El cambio climático y los desafíos para la vigilancia sanitaria en la emergencia de Oropouche
El año 2024 se caracterizó por un aumento significativo de casos de Oropouche en Brasil, con reportes generalizados en Estados fuera del área endémica tradicional de la Amazonia Legal. Espírito Santo, al igual que otros estados de la región sureste, comenzó a reportar casos autóctonos, lo que atrajo la atención de las autoridades sanitarias nacionales e internacionales.
Esta expansión geográfica del virus Oropouche, transmitido principalmente por el insecto Culicoides paraensis, plantea importantes debates sobre la vigilancia, el diagnóstico, los cambios ambientales y la preparación del sistema de salud.
La preocupación por el resurgimiento del virus del OROV ha trascendido las fronteras nacionales. A finales de 2024, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. emitieron una alerta sanitaria para viajeros (travel health alert), destacando el aumento de casos de Oropouche en Brasil, específicamente en Espírito Santo, que en ese momento concentraba alrededor del 80 % de los casos reportados de la enfermedad, con una concentración de casos en el municipio de Alfredo Chaves, ubicado en el interior del estado.
Esta alerta internacional coloca a Oropouche en el radar mundial de arbovirus emergentes, junto con amenazas ya establecidas como el virus del Nilo Occidental, el virus Mayaro y el virus chikunguña.
Varios factores han contribuido al aumento de la circulación de OROV, como la intensificación del cambio climático, la pérdida de cobertura vegetal, el aumento de la movilidad poblacional y la rápida urbanización en zonas ecológicamente sensibles. En particular, los cambios en los patrones de temperatura y precipitación han creado condiciones más favorables para la reproducción del vector y una mayor distribución geográfica.
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