Por: Motonobu Nishimura, Yasuhisa Kato, Tsuyoshi Tanaka, Ryohei Todo, Atsuhito Tone, Kazunori Yamada, Sumire Ootani, Yojiro Kawabe, Hideyuki Yoshizumi y Yoshiharu Hoshiyama. Hypertension Research (2013) 36, 705–710.
The Home Blood Pressure for Diabetic Nephropathy (HBP-DN) study is a prospective cohort study to determine the optimal home blood pressure (HBP) required to improve the prognosis of type 2 diabetic patients with microalbuminuria. The glomerular filtration rate (GFR) is heterogeneous in microalbuminuric diabetic patients. The first step of the HBP-DN study explored the significance of estimating GFR for the identification of patients for whom HBP measurement would be more helpful. [Actualizado: 2 de septiembre de 2013].
Estudios importantes sobre hipertension arterial de Cuba y el mundo
Modernization and hypertension: is the link changing?
Por: Fabio Angeli, Gianpaolo Reboldi y Paolo Verdecchia. Hypertension Research (2013) 36, 676–678.
Worldwide, hypertension is quantitatively the most important risk factor for premature cardiovascular disease, being more common than cigarette smoking, dyslipidemia and diabetes, which are the other major risk factors. Hypertension accounts for an estimated 54% of all strokes and 47% of all ischemic heart disease events globally. Based on a pooled analysis of available national and regional data, Kearney et al.2 reported that the overall prevalence of hypertension in 2000 was estimated to be 26.4% of the world’s population (26.6% male and 26.1% female). They also predicted that the burden of hypertension would increase by 60% to ~1.56 billion in the year 20252. Nevertheless, recent analyses based on existing data from different countries have shown substantial differences in hypertension prevalence.3, 4 Individuals from western societies typically have a higher prevalence of hypertension and higher blood pressure (BP) values than those from other regions of the world, with this difference decreasing as non-westerners adapt to western culture and lifestyle. [Actualizado: 2 de septiembre de 2013].
La Asociación Estadounidense del Corazón define a la hipertensión no controlada como la presión arterial superior 140/90 mm. A su vez, establece que la hipertensión no controlada incluye hipertensión resistente aunque aclara que estos dos conceptos no son sinónimos.
El Journal of Clinical Hypertension publicó una investigación en el que se evaluaron los efectos de amlopdino y valsartán para el tratatamiento de la hipertensión no controlada.
Se trató de un estudio multicéntrico aleatorizado de doble ciego, pacientes cuya presión arterial (PA) no se controlaba con monoterapia se cambiaron directamente a amlodipino/valsartán en dosis de 5/160 mg (n = 443) o 10/160 mg (n = 451).
Después de 16 semanas, se logró el control de la presión arterial (cifras de < 140/90 mmHg o < 130/80 mmHg para los diabéticos) en 72,7% (intervalo de confianza [IC] del 95%: 68,6 a 76,9) de los pacientes que recibieron amlodipino/valsartán en dosis de 5/160 mg y en 74,8% (IC del 95%: 70,8 a 78,9) de los que recibieron amlodipino y valsartán en dosis de 10/160 mg.
Las reducciones crecientes con respecto al inicio en la media de la presión arterial sistólica y diastólica en posición sedente fueron significativamente mayores con la dosis más alta (20,0 ± 0,7 frente a 17,5 ± 0,7 mmHg; p = 0,0003 y 11,6 ± 0,4 frente a 10,4 ± 0,4 mmHg; p = 0,0046).
También se lograron reducciones crecientes de la presión arterial con los dos esquemas independientemente de la monoterapia previa, la gravedad de la hipertensión, los antecedentes de diabetes, el índice de masa corporal y la edad. El edema periférico fue el efecto adverso más frecuente.
El criterio principal de valoración de la eficacia fue la proporción de pacientes en quienes el control de la presión arterial se logró en el punto final del estudio (semana 16). Se definió el control de la presión arterial como una media de presión arterial en posición sedente de < 140/90 mmHg en pacientes no diabéticos y < 130/80 mmHg en diabéticos. El punto final del estudio (semana 16) se definió como el valor en la semana 16 o la última cifra después del inicio que no se pasó por alto (última observación considerada [UOC]).
El criterio secundario de valoración de la eficacia fue la proporción de pacientes en quienes el control de la presión arterial se logró antes de añadir hidroclorotiazida (es decir, en el punto final previo a la hidroclorotiazida [semana 8], definido como el valor en la semana ocho o la UOC en la semana ocho).
Otros criterios secundarios de valoración de la eficacia fueron las tasas de control global de la presión arterial en todas las semanas y las tasas de control de la presión arterial diastólica (< 90 mmHg en pacientes no diabéticos < 80 mmHg en pacientes con diabetes) así como el cambio desde el inicio en la media de presión arterial sistólica y presión arterial diastólica en posición sedente (PASM y PADM, respectivamente) en todas las semanas y puntos finales.
Estos resultados brindan apoyo a las ventajas de la reducción de la presión arterial del tratamiento antihipertensor complementario con amlodipino y valsartán en pacientes con hipertensión no controlada mediante monoterapia previa.
(Fuente: Medcenter Medical News) [Actualizado: 02 de septiembre de 2013].
Del 1ero. de enero al 31 de agosto del 2013
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Por: Hajime Hasegawa, Koichi Kanozawa, Juko Asakura, Kaori Takayanagi, Osamu Komuro, Hiroyuki Fukada, Hidetsugu Tokushima, Hisaya Kogure, Masatoshi Matsuzawa y Tetsuya Mitarai. Hypertension Research (2013) 36, 776–782.
The purpose of this study was to assess the factors affecting the efficacy of combination therapy with losartan and thiazide, with a focus on the significance of salt excretion, via a multicenter observational study. Adult patients with essential hypertension showing therapy resistance to angiotensin receptor blocker (ARB) as a monotherapy or in combination with Ca channel blockers (CCB) were enrolled, and their previously administered ARBs were replaced with the combination tablet containing losartan (50 mg per day) and hydrochlorothiazide (12.5 mg per day). Blood pressure and biochemical parameters were monitored for a year. [Actualizado: 06 septiembre 2013].
Por: Meera Viswanathan, PhD; Carol E. Golin, MD; Christine D. Jones, MD, MS; Mahima Ashok, PhD; Susan J. Blalock, MPH, PhD; Roberta C.M. Wines, MPH; Emmanuel J.L. Coker-Schwimmer, MPH; David L. Rosen, MD, PhD; Priyanka Sista, BA y Kathleen N. Lohr, PhD. Ann Intern Med. 2012;157(11):785-795.
Although many efficacious medical treatments exist, a recent Institute of Medicine report identified a gap between current treatment success rates and those believed to be achievable. This gap has been attributed partly to lack of patient adherence to recommended treatment. Poor medication adherence is common. Studies have consistently shown that 20% to 30% of medication prescriptions are never filled and that approximately 50% of medications for chronic disease are not taken as prescribed. This lack of adherence has dramatic effects on health (5, 7–16). In the United States, it is estimated to cause approximately 125 000 deaths, at least 10% of hospitalizations (5), and a substantial increase in morbidity and mortality. [Actualizado: 06 de septiembre de 2013].
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