Vivimos días de valientes, de batas blancas y verdes, de desprendimiento y solidaridad. Vivimos horas en que la medicina cobra fuerza de tornado y vuelve a ser cantada por poetas y aplaudida por un pueblo entero.
Vivimos momentos en que no es reiterativo saber lo que tenemos y valemos como nación para defenderlo con responsabilidad y unidad. Vivimos en medio de una pandemia, y mi vecina, desde el pasado domingo, suelta una frase, de balcón a balcón, con una tremenda lección periodística: Y Fidel tenía razón.
Confieso que reparé primero en escribir cuánto hizo el líder histórico de la Revolución por construir un sistema de salud robusto, tras el golpe de quedarnos apenas con 3 mil médicos al triunfo de la Revolución. Pero acabé mejor buscando la identificación del problema de la salud del pueblo en su alegato La Historia me Absolverá. Nada más claro para comprender por qué había que transformar uno de los principales derechos del ser humano cuando viene al mundo. Ver más…
Los jóvenes de mi generación crecimos admirando al Che, soñando ser como él. El Che, médico, internacionalista y humanista de una forma que solo puede comprenderse íntegramente a través de sus actos. Vivimos siguiendo su ejemplo y su fidelidad al postulado de Martí de estar, como el verdadero hombre, no del lado en que se vive mejor, sino del lado del deber. Fue el propio Fidel quien nos lo pidió, una noche de octubre de 1967, mientras nos hablaba de la extraordinaria personalidad del guerrillero heroico, que reunía al hombre de ideas y al hombre de acción.
Crecimos además siendo martianos: un legado generacional que está impreso en la sangre de todos los cubanos y en las raíces de nuestra nacionalidad. Con su ejemplo, el mismo Fidel que no permitió que el apóstol muriera en el año de su centenario nos enseñó cómo honrar cada día el principio del maestro de que “la Patria es ara, no pedestal”.
Con él, con nuestro Fidel, aprendimos también a creer en el hombre nuevo latinoamericano, que no es otro que cada uno de nosotros. Que la educación y la dedicación a una obra, en un medio favorable, logran transformar a cualquiera y convertirlo en una mejor persona. Que la ciencia y la técnica son la base del desarrollo y que la teoría es imprescindible, pero que no hay aprendizaje mejor que ponerse a hacer las cosas. Que ganando los corazones de muchos se puede incluso quemar etapas y que solo esperar a que las condiciones maduren es puro inmovilismo. Ver más…