 140/90 mm Hg en personas de 65 a 79 años, y una presión arterial sistólica (la cifra superior en una lectura de presión arterial) entre 140 y 145 mm Hg en personas de 80 años o más si lo pueden tolerar.
•El uso de medicamentos, cuando sea apropiado, debe basarse en la eficacia, la tolerancia, la presencia de otros problemas de salud y el costo.
•Al iniciar el tratamiento de medicamentos antihipertensivos, los médicos deben comenzar en general con la dosis más baja y aumentarla gradualmente según la tolerancia del paciente.
•También se debe animar a los pacientes a realizar cambios en el estilo de vida para prevenir y tratar la presión arterial alta.
Steinbaum estuvo de de acuerdo sobre todo con el último punto.
“El estilo de vida podría ser útil en la gestión de la presión arterial alta, mediante ejercicio, un consumo moderado de alcohol, no fumar y el seguimiento de una dieta baja en sal”, señaló.
Los autores del comunicado también señalaron que el alto costo de los medicamentos antihipertensivos es un factor en las bajas tasas de control de la presión arterial en las personas mayores, y los médicos deben hablar sobre esta cuestión con los pacientes.
La declaración, que aparece en los sitios web del ACC y la AHA, se publicará el 17 de mayo en la revista Journal of the American College of Cardiology.
(FUENTE: Suzanne Steinbaum, MD, preventive cardiologist, Lenox Hill HOspital, New York City; American College of Cardiology/American Heart Association, news release, April 25, 2012)
Relation of raw and cooked vegetable consumption to blood pressure: the INTERMAP study
Por: J M Geleijnse. Journal of Human Hypertension (2014) 28, 343–344.
Elevated blood pressure (BP) is the leading cause of premature death and disability worldwide. Individuals are usually characterized as ‘normotensive’ or ‘hypertensive’ based on the cut-off level of 140/90mmHg; however, there is no such thing as a threshold for the effect of BP on disease risk. Already from systolic BP levels of 115?mm?Hg upward, there is a gradual increase in the risk for cardiovascular diseases (CVD) and mortality. Overall, in middle-aged populations, a 2-mm?Hg higher systolic BP is associated with a 6–8% higher risk of stroke and 4–5% higher risk of coronary heart disease.
Por: Jiang He, MD, PhD; Yonghong Zhang, MD, PhD; Tan Xu, MD, PhD; Qi Zhao, MD, PhD; Dali Wang, MD; Chung-Shiuan Chen, MS; Weijun Tong, MD; Changjie Liu, MD; Tian Xu, MD; Zhong Ju, MD; Yanbo Peng, MD; et al. JAMA. 2014;311(5):479-489. doi:10.1001.
Stroke is the second leading cause of death and the leading cause of serious, long-term disability worldwide.1 Clinical trials have documented that lowering blood pressure reduces the risk of stroke in hypertensive and normotensive patients with a history of stroke or transient ischemic attack. Although the benefit of lowering blood pressure for primary and secondary prevention of stroke has been established, the effect of immediate antihypertensive treatment in patients with acute ischemic stroke and elevated blood pressure is uncertain. Elevated blood pressure is common during acute ischemic stroke.







![Glosario: hipertensión [Hipertensión arterial en la atención primaria de salud. 2009]](http://temas.sld.cu/hipertension/files/2016/04/Glosario-e1541006177950.jpg)



Comentarios recientes