Por: Teresa Gijón-Condeab, Auxiliadora Gracianib y José R. Banegas. Rev Esp Cardiol. 2014;67:270-6. – Vol. 67 Núm.04 DOI:10.1016.
Se ha publicado recientemente la prevalencia de hipertensión resistente pero no existen estudios específicos sobre su demografía. Este estudio tiene como objetivo analizar la demografía y las características clínicas de la hipertensión resistente en una amplia muestra de pacientes en atención primaria. De cada 4 pacientes con hipertensión resistente, 1 es > 80 años. La hipertensión resistente está asociada a la enfermedad cardiovascular, al varón < 50 años y la mujer > 80. La prevalencia de enfermedad cardiovascular en el anciano con hipertensión resistente es elevada.
Según un nuevo estudio, alrededor de 5.8 millones de adultos estadounidenses quizá ya no tengan que recibir recetas de medicamentos para tratar la hipertensión, de acuerdo con unas directrices recién revisadas.
En febrero, el Octavo Comité Nacional Conjunto publicó unas controversiales directrices que relajaban las metas de la presión arterial en los adultos a partir de los 60 años de 140/90 a 150/90. Las directrices también redujeron las metas de presión arterial para los adultos con diabetes y enfermedad renal.
En este estudio, los investigadores usaron datos recolectados de más de 16,000 estadounidenses entre 2005 y 2010 para evaluar el impacto de las directrices revisadas.
La proporción de adultos considerados elegibles para antihipertensivos se reduciría de alrededor del 41 al 32 por ciento, concluyeron los autores en el estudio publicado en la edición en línea del 29 de marzo de la revista Journal of the American Medical Association y presentado el sábado en la reunión anual del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology) en Washington, D.C.
Los investigadores también dijeron que 13.5 millones de adultos (la mayoría mayores de 60) que se consideraba que tenían una presión arterial mal controlada ahora se considerarían como que tienen una presión arterial gestionada de forma adecuada. Esto incluye a 5.8 millones de adultos que ya no necesitarían pastillas antihipertensivas.
“Las nuevas directrices no abordan si se debe seguir considerando que estos adultos sufren de hipertensión. Pero ya no necesitarían medicamentos para reducir su presión arterial”, apuntó la autora líder del estudio, Ann Marie Navar-Boggan, miembro de cardiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke, en un comunicado de prensa de la Duke.
Uno de cada cuatro adultos mayores de 60 años actualmente recibe tratamiento para la hipertensión, según los investigadores.
“Estos adultos serían elegibles para unos medicamentos para la presión arterial menos intensivos según las nuevas directrices, sobre todo si experimentan efectos secundarios”, apuntó Navar-Boggan. “Pero muchos expertos temen que aumentar los niveles de presión arterial en esos adultos podría resultar nocivo”.
Incluso bajo las nuevas directrices, unos 28 millones de adultos estadounidenses siguen teniendo hipertensión sin controlar, y más de la mitad no recibe tratamiento, lamentó Navar-Boggan, quien anotó que la hipertensión sin controlar es un factor de riesgo del ataque cardiaco y el accidente cerebrovascular.
(FUENTE: Duke Medicine, news release)
Por: Lisa Manning MBChB , Yoichiro Hirakawa MD, Hisatomi Arima PhD, Xia Wang MMed, Prof John Chalmers MD, Prof Jiguang Wang PhD, Prof Richard Lindley MD, Emma Heeley PhD, Candice Delcourt MD, Prof Bruce Neal MD, Prof Pablo Lavados MD, Prof Stephen M Davis MD, Prof Christophe Tzourio MD j k, Prof Yining Huang MD, Prof Christian Stapf MD, Prof Mark Woodward PhD, Prof Peter M Rothwell FMedSci, Prof Thompson G Robinson MD y Prof Craig S Anderson MD. The Lancet Neurology, Volume 13, Issue 4, Pages 364 – 373, April 2014
Stroke is a major cause of premature death and disability. The most serious and least treatable form—acute intracerebral haemorrhage—affects more than 1 million people each year worldwide.1 High blood pressure is a risk factor for stroke, particularly for both incident and recurrent intracerebral haemorrhage, but it also predicts a poor outcome when present in the first 24 h after the onset of intracerebral haemorrhage.2—4 Thus, early intensive control of blood pressure could be a safe and effective treatment for this disorder.5, 6 INTERACT2 showed improved functional outcomes with little risk for patients with intracerebral haemorrhage who received target-driven, early, intensive treatment to reduce blood pressure
Predictors of plasma and urinary catecholamine levels in normotensive and hypertensive men and women
Predictors of plasma and urinary catecholamine levels in normotensive and hypertensive men and women
Por: A R Saxena, B Chamarthi, G H Williams, P N Hopkins y E W Seely. Journal of Human Hypertension (2014) 28, 292–297.
Age, sex, hypertension and dietary sodium are proposed to affect plasma and urinary catecholamines. Yet no prior study has examined the simultaneous effects of these factors within the same study population. So results may have been confounded by factors not determined. We investigate, for the first time, the impact of simultaneously determined predictors of plasma and urinary catecholamines and the relationship of catecholamines with the diagnosis of hypertension. Hypertensive and normotensive subjects (n=308) were studied off antihypertensives in liberal and low sodium balance. 24?h urinary catecholamines (norepinephrine and epinephrine) were measured. Plasma catecholamines were measured supine after overnight fast.
The evidence for treating hypertension in older people with dementia: a systematic review
Por: L C Beishon, J K Harrison, R H Harwood, T G Robinson, J R F Gladman y S P Conroy. Journal of Human Hypertension (2014) 28, 283–287.
Hypertension and dementia commonly co-exist in older people, yet guidance is lacking on how to manage these co-existing conditions. The aim of this systematic review was to assess the evidence for the treatment of hypertension in older people with dementia. Medline, EMBASE, Cochrane Library and the national research register archives were searched. Inclusion criteria were: randomised controlled trial of hypertension treatment, included participants aged 65+ years, participants had a diagnosis of dementia (global cognitive decline for at least 6 months affecting daily function), and the study assessed cognitive outcomes using validated tools.
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