Hallazgo de sus restos
Durante treinta años sus restos permanecieron sepultados en la localidad de Vallegrande, hasta la fecha de su hallazgo el 28 de junio de 1997 junto a otros 6 guerrilleros. Una de las pistas más importantes para encontrar la fosa común donde estaba enterrado la proporcionó el general retirado Mario Vargas Salinas quien en una noticia publicada el 21 de noviembre de 1995 por el The New York Times afirmaba que la tumba del Che se ubicaba en la pista vieja del aeropuerto de Vallegrande. Tras ese dato el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y un grupo de expertos cubanos comenzaron a estudiar el terreno es busca de indicios que dieran con la fosa, el 30 de marzo de 1996 el EAAF se retira de la búsqueda pero los cubanos, junto a amigos bolivianos, continuaron la labor hasta el hallazgo en 1997.
El 12 de julio de 1997, fueron trasladados a La Habana y posteriormente en solemne homenaje de todo el pueblo de Cuba, depositados el 17 de octubre en el Complejo Monumentario Ernesto Che Guevara Mausoleo ubicado en la ciudad de Santa Clara. Ese día Fidel expresó:
Con emoción profunda vivimos uno de esos instantes que no suelen repetirse. No venimos a despedir al Che y sus heroicos compañeros. Venimos a recibirlos. Veo al Che y a sus hombres como un refuerzo, como un destacamento de combatientes invencibles, que esta vez incluye no solo cubanos, sino también latinoamericanos que llegan a luchar junto a nosotros y a escribir nuevas páginas de historia y de gloria. Veo además al Che como un gigante moral que crece cada día, cuya imagen, cuya fuerza, cuya influencia se han multiplicado por toda la tierra.
¿Cómo podría caber bajo una lápida?
¿Cómo podría caber en esta plaza?
¿Cómo podría caber únicamente en nuestra querida pero pequeña isla?
Solo en el mundo con el cual soñó, para el cual vivió y por el cual luchó hay espacio suficiente para él.