Ébola en el Congo: una vacuna como herramienta adicional
Durante tres semanas formé parte del equipo médico de Médicos Sin Fronteras que respondía a la epidemia de Ébola en Itipo, una zona remota al sur de la ciudad de Mbandaka donde fueron confirmados varios casos de Ébola. Además de atender a los pacientes en los centros de tratamiento que habíamos establecido en colaboración con el Ministerio de Salud, implementamos los otros 5 “pilares” de una respuesta al Ébola: vigilancia epidemiológica, seguimiento de contactos de las personas enfermas, informar en las comunidades sobre el virus y sobre cómo prevenir nuevas infecciones, dar apoyo a servicios médicos y promover entierros seguros para evitar infecciones.
Un componente clave de la respuesta es asegurarse de que el sistema de salud continúe funcionando adecuadamente durante el brote. Para lograrlo hay que conseguir que los sanitarios estén protegidos y sepan cómo identificar los casos sospechosos. Si esto es así, es posible reducir la velocidad de propagación de la enfermedad y finalmente romper la cadena de contagios. Además, evita que se eleve la mortalidad relacionada con otras enfermedades comunes en la zona, como la malaria.
Este año en la RDC hemos contado con una herramienta adicional contra el Ébola: una vacuna en fase experimental. En Itipo, MSF, junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Salud congoleño, se encargó de vacunar a los más expuestos a contraer el virus. Esto incluía no solo los contactos de enfermos de ébola y los contactos de estos contactos, sino también aquellos que estaban más expuestos a sufrir un contagio: trabajadores sanitarios, médicos tradicionales, líderes religiosos locales y conductores de moto taxi. Tristemente, la infección de los sanitarios es algo que vemos en muchos brotes de Ébola, ya que obviamente están en mayor riesgo de contraer la enfermedad cuando las personas enfermas acuden en busca de ayuda.
Esta vacuna contra el Ébola ya se había utilizado en ensayos clínicos en África Occidental durante el brote 2014-2016. Pero esto fue en Sierra Leona y en Conakri, la enorme capital de Guinea. Este año en Itipo nos enfrentábamos a otro tipo de desafío. El área que cubrimos estaba compuesta por ocho zonas administrativas en las que había 46 centros y puestos de salud, muchos de ellos ubicados en aldeas remotas. Para llegar a ellos y vacunar al personal sanitario tuvimos que usar motos, canoas y algunas veces caminar varios kilómetros por el bosque. [Por: Miriam Alía, experta en vacunación de Médicos Sin Fronteras]
Fuente: Diario Médico. Julio 30, 2018
Filed under Intervención sanitaria, Terapeútica by on jul 15th, 2020.
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