Medidas en el ámbito escolar. Pandemia (H1N1) 2009, Nota informativa 10
Ginebra, 11 de septiembre de 2009 –
La OMS publica hoy medidas de asesoramiento que se pueden realizar en las escuelas para reducir el impacto de la pandemia H1N1 2009. Las recomendaciones se basan en las experiencias recientes en varios países, así como en estudios de consecuencias económicas, sociales y para la salud del cierre de escuelas. Estos estudios fueron realizados por miembros de una red informal de la OMS para la modelización matemática de la pandemia.
La experiencia hasta la fecha ha demostrado el papel de las escuelas en la amplificación de la transmisión del virus de la pandemia, tanto dentro de las escuelas como en la comunidad en general. Si bien los brotes en las escuelas son claramente una dimensión importante de la pandemia actual, ninguna medida puede detener o limitar la transmisión en las escuelas, que ofrecen múltiples oportunidades de propagación del virus.
La OMS recomienda el uso de un grupo de medidas que pueden ser adaptadas a la situación epidemiológica local, los recursos disponibles, y el papel social desempeñado por muchas escuelas. Las autoridades nacionales y locales están en la mejor posición para tomar decisiones sobre estas medidas y cómo deben ser adaptadas y aplicadas.
La OMS sigue recomendando que los estudiantes, maestros y demás personal que se siente enfermo debe quedarse en casa. Deben existir planes, y el espacio disponible, para aislar a los estudiantes y al personal que se enferma en la escuela.
Las escuelas deberían promover la higiene de las manos y la etiqueta respiratoria, y estar abastecidas con suministros adecuados. También se aconseja una limpieza y ventilación adecuadas así como medidas para reducir el hacinamiento.
Los cierres de escuelas y suspensiones de clases
Las decisiones sobre si y cuándo las escuelas deben cerrarse durante la pandemia son complejas y muy específicas del contexto. La OMS no puede proporcionar recomendaciones específicas a favor o en contra del cierre de escuelas que sean aplicables a todos los entornos. Sin embargo, algunas orientaciones generales se han derivado de la experiencia reciente en varios países, tanto en los hemisferios norte y sur, de los modelos matemáticos y de la experiencia en las epidemias estacionales de influenza.
El cierre de escuelas puede funcionar como una medida proactiva, destinada a reducir la transmisión en la escuela y la extensión en la comunidad en general. El cierre de escuelas también puede ser una medida reactiva, cuando se cierran las escuelas o las clases quedan suspendidas debido a los altos niveles de ausentismo entre los estudiantes y el personal que hacen imposible continuar las clases.
El principal beneficio para la salud del cierre proactivo de escuelas consiste en frenar la propagación de un brote en un área determinada y, por consiguiente, el aplanamiento del pico de incidencia de infecciones. Este beneficio es especialmente importante cuando el número de personas que requieren atención médica en el pico de la pandemia amenaza con saturar o desbordar la capacidad de atención de la salud. Al reducir la velocidad de propagación, el cierre de la escuela también puede proporcionar algo de tiempo en lo que los países intensifican las medidas de preparación o aumentan las reservas de vacunas, medicamentos antivirales y otras intervenciones.
El momento de cierre de la escuela es de vital importancia. Los modelos elaborados indican que el cierre de la escuela tiene sus mayores beneficios cuando las escuelas se cierran muy temprano en un brote, a ser posible antes de que enferme el 1% de la población. En condiciones ideales, el cierre de la escuela puede reducir la demanda de atención de salud en un estimado del 30-50% en el pico de la pandemia. Sin embargo, si las escuelas cierran demasiado tarde en el curso de un brote de la comunidad, la reducción resultante en la transmisión es probablemente muy limitada.
Las políticas para el cierre de escuelas necesitan incluir medidas para limitar el contacto entre los estudiantes cuando no están en la escuela. Si los estudiantes se congregan en un sitio distinto de una escuela, continuará la propagación del virus, y los beneficios del cierre muy reducido, si no es nulo.
Los costos económicos y sociales
Al momento de la toma de decisiones, los funcionarios de salud y las autoridades escolares deben ser conscientes de los costos económicos y sociales que pueden ser desproporcionadamente altos si se comparan a estos beneficios potenciales.
El costo económico principal surge del ausentismo laboral de los padres o tutores que tienen que quedarse en casa para cuidar de sus hijos. Estudios realizados estiman que el cierre de la escuela puede conducir a la ausencia de un 16% de la fuerza de trabajo, que se adiciona a los niveles normales de ausentismo y el ausentismo por enfermedad. Esas estimaciones, sin embargo, varían considerablemente de un país a otro dependiendo de varios factores, incluyendo la estructura de la fuerza de trabajo.
Paradójicamente, mientras el cierre de la escuela puede reducir la demanda máxima en los sistemas de atención de la salud, también puede interrumpir la prestación de servicios esenciales de salud, puesto que muchos médicos y enfermeras son los padres de los niños en edad escolar.
Las decisiones también deben considerar las cuestiones de bienestar social. La salud y el bienestar de los niños pueden verse comprometidas si se interrumpen programas sociales altamente beneficiosos que dependen de la escuela, tales como el suministro de comidas, o si los niños pequeños se quedan en casa sin supervisión.
Fuente: WHO | Measures in school settings. Disponible en: http://www.who.int/csr/disease/swineflu/notes/h1n1_school_measures_20090911/en/index.html [Accedido Septiembre 11, 2009]
Publicado: sep 11th, 2009.