Obesidad: Nuevo índice para calcular la adiposidad corporal
La fórmula más común para calcular la obesidad de un individuo es el índice de masa corporal (IMC). Esta medida, que se obtiene al dividir el peso (en kilogramos) por la altura al cuadrado (en metros), permite evaluar la cantidad de grasa corporal que tiene almacenado un organismo teniendo en cuenta sus dimensiones.
Fue ideada en el siglo XIX por el belga Jacques Quetelet y ha sobrevivido hasta nuestros días como la mejor forma de evaluar los kilos de más, pese a que tiene algunas limitaciones, como el hecho de que no es útil en personas muy fibrosas -como los atletas- y tampoco puede utilizarse en todos los grupos étnicos. Con la intención de suplir estas carencias, un equipo multidisciplinario ha diseñado una fórmula alternativa -el índice de adiposidad corporal (IAC)- que, aseguran, refleja de una forma mucho más precisa el porcentaje de grasa acumulada y es útil tanto en hombres como en mujeres de distintas razas.
Lo más llamativo de esta nueva medida es que hace innecesaria la báscula. Según la propuesta, tan sólo es necesario saber el diámetro de cadera y la altura de un individuo para calcular su grado de obesidad. En concreto, el IAC se calcula dividiendo la primera medida por la segunda elevada a la 1,5 potencia, una cifra a la que debe restársele 18. “Uno de las resultados más sorprendentes de nuestro estudio es que el porcentaje de adiposidad se puede estimar de forma adecuada sin usar una medición electrónica o mecánica del peso corporal”, explican los autores en la revista Obesity.
El resultado indica el porcentaje de grasa que se acumula en el cuerpo. La ventaja de que solo haga falta una cinta métrica, indican, es que “se podrá realizar un cálculo fiable del nivel de grasa incluso en los entornos más remotos dónde solo los métodos más simples y baratos están disponibles”.
Para diseñar la nueva herramienta, estos científicos examinaron a 1700 estadounidenses de origen mexicano cuya grasa corporal se evaluó a través de densitometría. Este tipo de técnica permite realizar un cálculo preciso de la cantidad y la localización del tejido adiposo; sin embargo, sus características hacen complicada hoy en día su generalización en la práctica clínica. Con estos datos, los investigadores intentaron obtener la misma información a través de la combinación de distintas variables como el peso, la altura, el sexo la edad, o el perímetro abdominal y de cadera.
La citada relación entre la medida de la cadera y la altura parecía ser la fórmula más precisa para evaluar la grasa corporal pero, para estar seguros, los investigadores probaron la herramienta en una segunda muestra de población, esta vez estadounidenses de origen africano. La concordancia de las cifras también fue elevada, por lo que estos autores concluyen que su herramienta puede proponerse como “una nueva medida muy útil”. Pese a su optimismo, estos científicos reconocen que aun debe demostrarse la eficacia de la herramienta en otras poblaciones y como arma predictiva del riesgo cardiovascular.
Para Diego Bellido, endocrinólogo miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERObn), la propuesta de un nuevo índice de medida es muy interesante, pero, antes de lanzar las campanas al vuelo “debe demostrarse su utilidad en otros trabajos”, subraya.
Según este especialista, la aplicación de la herramienta en la práctica clínica no es sencilla ya que “las medidas de la cadera pueden ser muy variables”. “Parece que el perímetro es fácil de calcular, pero lo cierto es que colocar el metro un poco más arriba o más abajo arroja resultados diferentes”, indica. “Hoy en día, aunque tenga algunas limitaciones, el IMC sigue siendo un índice objetivo para la gran mayoría de la población”, concluye.
(Fuente: Revista Finlay)
Entre el 10 y el 15 por ciento de los adolescentes sufre problemas de presión arterial, una realidad que comienza a hacer sus primeros estragos en edades más tempranas, ya que como han destacado los especialistas con motivo del Día Europeo de la Prevención del Riesgo Cardiovascular, que se celebra este lunes, entre el 1,5 y el 3 por ciento de la población infantil presenta problemas de este tipo.
Esta realidad guarda una relación directa según la presidenta de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), Nieves Martell, con el aumento “preocupante” de la tasa de sobrepeso y obesidad en niños y jóvenes.
De hecho, se estima que en las dos últimas décadas obesidad y sobrepeso han aumentado “de forma exponencial” y en la actualidad afecta al 40 por ciento de la población de entre 2 y 24 años. “La obesidad se ha convertido en el principal factor de riesgo cardiovascular, ya que la prevalencia de hipertensión entre niños obesos puede superar el 30 por ciento”.
“La obesidad en la infancia y adolescencia ha sido asociada a un aumento de la hipertensión arterial, perfil lipídico, diabetes tipo 2 y lesiones arteroscleróticas precoces, así como mayor riesgo de obesidad en época adulta con el aumento correspondiente de morbilidad y mortalidad”, añade el especialista de la SEH-LELHA, Alex Roca-Cusachs.
Así lo demuestran estudios realizados en niños, en los que se observa que los menores que presentan persistentemente valores de presión arterial en los límites altos de la normalidad, tienen mayor riesgo de ser hipertensos en la edad adulta pero también más posibilidades de que la HTA sea secundaria a alguna enfermedad, siendo las causas renales las más frecuentes.
DIFICULTAD PARA EL DIAGNÓSTICO PRECOZ
Por todo ello, los especialistas creen que la prevención, basada en la educación sobre hábitos de vida saludables, y la detección precoz son los dos elementos clave, pese a que ellos mismos reconocen que la detección precoz representa “el verdadero problema” al que se enfrentan.
“Los niños con hipertensión conocida acuden a la consulta del especialista donde son establecidos el tratamiento y seguimiento, pero la dificultad la encontramos en el diagnóstico precoz, en establecer una serie de marcadores del riesgo que nos ayuden a identificar a aquellas personas que en épocas precoces de la vida tengan un mayor riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular en la edad adulta”, admite Roca-Cusachs.
“Por tanto, -prosigue el experto- debemos empezar a adoptar una serie de medidas antes de que la hipertensión se establezca. Si la tratamos de manera establecida, estamos llegando tarde. De esta forma, hay que intervenir precozmente para conseguir una mejora de la calidad de vida a largo plazo”.
Por su parte, la presidenta de SEH-LELHA destaca la necesidad de necesidad de “integrar” la actividad física como un hábito de vida diario, junto a una educación alimentaria desde edades tempranas, encaminada a enseñar a los niños a comer bien.
“La educación en salud es uno de los principales temas que deben conocer y manejar los jóvenes de hoy, por ello creemos que la vía más adecuada para hacerles llegar esta información es transmitirla in situ en los centros educativos. Con este fin, hemos diseñado unos materiales con un carácter joven y actual que nos permita acercar la salud y los beneficios de seguir una vida cardiosaludable”, afirma Martell.
(Fuente:EUROPA PRESS)
La alimentación correcta es una aliada en la lucha contra la hipertensión arterial. Por ese motivo, especialistas ofrecieron 10 consejos nutricionales destinados a mantener la tensión dentro de los límites normales.
Para comenzar, los expertos de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) recordaron que la sal tiene un rol esencial en la hipertensión , pero no es lo único a tener en cuenta a la hora de cuidar las arterias. Alimentos ricos y nutritivos como las frutas, verduras, productos lácteos descremados, legumbres, nueces, carbohidratos integrales y grasas no saturadas también alejan la hipertensión.
LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL
La presión arterial mide la fuerza que hace la sangre sobre las arterias cuando el corazón la empuja para que circule a lo largo y ancho del cuerpo humano. Esta medición tiene dos números: el alto corresponde al valor obtenido cuando el corazón se contrae y el bajo se presenta cuando este músculo se relaja.
Los valores normales rondan los 120 y 80, y se diagnostica una hipertensión cuando estos índices están la mayoría del tiempo por encima 140 y 90 respectivamente. Es importante controlar la hipertensión mediante fármacos y cambios en el estilo de vida, ya que de otra manera aumenta mucho el riesgo de sufrir graves patologías como problemas cardíacos, accidentes cerebrovasculares, afecciones en la visión y daños en los vasos sanguíneos.
CONSEJOS PARA LA SALUD
Los especialistas de Harvard recomendaron:
1- Comer más pollo, pescado, nueces y legumbres, y menos carne roja
2- Elegir productos lácteos descremados o sin grasa
3- Comer pan, pasta y otros carbohidratos preparados con granos integrales en vez de harina blanca refinada
4- Consumir fruta en vez de jugos de frutas
5- Usar grasas no saturadas como el aceite de oliva, de canola, soja o maíz, en vez de manteca
6- Es mejor comer alimentos frescos y congelados en vez de en lata o procesados
7- Siempre intentar comer alimentos bajos en sodio. La sal se puede reemplazar con hierbas, condimentos, vinagre y otros tipos de condimentos
8- No saltearse comidas e intentar que un tercio de las calorías del día estén en el desayuno
9- Para aplacar el hambre entre comidas, elegir los vegetales y frutas en vez de los snacks salados o dulces
10- Si necesita ayuda, anote todo lo que come día por día y consulte con un médico.
(Fuente: Neomundo)
Investigadores señalan que los declives más pronunciados afectan la capacidad de los adultos mayores para seguir siendo independientes
Un estudio reciente halla que la presión arterial alta se relaciona con un descenso más pronunciado en las velocidades promedio al caminar de los adultos mayores.
Un mayor descenso en la velocidad al caminar puede afectar la capacidad de una persona mayor para seguir siendo independiente e indicar posibles problemas de salud, pero también puede predecir quién desarrollará demencia o discapacidad, según los investigadores.
Que registraron las velocidades al caminar de 643 personas mayores durante 14 años. Entre los participantes que tenían 76 años al comienzo del estudio, había 350 sin presión arterial alta y 293 con hipertensión sin diagnosticar o que tomaban medicamentos para esta afección.
Los participantes se dividieron en tres grupos: los que no tenían hipertensión, aquellos cuya hipertensión se había diagnosticado y estaba bajo control y los que fueron diagnosticados pero cuya hipertensión no estaba bajo control.
Al comienzo del estudio, la velocidad promedio de los participantes al caminar fue de 3.5 kilómetros por hora (2.2 millas por hora). Durante el periodo de seguimiento, la velocidad al caminar de los que estaban en los dos grupos de hipertensión se redujo en 0.32 kph (0.2 mph) más que aquellos que no tenían presión arterial alta, para un descenso de 10 por ciento.
El descenso de la velocidad al caminar parecía ocurrir incluso entre aquellos cuya presión arterial alta era tratada con éxito, señalaron la Dra. Caterina Rosano, de la Universidad de Pittsburgh, y colegas.
Se necesitan más investigaciones para conocer más sobre la relación entre presión arterial y una fuerte disminución de la velocidad al caminar, agregó.
El estudio, publicado en la edición de marzo de la Journal of the American Geriatric Society, fue financiado por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de EE. UU., parte de los Institutos Nacionales de Salud.
“Los hallazgos de este estudio suponen una razón adicional para destacar la importancia de la prevención de la presión arterial alta”, señaló la directora en funciones de NHLBI, Dra. Susan B. Shurin, en el comunicado de prensa del instituto. “Incluso con medicamentos para tratar la presión arterial alta en adultos mayores, parece que la afección se puede relacionar con un fuerte descenso en la velocidad promedio al caminar. A medida que se reduce la movilidad de los mayores, también aumenta el riesgo de caídas”.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
(Fuente: U.S. National Heart, Lung, and Blood Institute)
De la revista: Hypertension Research. Volumen 34, número 3 (Marzo 2011). Les mostramos estos artículos.
Diurnal blood pressure variation and related behavioral factors.
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