Los niños que ven más televisión antes de ir a la cama tardan más en conciliar el sueño y duermen menos, concluyó un estudio que difunde esta semana la Academia Estadunidense de Pediatría (AAP), con sede en Chicago.
El análisis, “Actividades previas y tiempo de inicio del sueño en los niños”, publicado en la revista Pediatrics (doi:10.1542/peds.2012-1651 ), confirmó la relación que existe entre lo que hacen los niños y adolescentes antes de ir a dormir con la disminución de la duración de su descanso.
En la investigación, a cargo de Louise S. Foley, de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, participaron dos mil 17 niños y adolescentes de cinco a 18 años de edad, de quienes se realizó un registro sobre cómo usaban su tiempo en la noche.
El equipo de especialistas dio seguimiento a las actividades que desarrollaron los participantes 90 minutos antes del inicio del sueño, incluyendo lo que comían, su preparación para dormir, leer o hacer la tarea, ver televisión, jugar videojuegos y escuchar música, entre otras.
Un total de 20 actividades se agruparon en tres conjuntos de comportamiento: el tiempo sedentario frente a la pantalla, el tiempo sedentario fuera de la pantalla y actividades de auto-cuidado (como el aseo personal).
A través de un modelo de análisis se vinculó el tiempo de permanencia en cada conjunto de comportamiento con cuatro categorías distintas de aparición del sueño: muy temprano, temprano, tarde o muy tarde.
Para todos los niños de la muestra, ver televisión dominó el período de pre-sueño, representando el tiempo sedentario frente a la pantalla aproximadamente 30 de los 90 minutos de análisis.
Los que veían televisión tardaban más en iniciar el sueño, mientras que quienes no lo hacían y los que ocupaban su tiempo en actividades de autocuidado se quedaban dormidos más temprano.
Los autores del estudio concluyen que la reducción de tiempo en la pantalla puede ayudar a promover el inicio del sueño más temprano en los niños y adolescentes, y mejorarlo.
Un estudio previo, difundido también por la AAP, indicó que las características de la madre y su percepción del temperamento del niño están relacionadas con la exposición que el menor tiene a la televisión.
El análisis, coordinado por Amanda L. Thompson, de la Universidad de Carolina del Norte, examinó datos sociodemográficos y del temperamento de 217 parejas afro-estadunidenses (madre-hijo) que participaron, así como el desarrollo de los comportamientos frente a la pantalla en los primeros 18 meses de vida de los menores.
Situaciones como las madres obesas o que veían más televisión, así como la irritabilidad y llanto de los niños se asociaron con una elevada exposición infantil a la televisión, mientras que el nivel de educación materna y la actividad del menor se vincularon con un mayor uso del televisor durante las comidas.
Los bebés que se perciben como más activos o inquietos tuvieron mayor exposición a la televisión, sobre todo aquellos cuyas madres también tenían factores de riesgo para permanecer más tiempo frente a la pantalla.
enero 14/2013 (Notimex).-
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 “Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.”
Louise S. Foley, Ralph Maddison, Yannan Jiang, Samantha Marsh, Timothy Olds, Kate Ridley.Presleep Activities and Time of Sleep Onset in Children .Pediatrics peds.2012-1651; Ene 14, 2013,
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Los adolescentes británicos dan más trabajo que los bebés recién nacidos, según informe.
De acuerdo a la mayoría de los padres consultados por el sitio Netmums, criar a adolescentes es mucho más duro que cuidar a bebés, en tanto que un 25% dijo que los jóvenes de 13 años son los más difíciles de todos.
Los padres citaron factores como la vagancia, el negarse a ayudar en el hogar y el no estar interesados en hacer los deberes como los principales problemas que tienen con sus hijos adolescentes.
Netmums entrevistó a 1145 padres de Gran Bretaña, a quienes se les preguntó sobre las principales preocupaciones de sus hijos.
Tres de cada cinco consultados dijo que sus hijos adolescentes sufren de “ansiedad” y casi la mitad, un 49%, admitió que las principales preocupaciones de los adolescentes británicos son “ser cool y encajar en el grupo de amigos”.
Otro 47% sostuvo que a los adolescentes les preocupa mucho ser populares en las redes sociales de Internet como Facebook y Twitter, mientras que un 38% dijo que a los jóvenes les preocupa su peso.
Para cuando sus hijos cumplen 17, los padres dijeron que la relación con ellos mejora dramáticamente, con sólo una en 50 familias británicas que admitió seguir teniendo problemas en el hogar.
Cuadro de cada cinco padres en el Reino Unido dijo además que hay “mucha más presión” a los adolescentes ahora que cuando ellos eran jóvenes, y que por ello tratan de ser más comprensivos.
Siobhan Freegard, fundadora de Netmums, afirmó que los niños “están creciendo más rápido que nunca”.
“En el pasado los 16 años se consideraba la edad promedio de adolescencia, pero a medida que aumentan las presiones en los niños para encajar en la sociedad, por su apariencia y por ser cool, la edad ha bajado a los 13 años, que según los padres es el momento más duro en la relación con sus hijos”, agregó.
enero 17/2013 (ANSA)-
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El desarrollo saludable de los niños puede ser afectado por la activación excesiva o prolongada de los sistemas de respuesta al estrés en el cuerpo, con efectos negativos en la edad adulta, con enfermedades como cáncer, asma y depresión.
Un estudio, difundido esta semana por la Academia Estadunidense de Pediatría (AAP), define la existencia de tres tipos de respuestas al estrés -positiva, tolerable y tóxica-, como efectos de los sistemas del cuerpo a la reacción a un evento estresante o la experiencia misma.
La investigación, coordinada por Sara B. Johnson, de la Escuela de Medicina Johns Hopkins, Baltimore, Maryland, se refiere en específico a la respuesta tóxica, que tiene en los niños efectos negativos sobre el aprendizaje, la conducta y la salud durante toda su vida.
Destaca que aprender a lidiar con la adversidad es parte importante del desarrollo de los niños sanos, sin embargo, cuando sus cuerpos se ven amenazados se preparan para una respuesta aumentando las hormonas de frecuencia cardiaca, presión arterial y el estrés, como el cortisol.
Cuando los sistemas de respuesta al estrés de un pequeño se activan en un entorno de relaciones de apoyo con los adultos, los efectos fisiológicos se superan y lo traen de vuelta a la normalidad, pero si la respuesta es extrema y de larga duración, y no hay esas relaciones armoniosas, el resultado puede ser un daño para toda su vida.
La respuesta positiva, llamada estrés positivo, es normal para el desarrollo saludable del niño, y se caracteriza por el breve aumento de la frecuencia cardiaca y leves elevaciones hormonales ante actividades o emociones pasajeras.
El estrés tolerable activa los sistemas de alerta del menor en un mayor grado por emociones fuertes y duraderas, como la pérdida de un ser querido, que si cuenta con relaciones de protección de los adultos logra recuperarse.
En tanto, el estrés tóxico ocurre cuando un niño enfrenta, sin apoyo adecuado de un adulto, una frecuente, fuerte y prolongada adversidad, como el abuso físico o emocional, exposición a la violencia, cargas acumuladas de problemas económicos familiares, entre otros.
Este tipo de activación prolongada de los sistemas de respuesta al estrés puede perturbar el desarrollo del cerebro, debilitar otros sistemas de órganos, y aumentar el riesgo de enfermedades y deterioro cognitivo en la edad adulta.
“En la medida que el niño tenga experiencias adversas es mayor la probabilidad de retrasos en el desarrollo y problemas posteriores de salud, incluyendo enfermedades del corazón, diabetes, abuso de sustancias y depresión”, puntualiza.
Debido a la complejidad de los sistemas de respuesta al estrés, los tres niveles no son clínicamente cuantificables, pero sí una forma de categorizar la gravedad relativa de las respuestas a condiciones de estrés.
El informe presenta una visión general del estrés tóxico, con un resumen sobre el desarrollo de la red neuroendócrino-inmune, cómo su función se ve alterada por la adversidad en los primeros años de vida, y cómo estas alteraciones aumentan posteriormente la vulnerabilidad a las enfermedades.
Sugiere la valoración de los entornos infantiles de forma temprana, así como del funcionamiento de los sistemas biológicos, lo que ayuda a prever periodos críticos en el desarrollo.
Advierte que cambios en sus ambientes pueden mejorar los resultados, “un campo en el que los pediatras tienen un papel importante para la prevención del estrés tóxico”.
La AAP recientemente solicitó a los investigadores pediátricos en biología molecular, genómica, inmunología y neurociencia, convertirse en líderes en la ciencia del estrés a través del diseño de estrategias para construir una base sólida con la cual enfrentarlo, a fin de que los niños tengan una vida saludable.
La academia reconoce que las relaciones familiares estables y amorosas pueden proteger a los menores de los efectos perjudiciales del estrés tóxico, pero cuando no existen es importante que los amigos y comunidades intervengan, así como los servicios y programas médicos que se ocupan de la fuente del estrés y las relaciones infantiles.
enero 23/2013 (Notimex)
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El uso de algunas medidas para ayudar a los recién nacidos a respirar reduce de forma significativa las muertes neonatales, concluyó un estudio difundido por la Academia Estadunidense de Pediatría.
El análisis, que se publica esta semana en la revista Pediatrics (doi: 10.1542/peds.2012-1795), evalúo en hospitales de países con alto número de muertes neonatales la utilización de un programa de técnicas sencillas para ayudar a respirar a los niños después de nacer.
Las técnicas incluyen el mantener al recién nacido caliente, frotándolo en seco o aspirar la boca del bebé, y si es necesario la aplicación correcta de un resucitador o una mascarilla para la ventilación.
Dos informes por separado comprueban que la mortalidad neonatal en países como India y Tanzania disminuyeron drásticamente a partir de la utilización del programa referido.
En 2009, un grupo de investigadores evaluó en ocho hospitales de Tanzania las medidas básicas adoptadas por asistentes de parto cuando el bebé no estaba respirando bien después de su nacimiento y durante dos años posteriores a la implementación del programa de ayuda.
El equipo, coordinado por Georgina Msemo, de la Universidad de Muhimbili de Salud y Ciencias Afines, en Dar es Salaam, Tanzania, capacitó personal de enfermería de los tres más grandes hospitales, cuatro centros médicos regionales, y un hospital de distrito, elevando de ocho mil 124 a 78 mil 500 el número de instructores de difusión nacional.
La implementación del programa se asoció con una reducción significativa en las muertes neonatales, del 47 %.
Esa situación confirmó que con un enfoque de intervención básica, fácilmente aplicable, se logra reducir el número de muertes de recién nacidos en países con recursos limitados.
En tanto, en la India el entrenamiento de personal del equipo de investigadores coordinado por Shivaprasad S. Goudar, de la Escuela de Medicina Jawaharlal Nehru, de la Universidad KLE, en Karnataka, también logró que los bebés asistidos sobrevivieran el período neonatal.
En ese país, que contribuye con una gran proporción de los 3.1 millones de muertes neonatales mundiales, se dio capacitación sobre el programa a un total de 599 parteras de centros rurales de atención primaria y hospitales, mientras que el estudio incluyó el seguimiento de cuatro mil 187 nacimientos.
enero 24/2013 (Notimex).-
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 “Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.”
Msemo G, Massawe A, Mmbando D, Rusibamayila N, Manji K, Kidanto HL. Newborn Mortality and Fresh Stillbirth Rates in Tanzania After Helping Babies Breathe Training. Pediatrics. 2013 Ene 21.
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Antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno y el naproxeno, se utilizan comúnmente para tratar el dolor y reducir la fiebre en los niños, pero su uso causa una lesión renal aguda (IRA) en algunos niños, según concluye un nuevo estudio publicado en The Journal of Pediatrics.(doi:10.1016/j.jpeds.2012.11.069)
La investigación, que analizó el número de niños con diagnóstico de IRA causada por AINE en Hospital Riley para Niños durante un período de 11 años y medio, fue llevada a cabo por el doctor Jason Misurac y sus colegas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana y la Universidad de Butler, en Estados Unidos.
De 1015 pacientes con IRA, en 27 de ellos se identificó la enfermedad asociada a AINE. El 78 % de los 27 pacientes había estado utilizando AINE durante menos de siete días y el 75 % tomó la medicación en la dosis correcta. En el 67 % de los casos, la familia informó que el niño tenía signos de deshidratación.
La mayoría de los pacientes eran adolescentes, sin embargo, los pacientes que tenían menos de 5 años de edad estaban más gravemente afectados y tenían más probabilidades de necesitar diálisis. Aunque las razones para los niños más pequeños que tienen un curso de la enfermedad más grave son desconocidas, los autores especulan que podría ser debido a un aumento de la susceptibilidad a los efectos tóxicos de los AINE.
Ninguno de los pacientes murió o desarrolló insuficiencia renal permanente, pero el 30 % de los niños tenía evidencia de daño renal crónico leve que persiste después de la recuperación del episodio de IRA. Los costos del cuidado de niños con lesión renal aguda asociada a AINE son significativos, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de una condición evitable, según los autores.
enero 28/2013 (Diario Salud)
Jason M. Misurac, Chad A. Knoderer, Jeffrey D. Leiser, Corina Nailescu, Amy C. Wilson, Sharon P. Andreoli. Nonsteroidal Anti-Inflammatory Drugs Are an Important Cause of Acute Kidney Injury in Children.The Journal of Pediatrics. 28 Ene 2013
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