Muchos adolescentes hipertensos no obtienen las pruebas necesarias
Muchos adolescentes hipertensos no obtienen las pruebas necesarias
Menos de uno de cada cuatro recibe las pruebas recomendadas para la enfermedad renal y el daño orgánico, halla un estudio
La hipertensión es un creciente problema entre los adolescentes, en parte debido al creciente número de adolescentes obesos, y las directrices federales sugieren llevar a cabo pruebas específicas para diagnosticar los efectos de la afección.
Sin embargo, menos de uno de cada cuatro adolescentes hipertensos recibe las pruebas recomendadas por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI) de EE. UU., halla un nuevo estudio. Por otro lado, alrededor de la mitad de los participantes del estudio recibieron electrocardiogramas (ECG), que no son recomendados para ayudar en el diagnóstico de los niños hipertensos.
“Hallamos que la prueba más comúnmente usada para adolescentes fue el ECG, una prueba no recomendada, y que ambas pruebas recomendadas se usaban con poca frecuencia”, señaló la investigadora, la Dra. Esther Yoon, profesora asistente de pediatría de la Universidad de Michigan, en Ann Arbor.
“En los adolescentes, no se debe tomar la hipertensión a la ligera”, advirtió Yoon. Aumenta el riesgo de enfermedad cardiaca y otros problemas.
El estudio aparece en la edición en línea del 23 de julio de la revista Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine.
Yoon y colegas evaluaron los datos de reclamaciones de 951 adolescentes de Michigan, de 12 a 18 años de edad, que tenían hipertensión y eran pacientes de Medicaid entre 2003 y 2008.
De ellos, 24 por ciento recibieron un ecocardiograma. Esa prueba usa ondas de sonido para examinar el corazón, y se recomienda para ayudar a los médicos a decidir si resulta necesario tratar la hipertensión con medicamentos.
Apenas 22 por ciento, o alrededor de uno de cada cinco, recibieron un ultrasonido de los riñones para determinar si la hipertensión afectaba a esos órganos. Esa prueba también se recomienda a los adolescentes hipertensos.
Sin embargo, la mitad recibió un ECG, aunque las directrices del NHLBI no recomiendan esa prueba para evaluar a los adolescentes hipertensos. Un ECG es una prueba no invasiva que registra la actividad eléctrica del corazón.
Para determinar si un niño tiene hipertensión, un médico compara las cifras de su presión arterial con los números promedio para la edad, el sexo y la estatura del niño, según el NHLBI.
“Hay mucho titubeo”, dijo Yoon. Anotó que tanto médicos como padres podrían justificar una lectura de hipertensión en adolescentes, razonando que quizás estuvieran nerviosos por ver al médico o temporalmente preocupados por algo.
Añadió que los hallazgos ameritan más investigación. Pero sugieren que quizás los médicos desconozcan las directrices, las cuales, señaló Yoon, han estado en vigencia desde 2004, y se han actualizado desde entonces.
“[Se necesita] una mejor educación y capacitación para los médicos, para que comprendan la mejor forma de utilizar estas pruebas diagnósticas en los niños hipertensos”, planteó.
Quizás los médicos usen su juicio clínico para decidir qué pruebas recomendadas usar, comentó la Dra. Sarah de Ferranti, directora de la clínica de cardiología preventiva del Hospital Pediátrico de Boston. Fue coautora de un editorial que acompañó al estudio.
El estudio solo observó los datos de las reclamaciones, comentó. Por eso, el estudio obvia los motivos de los médicos para no realizar ciertas pruebas. Por ejemplo, quizás un adolescente solo tenía hipertensión leve, y el médico decidió probar primero con cambios en el estilo de vida.
Aún así, Yoon y de Ferranti señalaron que los padres pueden tomar muchas medidas para asegurar que si su hijo recibe un diagnóstico de hipertensión, obtenga la mejor atención posible.
Si el pediatra o médico de adolescentes le dice que su hijo tiene hipertensión, pregúntele si hay una causa que se pueda hallar, aconsejó de Ferranti. La obesidad aumenta el riesgo de hipertensión. A veces, una afección médica subyacente, como un problema renal, puede provocarla.
Sin embargo, en muchos casos, se trata de lo que los médicos llaman “hipertensión esencial”, lo que significa que no se puede hallar una causa.
Busque instrucciones sobre cambios en el estilo de vida, planteó de Ferranti. Quizás el pediatra sugiera que ayude a su hijo adolescente a iniciar un programa de ejercicio, a reducir la sal en la dieta o a intentar perder peso.
Si la presión arterial del adolescente es anómalamente alta en una consulta médico, asegúrese de darle seguimiento, enfatizó Yoon. Pregunte al médico cuál es el próximo paso. Esto es especialmente importante, dijo, si hay antecedentes familiares de hipertensión.
El estudio fue financiado por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de EE. UU.
(Fuente: HealthDay)
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