La hipertensión como biomarcador de eficacia en pacientes con carcinoma de células renales metastatizante tratados con sunitinib. [Necesita inscribirse para ver la noticia original]
La hipertensión (HTN) arterial es un efecto de la acción específica del inhibidor de la vía del factor de crecimiento endotelial vascular sunitinib. Valoramos la interrelación de la HTN producida por sunitinib y la eficacia antitumoral así como los efectos adversos relacionados con la hipertensión en pacientes con carcinoma de células renales metastatizante.
Este análisis retrospectivo comprendió los datos combinados de eficacia (n = 544) y tolerabilidad (n = 4917) derivados de cuatro estudios de pacientes con carcinoma de células renales metastatizante que se trataron con 50 mg de sunitinib al día administrados en un esquema de cuatro semanas con fármaco y dos semanas sin fármaco (esquema 4/2). Se midió la tensión arterial (TA) en la clínica en los días uno y 28 de cada ciclo de seis semanas. Se estimó la supervivencia sin avance de la enfermedad (SSAE) y la supervivencia global (SG) utilizando los métodos de Kaplan–Meier; así mismo, se estimaron los cocientes de riesgos instantáneos (CRI) para la supervivencia mediante los modelos de riesgos proporcionales de Cox utilizando la hipertensión como una covariable dependiente del tiempo. Se compararon los resultados en cuanto a eficacia entre los pacientes con y sin hipertensión (TA sistólica [TAS] máxima ≥140 mm Hg o TA diastólica [TAD] ≥90 mm Hg). También se compararon los efectos adversos entre los pacientes con y sin HTN (media de TAS ≥140 mm Hg o media de TAD ≥90 mm Hg). Todos los valores de la p fueron bilaterales.
Resultados. Los pacientes con carcinoma de células renales metastatizante y HTN provocada por sunitinib, definida como la TAS máxima, tuvieron mejores resultados que los que no mostraron HTN provocada por el tratamiento (tasa de respuesta objetiva: 54,8% frente a 8,7%; mediana de SSAE: 12,5 meses; intervalo de confianza [IC] del 95% = 10,9 a 13,7 frente a 2,5 meses; IC del 95% = 2,3 a 3,8 meses; y SG: 30,9 meses; IC del 95% = 27,9 a 33,7 frente a 7,2 meses; IC del 95% = 5,6 a 10,7 meses; p < 0,001 para todos). Se obtuvieron resultados similares cuando se comparó a los pacientes con y sin HTN (definida por la TAD máxima) provocada por sunitinib. En el modelo de riesgos proporcionales de Cox utilizando la HTN como una covariable dependiente del tiempo, la SSAE (CRI de avance de la enfermedad o muerte = 0,603; IC del 95% = 0,451 a 0,805; p < 0,001) y la SG (CRI de muerte = 0,332; IC del 95% = 0,252 a 0,436; p < 0,001) mejoraron en pacientes con HTN (definida por la TAS máxima) provocada por el fármaco; la SG (CRI de muerte = 0,585; IC del 95% = 0,463 a 0,740; p < 0,001) mejoró en pacientes con HTN (definida por una TAS máxima) provocada por el fármaco, pero no así la SSAE. Se observaron escasos efectos adversos cardiovasculares, cerebrovasculares, oculares y renales por cualquier causa. Las tasas de efectos adversos fueron similares entre los pacientes con y sin HTN definida por la media de la TAS; sin embargo, los pacientes hipertensos tuvieron un poco más de efectos adversos renales (5% frente a 3%; p = 0,013).
En los pacientes con carcinoma renal metastatizante, la HTN asociada a sunitinib se relacionó con mejores desenlaces clínicos sin incrementos clínicamente importantes de los efectos adversos relacionados con la HTN, lo que respalda su viabilidad como un biomarcador de eficacia.
Introducción
La hipertensión (HTN) suele acompañar a los inhibidores de la angiogénesis dirigidos a la vía del factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) y al parecer es un efecto generalizado de esta clase de fármacos tales como sunitinib, bevacizumab, sorafenib y axitinib, los cuales representan fármacos de acción molecular específica recién desarrollados para tratar el carcinoma de células renales metastatizante. La HTN se presenta por causas fisiológicas cuando el VEGF estimula la producción de óxido nítrico y prostaciclina en las células endoteliales de los vasos, se inhiben los mecanismos vasodilatadores y se incrementa la resistencia vascular periférica, lo cual da por resultado un aumento de la tensión arterial (TA). Además, hay datos indicativos de que la hipertensión puede deberse a la rarefacción vascular estructural o funcional causada por la inhibición de factores de crecimiento angiógenos. La HTN también puede deberse a una disminución de la tasa de filtrado glomerular y a un incremento de la retención de sodio y agua por el riñón, de un modo similar a la HTN relacionada con la preeclampsia, la cual se ha vinculado a los factores angiógenos solubles producidos por la placenta, tales como el VEGF.
El malato de sunitinib (SUTENT; Pfizer Inc, New York, NY) es un inhibidor de la tirosina cinasa de receptor que se administra por vía oral y que está dirigido específicamente a receptores de VEGF y otras tirosina cinasas de receptores (PDGFR, KIT, FLT-3, CSF-1R y RET). Sunitinib ha sido aprobado en todo el mundo para el tratamiento del carcinoma avanzado de células renales. En un estudio aleatorizado de fase III en el que se valoró el tratamiento de primera opción para el carcinoma de células renales metastatizante sunitinib fue superior a interferón alfa por lo que respecta a la supervivencia sin avance de la enfermedad (SSAE 11 frente a 5 meses; p < 0,001) y una tasa de respuesta objetiva (cociente de oportunidades relativas: 47% frente a 12%; p < 0,001); además, la mediana de la supervivencia global (SG) con sunitinib fue 26,4 frente a 21,9 meses con interferón alfa. Basándose en estos datos, el sunitinib en la actualidad constituye el tratamiento inicial de referencia para los pacientes con carcinoma de células renales avanzado. Sunitinib también se acompañó de una incidencia de 34% de HTN de cualquier grado (incluida una incidencia de HTN de grado 3 de 13%), la cual se comunicó como un efecto adverso en este estudio
Se ha propuesto la HTN provocada por el tratamiento como un biomarcador potencial del efecto clínico de fármacos antiangiógenos. Por ejemplo, en un análisis retrospectivo de múltiples tipos de tumor, demostramos una interrelación entre la presentación de TA diastólica (TAD) de un mínimo de 90 mm Hg y el desenlace clínico en los pacientes (más notablemente en aquellos con carcinoma de células renales metastatizantes) que recibieron el potente y selectivo inhibidor de receptor de VEGF axitinib. Además, el inicio de HTN se ha relacionado con mejores desenlaces clínicos en pacientes tratados con otros fármacos de acción molecular específica, tales como los que recibieron el anticuerpo monoclonal anti–VEGF bevacizumab para tratar múltiples tipos de tumor, entre ellos, carcinoma de células renales avanzado, carcinoma broncopulmonar no microcítico y carcinoma pancreático y colorrectales.
En base a en estas observaciones se llevó a cabo un análisis retrospectivo para valorar si en los pacientes con carcinoma de células renales metastatizante tratados con sunitinib la aparición de HTN se relacionaba con la eficacia antitumoral de este fármaco y la presentación de complicaciones relacionadas con HTN en órganos terminales. A partir de este estudio quisimos determinar si la HTN provocada por sunitinib podía ser un biomarcador de la eficacia sin toxicidad inaceptable. A nuestro entender, el presente estudio representa el análisis retrospectivo más extenso de un inhibidor del receptor de VEGF en una misma enfermedad. Los datos sobre eficacia y tolerabilidad fueron combinados de tres ensayos clínicos sobre el sunitinib como fármaco individual, en tanto que el análisis de la toxicidad también comprendió datos de un protocolo de acceso expandido que incorporó más de 4000 pacientes.
(Fuente Medscape)
Un estudio halla que el potasio mejora la salud del corazón, y la sal la daña
Señalan que la combinación de mucho sodio y poco potasio es un ‘golpe doble’ para el riesgo cardiovascular Demasiada sal y muy poco potasio en la dieta podrían aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular y muerte, muestra un estudio reciente.
Estudios anteriores habían hallado una asociación entre la hipertensión, los niveles altos de consumo de sal y los niveles bajos de ingesta de potasio. La combinación de mucha sal (que a veces se conoce como sodio) y poco potasio parece conllevar un riesgo más potente de enfermedad cardiovascular y muerte que cada mineral por sí mismo, apuntaron los autores del estudio.
“La combinación de mucho sodio y poco potasio realmente es un doble golpe para el riesgo cardiovascular y la mortalidad”, apuntó el investigador líder, el Dr. Frank B. Hu, profesor de medicina de la Facultad de medicina de la Harvard.
Aunque el sodio y el potasio actúan de forma independiente, los niveles altos de potasio pueden contrarrestar parte del efecto del sodio alto, aseguró Hu. “Pero los efectos adversos del exceso de sodio no pueden compensarse por completo con una dieta rica en potasio”, advirtió.
Para el estudio, que aparece en la edición del 11 de julio de la revista Archives of Internal Medicine, el equipo de Hu recolectó datos sobre 12,267 personas que participaron en el Archivo de mortalidad relacionada con la tercera Encuesta nacional de examen de la salud y la nutrición, de 1988 a 2006. Además de los datos sobre la mortalidad, esta encuesta contiene información sobre la dieta.
Para averiguar el papel de la sal y el potasio en el riesgo de muerte y enfermedad cardiovascular, los investigadores observaron los niveles de esos minerales y la proporción entre ellos. Durante un seguimiento promedio de 14.8 años, 2,270 personas murieron. De ellos, 825 murieron de enfermedad cardiovascular (que incluye el accidente cerebrovascular) y 443 de enfermedad cardiaca.
Tras tomar en cuenta variables como el sexo, la raza y la etnia, el peso, la hipertensión, la educación y la actividad física, el grupo de Hu halló que una ingesta alta de sal se asociaba con un aumento de 20 por ciento en el riesgo de muerte, mientras que una alta ingesta de potasio se asociaba con una reducción del 20 por ciento en el riesgo de muerte.
Además, un consumo alto de sal junto con una baja ingesta de potasio fue un factor de riesgo significativo de enfermedad cardiovascular y cardiaca, añadieron los investigadores.
“Debemos seguir reduciendo la cantidad de sodio de la dieta, sobre todo en los alimentos procesados”, dijo Hu. “También debemos fomentar un consumo alto de potasio, sobre todo de frutas y verduras”, añadió. “Ambas cosas deben ir juntas”.
Aunque el estudio halló una relación entre la enfermedad cardiaca y los dos minerales, no probó causalidad.
En un comentario sobre el estudio, Lona Sandon, profesora asistente de nutrición clínica del Centro Médico de la Universidad Texas Southwestern en Dallas, dijo que “los hallazgos no me sorprenden”.
Hace años se conocen los beneficios del potasio para contrarrestar los efectos de la sal y controlar la hipertensión, pero se les presta poca atención, lamentó Sandon. “En la literatura de investigación anterior ha habido pistas de que la proporción entre ambos podría ser más importante que los nutrientes individuales”, dijo.
Las dietas ricas en frutas y verduras se asocian con una mejor salud cardiaca, señaló Sandon. “Las frutas y verduras son la mejor fuente natural de potasio, y son naturalmente bajas en sodio”, explicó.
“Concurro con los autores en que se debe dar más énfasis a la importancia de consumir más potasio y reducir la ingesta de sodio”, enfatizó Sandon.
“La dieta DASH (por la sigla en inglés de métodos dietéticos para reducir la hipertensión) hace justo eso, y ya hace tiempo que se conoce”, afirmó. “Anima a la gente a comer más alimentos ricos en potasio (frutas, verduras y lácteos bajos en grasa) y a comer menos alimentos llenos de sodio”.
Sandon anotó que esto concuerda con las Directrices dietéticas para los estadounidenses de 2010, que animan a una mayor ingesta de frutas y verduras y a reducir la ingesta de alimentos ricos en sodio.
Esas directrices recomiendan que los estadounidenses limiten su ingesta diaria de sal a menos de 2,300 miligramos (alrededor de una cucharadita) para la mayoría de personas, y a menos de 1,500 miligramos para las personas mayores de 51 años, todos los negros y las que sufren de hipertensión, diabetes o enfermedad renal crónica, independientemente de la edad.
(Fuente diariosalud.net)
La falta de sueño aumenta el riesgo de hipertensión
Una falta de sueño de ondas lentas (SVS, en sus siglas en inglés) es un excelente predictor de la hipertensión en varones de avanzada edad, según un estudio publicado en Hypertension: Journal of the American Heart Association.
El SWS es una etapa del sueño caracterizada por un movimiento no rápido de los ojos. Un grupo de investigadores encabezado por Susan Redline y Peter Farrel, del departamento of Medicine at Brigham and Women´s Hospital and Beth Israel Deaconess Medical Center, Harvard Medical School de Boston, han llevado a cabo un estudio sobre los trastornos del sueño en varones ancianos, en que descubrieron que la falta de sueño aumentaba en un 80 por ciento las posibilidades de padecer hipertensión.
“Nuestro estudio muestra por primera vez que la mala calidad del sueño aumenta el riesgo de hipertensión, un efecto que parece ser independiente de las pausas respiratorias producidas durante el sueño”, afirman Redline y Farrell.
784 hombres con un promedio de 75 años, un índice de masa corporal media de 26,4 kg/m2 y procedentes de 6 regiones representativas de Estados Unidos y no diagnosticados con hipertensión fueron estudiados en sus casas mediante la polismnografía que medía la actividad de las ondas cerebrales durante las dos etapas del sueño: fase REM y fase no REM, a la vez que se medían los trastornos respiratorios y el nivel de oxígeno durante el sueño. Los investigadores midieron una amplia gama de los indicadores del sueño tales como la frecuencia delas alteraciones en la respiración, la duración de cada fase del sueño, el número de despertares nocturnos y la duración del sueño.
Los resultados demuestran que aquellos hombres que pasan menos del cuatro por ciento del sueño en SWS presentan más posibilidades de padecer hipertensión arterial en los 3,4 años siguientes, lo que duró el estudio. Es decir, que la mala calidad del sueño está relacionada con mayores posibilidades de hipertensión, independientemente de otros aspectos.
El sueño de ondas lentas tiene implicaciones en el aprendizaje, de memoria, de funciones psicológicas y el sistema nervioso. El sueño, la dieta y la actividad física son determinantes para una buena salud, incluida la salud del corazón y el control de la presión sanguínea. A pesar de que las personas mayores presentan falta de sueño, nuestro estudio muestra que no es una condición benigna. La mala calidad del sueño puede ser útil para prevenir enfermedades”, concluyen los autores.
(Fuente: diariomedico.net)
Prioridades para la salud cardiovascular en las Américas. Mensaje clave para los decisores. Organización Panamericana de la Salud 2011.
Este documento realiza un resumen de las prioridades de la salud cardiovascular, es el resultado de un proceso de consulta de largo alcance centrado en la prevención a nivel poblacional, el riesgo integrado y el control de las enfermedades, así como en la organización de los servicios de salud. Las prioridades han sido agrupadas alrededor de las cuatro líneas de acción de la Estrategia Regional:
a) políticas públicas
b) vigilancia
c) promoción de salud y prevención de enfermedades y
d) control integrado de las enfermedades crónicas y de sus factores de riesgo.
Por: Piñol, C., Alegría, E. y Langham, S. Hipertensión y Riesgo Vascular. Volumen 28, Número 04, Julio 2011 – Agosto 2011.
Los pacientes con síndrome metabólico representan casi la cuarta parte de la población hipertensa, pero generan casi la mitad de los costes. La carga económica probablemente se incrementará en el futuro por el envejecimiento de la población y el aumento de la prevalencia de los componentes del síndrome metabólico.







![Glosario: hipertensión [Hipertensión arterial en la atención primaria de salud. 2009]](http://temas.sld.cu/hipertension/files/2016/04/Glosario-e1541006177950.jpg)



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