El sensor desarrollado por estudiantes españoles para combatir el cólera en países en vías de desarrollo será una tira reactiva
Los jóvenes científicos de cuatro universidades madrileñas que están desarrollando un sensor para prevenir la expansión del cólera en países en vías de desarrollo han decidido, tras visitar Camerún, que dicho prototipo debe ser una tira reactiva: fácil de manejar, que no requiera formación previa y que sea totalmente fiable.
Los estudiantes han estado tres semanas en el país sudafricano. Su principal contacto ha sido The Africa Institute of Open Science & Hardware, que en Camerún trabajan a través del Mboalab, un laboratorio de biología molecular abierto hace escasamente un año.
Con estos grupos debían decidir qué aplicaciones serían las idóneas para el nuevo sensor diseñado con la tecnología de detección basada en aptámeros, ácidos nucleicos de cadena sencilla (ssDNA y RNA) y de longitud corta que se comportan como anticuerpos sintéticos hechos a medida. Cada aptámero posee una estructura tridimensional particular que le permite unirse con afinidad y especificidad altas a una molécula diana, tales como las proteínas.
Una vez analizados todos los condicionantes sobre el terreno, fundamentalmente la falta de infraestructuras de potabilización del agua, los jóvenes científicos han terminado optando por un concepto de sensor fácil de usar.
Según Francisco Quero, coordinador de este grupo de jóvenes científicos -entre los que se encuentran biólogos, matemáticos, ingenieros e informáticos- después de analizar todo el feedback recibido durante el viaje, hemos terminado optando por desarrollar un sensor destinado al ámbito de la pequeña clínica y las primeras líneas de diagnóstico. La idea -continúa- es poder facilitar una herramienta que no requiera formación previa para su empleo, que sea fácilmente accesible y que ofrezca unos resultados fiables.
Por todo ello, el sensor definitivo consistirá en una tira reactiva similar a los actuales test de embarazo. Al introducir la tira en la muestra y esperar unos minutos, esta indicará la presencia o ausencia de cólera en el agua.
Francisco Quero añade que para incrementar su utilidad del sensor estamos trabajando en poder implementar no solo cólera, sino la posible presencia de otros patógenos como salmonella”. Además, “estamos trabajando en la posibilidad de incluir una región en la tira capaz de detectar si la bacteria/bacterias en la muestra son resistentes a algunos de los antibióticos empleados más habitualmente, como la familia de las beta-lactámicos (derivados de la penicilina).
Los jóvenes científicos han decido también diseñar un segundo prototipo de sensor que permita demostrar el potencial de la tecnología para medir de forma precisa distintos elementos en el agua. “Se trata -señala Francisco Quero- de un potenciostato: un sensor electroquímico que permite medir en tiempo real la concentración de cólera en una muestra de agua“.
Tan solo reemplazando una parte muy pequeña del sensor, éste puede ser capaz de detectar un gran rango de bacterias o compuestos. El nuevo sensor será barato, funcionará con baterías y está pensado para ser usado en campamentos bases u hospitales con una cierta logística que permita el envío de recambios; a diferencia de las tiras reactivas que se podrán usar en cualquier tipo de ambiente.
Los estudiantes cuentan con ayudas de la empresa Promega Biotech Ibérica, CaixaBank, la Fundación Madrid+D y de la Facultad de Biología de la UCM (España). “Pero los gastos son muy elevados -afirma Quero- por lo que hemos lanzado una campaña de crowdfunding para obtener más fondos“. Este crowdfunding ayudará a financiar parte de los costes de investigación, el trabajo sobre el terreno y la divulgación del conocimiento generado.
Para difundir la campaña se creó el enlace https://www.goteo.org/project/aegis.
Este proyecto participará el mes de noviembre en los premios iGEM, un concurso internacional promovido por el MIT de Boston, uno de los más importantes del mundo dirigidos a jóvenes investigadores. En la presente edición participan equipos de 45 países, unas 6 000 personas en total. (Fuente: Promega)
julio 31/ 2019 (noticias de la ciencia)