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Yo soy FidelEn su larga vida de 90 años, el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, dejó a los cubanos y al resto del mundo su rico legado como revolucionario incansable, estadista y defensor del internacionalismo, entre otros valores que enarboló.

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fidel-ninos-ingresados“Fidel siempre se preocupó por el bienestar de los niños y no podía sorprendernos que en los momentos más difíciles de la epidemia de den­gue hemorrágico viniera a interesar­se por los que teníamos ingresados, cuántos estaban graves, la forma en que eran atendidos, cuál era su evo­lución… y no solo preguntaba, tam­bién recorría las salas con el personal médico”. Así recuerda el doctor José Antonio González Valdés, Profesor Titular Consultante de Pediatría de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, quien en aquel año de 1981 fungía como director del Pe­diátrico de Centro Habana. Ver más…

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Pensamiento. Foto: Roberto Chile.
Por: Gabriel García Márquez

Su devoción por la palabra. Su poder de seducción. Va a buscar los problemas donde estén. Los ímpetus de la inspiración son propios de su estilo. Los libros reflejan muy bien la amplitud de sus gustos. Dejó de fumar para tener la autoridad moral para combatir el tabaquismo. Le gusta preparar las recetas de cocina con una especie de fervor científico. Se mantiene en excelentes condiciones físicas con varias horas de gimnasia diaria y de natación frecuente. Paciencia invencible. Disciplina férrea. La fuerza de la imaginación lo arrastra a los imprevistos. Tan importante como aprender a trabajar es aprender a descansar.

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Yo soy FidelLos jóvenes de mi generación crecimos admirando al Che, soñando ser como él. El Che, médico, internacionalista y humanista de una forma que solo puede comprenderse íntegramente a través de sus actos. Vivimos siguiendo su ejemplo y su fidelidad al postulado de Martí de estar, como el verdadero hombre, no del lado en que se vive mejor, sino del lado del deber. Fue el propio Fidel quien nos lo pidió, una noche de octubre de 1967, mientras nos hablaba de la extraordinaria personalidad del guerrillero heroico, que reunía al hombre de ideas y al hombre de acción.

Crecimos además siendo martianos: un legado generacional que está impreso en la sangre de todos los cubanos y en las raíces de nuestra nacionalidad. Con su ejemplo, el mismo Fidel que no permitió que el apóstol muriera en el año de su centenario nos enseñó cómo honrar cada día el principio del maestro de que “la Patria es ara, no pedestal”.

Con él, con nuestro Fidel, aprendimos también a creer en el hombre nuevo latinoamericano, que no es otro que cada uno de nosotros. Que la educación y la dedicación a una obra, en un medio favorable, logran transformar a cualquiera y convertirlo en una mejor persona. Que la ciencia y la técnica son la base del desarrollo y que la teoría es imprescindible, pero que no hay aprendizaje mejor que ponerse a hacer las cosas. Que ganando los corazones de muchos se puede incluso quemar etapas y que solo esperar a que las condiciones maduren es puro inmovilismo.  Ver más…