El agua, un tesoro vital en las crisis humanitarias
“Las mujeres están expuestas a la violencia y la vulnerabilidad cuando buscan agua”
Enfermedades relacionadas con el agua
El cólera es una enfermedad que, sin tratamiento, mata al 50% de las personas infectadas. Sin embargo, con la atención médica adecuada, la tasa de mortalidad se reduce a solo el 2%. Cuando hay un brote, las vacunas contra el cólera son una forma eficaz de contener la propagación de la enfermedad; pero también puede prevenirse fácilmente con buenas prácticas de higiene y un sistema de saneamiento que funcione.
En 2017 MSF trató a 143.100 pacientes con cólera en 13 países, mientras que un año antes, apenas había atendido 20.600 casos de la enfermedad. Este enorme aumento se debió en gran parte a la epidemia de cólera en Yemen, la más grande jamás vista en el país y una de las más grandes en la historia mundial reciente. Médicos Sin Fronteras trató a más de 100,000 personas en 37 centros de tratamiento de cólera y puntos de rehidratación oral en todo el país. La epidemia mostró, además, algunos de los devastadores efectos de la guerra: dado que la infraestructura de agua, saneamiento y salud de Yemen ha sido destruida por el conflicto actual, el país se ha visto afectado por varias enfermedades que hasta hace poco habían estado bajo control. Y una de ellas, sin duda, es el cólera.
En ese mismo año 2017, Yemen se vio afectada por una grave epidemia de malaria. Decenas de miles de personas contrajeron la enfermedad y MSF llegó a tratar a más de 10.000 pacientes en distintos puntos del país. Uno de los principales factores de expansión del brote estuvo relacionado con la destrucción de las infraestructuras de agua y saneamiento; en este caso, la escasez de instalaciones de tratamiento de aguas residuales, ya que los mosquitos que transmiten la malaria se reproducen en aguas sucias y estancadas.
El problema no se limita a Yemen. La malaria es uno de los problemas más comunes entre los pacientes de MSF en todo el mundo. Y prueba de ello es que MSF trató a más de 3 millones de personas afectadas por esta enfermedad solo en 2018. Por si fuera poco, no es la única que se transmite a través de la picadura de mosquitos que se reproducen en aguas estancadas: el dengue, el chikungunya, la fiebre amarilla y el Zika, son otras enfermedades que también se pueden prevenir cuando se dispone de sistemas de agua eficientes.
En contextos de hacinamiento, se magnifican los efectos dañinos provocados por la escasez de agua potable. En situaciones de emergencia, la OMS recomienda un mínimo de 15 litros de agua diarios por persona, que tendrá que dosificar entre lo que dedica a beber, a cocinar y a lavar. Aunque no parece mucho, tratar de llegar a suministrar esta cantidad puede convertirse en todo un desafío. En febrero de este año, después de que estallara la violencia en la ciudad de Rann, en el noreste de Nigeria, más de 35.000 personas huyeron a Camerún, donde tuvieron que dormir durante semanas a la intemperie, en un campo improvisado.