Por: A. Figueroa. Journal of Human Hypertension (2014) 28, 143–144.
Young overweight and obese adults with prehypertension are at increased risk of developing hypertension1 and arterial stiffness (pulse wave velocity, PWV). Moreover, obesity is associated with increased aortic blood pressure (BP) and augmentation index (AIx), two independent predictors of cardiovascular events and all-cause mortality. The increase in aortic systolic BP (SBP) is in part attributed to an increased wave reflection from peripheral arteries to the aorta that causes augmentation of the second systolic peak (P2), leading to a subsequent increase in AIx.
Blood pressure changes after renal denervation at 10 European expert centers
Por: A Persu, Y Jin, M Azizi, M Baelen, S Völz, A Elvan, F Severino, J Rosa, A Adiyaman, F E Fadl Elmula, A Taylor, A Pechère-Bertschi, G Wuerzner, F Jokhaji, T Kahan, J Renkin, M Monge4, P Widimský, L Jacobs, M Burnier, P B Mark, S E Kjeldsen, B Andersson, M Sapoval y J A Staessen, on behalf of the European Network COordinating research on Renal Denervation (ENCOReD). Journal of Human Hypertension (2014) 28, 150–156.
We did a subject-level meta-analysis of the changes (Δ) in blood pressure (BP) observed 3 and 6 months after renal denervation (RDN) at 10 European centers. Recruited patients (n=109; 46.8% women; mean age 58.2 years) had essential hypertension confirmed by ambulatory BP. From baseline to 6 months, treatment score declined slightly from 4.7 to 4.4 drugs per day. Systolic/diastolic BP fell by 17.6/7.1 mm Hg for office BP, and by 5.9/3.5, 6.2/3.4, and 4.4/2.5 mm Hg for 24-h, daytime and nighttime BP (Pless than or equal to0.03 for all). In 47 patients with 3- and 6-month ambulatory measurements, systolic BP did not change between these two time points (Pgreater than or equal to0.08).
Hallan un nuevo mecanismo contra la hipertensión arterial
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) han descubierto que la reducción de los niveles de la proteína GRK2, implicada en el desarrollo de patologías como fallo cardiaco, resistencia a insulina y obesidad, podría ofrecer un tratamiento efectivo contra la hipertensión arterial.
El trabajo, recientemente publicado en la revista Hypertension (doi: 10.1161/HYPERTENSIONAHA.113.01991.) establece ahora que esta proteína juega también un papel relevante en los procesos que desembocan en hipertensión arterial. Concretamente los autores han observado una resistencia al aumento de la presión sanguínea al reducir los niveles de dicha proteína en ratones.
“Los animales con menores niveles de GRK2 son resistentes al aumento en la presión sanguínea producido por infusión de angiotensina II, un modelo experimental que imita los rasgos de la hipertensión arterial observada en humanos”, señalan los autores, para quien el estudio es de particular relevancia dado que ha sido realizado en animales adultos, tratando de reproducir las condiciones en las que es más prevalente en humanos.
La investigación fue llevada a cabo por los grupos que dirigen Mercedes Salaices y Federico Mayor en la Facultad de Medicina la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (centro mixto UAM-CSIC), pertenecientes a la Red de Investigaciones Cardiovasculares (RIC) del Instituto de Investigación Carlos III.
De acuerdo con el trabajo, el efecto beneficioso se produce gracias a la mejora de las capacidades contráctiles, la estructura y las propiedades mecánicas de las arterias. “Después de la infusión de angiotensina II, los animales con menores niveles de GRK2 presentan menor contracción arterial, tienen la pared vascular menos engrosada y menos rígida que los animales controles, lo que indica una mejoría en el daño vascular provocado por angiotensina II”, especifica Cristina Murga, coautora del trabajo e investigadora de la Facultad de Ciencias de la UAM.
El estudio describe además el mecanismo molecular por el cual una reducción de los niveles de GRK2 es capaz de producir resistencia al desarrollo de hipertensión. “Los menores niveles de GRK2 incrementan la disponibilidad de óxido nítrico en los vasos, contribuyendo así a una mayor relajación de las arterias y a una vasodilatación generalizada”, explica Ana Briones, coautora de la publicación e investigadora de la Facultad de Medicina de la UAM.
Según señalan los investigadores este trabajo da sentido a resultados científicos previos que describían cómo los niveles de GRK2 están incrementados en pacientes con hipertensión arterial, y aporta lo que para los propios investigadores constituye “la primera prueba de concepto de que terapias dirigidas a una reducción de los niveles o actividad de GRK2 pueden ofrecer un tratamiento efectivo contra la hipertensión arterial en humanos”.
(Fuente: Boletin al día – EP)
Cinco años de experiencia en consulta especializada de hipertensión arterial complicada (2008-2012)
Por: Dr. Jorge Luis León Álvarez, Dr.C. Manuel Delfín Pérez Caballero y Dr. Guillermo Guerra Ibáñez. Rev cubana med, vol.52, no.4. Ciudad de la Habana, oct-dic. 2013.
La hipertensión arterial (HTA) es un problema de salud mundial, de su control depende en gran parte la disminución de la morbilidad y la mortalidad por enfermedades cardiovasculares (ECV). En los Estados Unidos, según datos de NHANES del 2012, aproximadamente el 30,4 % de los adultos mayores de 18 años padecen de HTA y el 53,5 % de ellos no la tienen controlada.1 Cuba no está exenta de este problema, en la encuesta nacional de factores de riesgo realizada en el 2012, se estimó la padecen el 30,9 % de población mayor de 15 años y el 50,8 % de los hipertensos conocidos no están controlados.
Nocturnal blood pressure and cardiovascular disease: a review of recent advances
Por: Yuichiro Yano y Kazuomi Kario. Hypertension Research (2012) 35, 695–701.
The accurate measurement, prediction and treatment of high blood pressure (BP) are essential issues in the management of hypertension. Ambulatory blood pressure monitoring (ABPM) has been shown to be superior
to clinic BP measurements as ABPM can provide the following important information: (i) the mean BP levels, (ii) the diurnal variation in BP and (iii) the short-term BP variability. Among these parameters, there is increasing evidence that the mean nocturnal BP level is the most sensitive predictor of cardiovascular morbidity and mortality. Furthermore, several studies have shown that less nocturnal BP dipping, defined as less nocturnal BP decline relative to daytime BP, or a high night–day BP ratio was associated with poor prognosis irrespective of the 24-hour BP levels.
Por: Jiang He, MD, PhD, Yonghong Zhang, MD, PhD, Tan Xu, MD, PhD, Qi Zhao, MD, PhD, Dali Wang, MD,; Chung-Shiuan Chen, MS, Weijun Tong, MD, Changjie Liu, MD, Tian Xu, MD, Zhong Ju, MD, Yanbo Peng, MD, Hao Peng, MD1; Qunwei Li, MD8; Deqin Geng, MD9; Jintao Zhang, MD10; Dong Li, MD11; Fengshan Zhang, MD,; Libing Guo, MD, Yingxian Sun, MD, Xuemei Wang, MD, Yong Cui, MD, Yongqiu Li, MD, Dihui Ma, MD, Guang Yang, MD, Yanjun Gao, MD, Xiaodong Yuan, MD, Lydia A. Bazzano, MD, PhD, Jing Chen, MD, MS, for the CATIS Investigators. JAMA, February 5, 2014, Vol 311, No. 5.
Although the benefit of reducing blood pressure for primary and secondary prevention of stroke has been established, the effect of antihypertensive treatment in patients with acute ischemic stroke is uncertain.
To evaluate whether immediate blood pressure reduction in patients with acute ischemic stroke would reduce death and major disability at 14 days or hospital discharge.
The China Antihypertensive Trial in Acute Ischemic Stroke, a single-blind, blinded end-points randomized clinical trial, conducted among 4071 patients with nonthrombolysed ischemic stroke within 48 hours of onset
and elevated systolic blood pressure. Patients were recruited from 26 hospitals across China between August 2009 and May 2013. Primary outcome was a combination of death and major disability (modified Rankin Scale score ≥3) at 14 days or hospital discharge. Among patients with acute ischemic stroke, blood pressure reduction with antihypertensive medications, compared with the absence of hypertensive medication, did not reduce the likelihood of death and major disability at 14 days or hospital discharge.
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