Ozonoterapia

El ozono es una forma alotrópica (O3) del oxígeno molecular (O2), que está presente como un constituyente gaseoso natural en las capas altas de la atmósfera y representa el 0,0001 % de su composición total. Fue descubierto en 1785, por el físico holandés Martinus van Marum mientras realizaba investigaciones con máquinas electrostáticas, que desprendían un olor característico, único y punzante, y fue bautizado en 1840 por C. Schonbein, quien repitió los experimentos de van Marum y describió sus principales propiedades químicas. Etimológicamente, la palabra “Ozono” deriva del griego ozein”, verbo que significa “oler”, y esto reafirma las características de este gas, el cual no puede olerse cuando su concentración supera las 0,1 ppm, porque comienza a ser un gas irritante.

El descubrimiento de las propiedades bactericidas y cicatrizantes del ozono permitió a los investigadores profundizar en el conocimiento de sus efectos beneficiosos, hasta entonces desconocidos, y en el uso del ozono como terapia curativa en los distintos campos de la medicina.

Kleinmann, en Alemania, realizó el primer estudio bacteriológico en el que describió el efecto del ozono sobre organismos los patógenos. La primera constancia bibliográfica de su uso en medicina, data de la primera guerra mundial, cuando el doctor A. Wolff comenzó en Alemania a realizar curas con ozono para la limpieza y desinfección de heridas sépticas de guerra. Payr en 1935,  y Aubourg en 1936, utilizaron, por primera vez, mezclas de ozono-oxígeno insuflado por vía rectal para tratar fístulas y colitis ulcerativas.

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