mayo 2010 Archivos

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A cargo de la Dra. Ana Margarita Toledo. Dirección de Ciencia y Técnica del MINSAP.

El término Medicina Basada en la Evidencia en el mundo ha generado un gran entusiasmo en algunos ambientes y una cierta hostilidad en otros, por otra parte no puede negarse que se trata de un campo que está de moda y que pretende modificar en profundidad la forma de ejercer la actividad asistencial, toda vez que utiliza la integración de la experiencia personal con la mejor demostración externa disponible y proveniente de la investigación sistemática.

En nuestro país el término es aún insuficientemente utilizado por los profesionales pues ha predominado en los artículos, publicaciones, textos, trabajos basados en consenso o en opinión de expertos, de profesores de larga experiencia y muy pocos basados en las evidencias, sin embargo los profesionales de la asistencia están encargados continuamente de tomar decisiones y se ven muchas veces en situaciones complejas, ya que diariamente surge internacionalmente un incremento exponencial de la información científica y se hace necesario tanto para nuestro país como para la mayoría de los países de nuestro entorno cultural poner a disposición de los profesionales herramientas adecuadas que faciliten la toma de decisiones clínicas así como racionalizar el uso de los recursos sanitarios y mejorar la calidad de la práctica clínica, toda vez que se logre disminuir la variabilidad de la misma y sustituir la práctica empírica o la experiencia clínica no sistematizada basada en la intuición o el sentido común , por el acceso eficiente a la mejor evidencia científica disponible. Esto hace  que sean necesarias las revisiones sistemáticas para integrar eficientemente toda la información válida y proporcionar una base para la toma de decisiones de manera racional.

Estas establecen cuándo los efectos de la atención sanitaria son conscientes; y cuándo pueden aplicarse los resultados de la investigación a los diferentes ámbitos o grupos de población, además establecen diferencias en los mismos tratamientos (en cuanto a dosis por ejemplo) y determinan donde pueden variar significativamente los efectos, por lo que el uso de métodos explícitos y sistemáticos en las revisiones limita el sesgo (errores sistemáticos) y reduce los errores aleatorios (errores simples), proporcionando así, resultados más fiables sobre los cuales llegar a conclusiones y tomar decisiones.

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