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FIDEL-768x1278Por: Joel García

Vivimos días de valientes, de batas blancas y verdes, de desprendimiento y solidaridad. Vivimos horas en que la medicina cobra fuerza de tornado y vuelve a ser cantada por poetas y aplaudida por un pueblo entero.

Vivimos momentos en que no es reiterativo saber lo que tenemos y valemos como nación para defenderlo con responsabilidad y unidad. Vivimos en medio de una pandemia, y mi vecina, desde el pasado domingo, suelta una frase, de balcón a balcón, con una tremenda lección periodística: Y Fidel tenía razón.

Confieso que reparé primero en escribir cuánto hizo el líder histórico de la Revolución por construir un sistema de salud robusto, tras el golpe de quedarnos apenas con 3 mil médicos al triunfo de la Revolución. Pero acabé mejor buscando la identificación del problema de la salud del pueblo en su alegato La Historia me Absolverá. Nada más claro para comprender por qué había que transformar uno de los principales derechos del ser humano cuando viene al mundo. Ver más…

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Italia PiamonteEl 17 de octubre de 2014, Fidel expresó la verdad esencial que deben conocer amigos y enemigos sobre la cooperación y la solidaridad médica cubana con los países del mundo, y por una casualidad histórica la declaró el mismo día con una diferencia de dos años y en una fecha en que se cumplían respectivamente 50 y 52 años de un acontecimiento tan trascendente como la Crisis de Octubre de 1962, durante la cual el gobierno estadounidense estableció el bloqueo naval y amenazó a Cuba con un demoledor ataque nuclear, sin razón legítima alguna a la luz del derecho internacional, en relación con el asunto en disputa con Cuba y la Unión Soviética.

Estas son las ideas meridianas de Fidel que debían inscribirse en todas partes donde exista uno o muchos colaboradores cubanos: “El personal médico que marcha a cualquier punto para salvar vidas, aun a riesgo de perder la suya, es el mayor ejemplo de solidaridad que puede ofrecer el ser humano, sobre todo cuando no está movido por interés material alguno”.

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13-de-agosto-aniversario-natalicio-FidelPor: Profesor. DrCs. Wilkie Delgado Correa

Se cumple el 93 aniversario del natalicio de Fidel y su recuerdo siempre presente nos llega con la misma fuerza y lozanía de aquel lejano 13 de agosto de 1926 en que lanzó su primer grito al venir al mundo en un lugar llamado Birán, que años después, a los 80 años de edad, Fidel contaba de esta manera: “Yo nací en una finca. Hacia el centro norte de la antigua provincia de Oriente, no lejos de la bahía de Nipe, y cerca del central azucarero de Marcané…” “donde vivíamos no había pueblo, sino algunas instalaciones. Era lo que mejor pudiera llamarse un batey”. “Mi casa se inspiraba en aquella arquitectura de Galicia porque estaba edificada sobre pilotes”.

Es posible que nunca sepamos cuáles fueron los momentos íntimos y familiares en los que realmente pudo recordar, o quizás celebrar, durante su agitada vida, algún que otro de sus aniversarios. Sin embargo, trataré de exponer aquellos más significativos que fueron hitos ya por confesiones propias o por los acontecimientos ocurridos alrededor de la fecha.

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Yo soy FidelLos jóvenes de mi generación crecimos admirando al Che, soñando ser como él. El Che, médico, internacionalista y humanista de una forma que solo puede comprenderse íntegramente a través de sus actos. Vivimos siguiendo su ejemplo y su fidelidad al postulado de Martí de estar, como el verdadero hombre, no del lado en que se vive mejor, sino del lado del deber. Fue el propio Fidel quien nos lo pidió, una noche de octubre de 1967, mientras nos hablaba de la extraordinaria personalidad del guerrillero heroico, que reunía al hombre de ideas y al hombre de acción.

Crecimos además siendo martianos: un legado generacional que está impreso en la sangre de todos los cubanos y en las raíces de nuestra nacionalidad. Con su ejemplo, el mismo Fidel que no permitió que el apóstol muriera en el año de su centenario nos enseñó cómo honrar cada día el principio del maestro de que “la Patria es ara, no pedestal”.

Con él, con nuestro Fidel, aprendimos también a creer en el hombre nuevo latinoamericano, que no es otro que cada uno de nosotros. Que la educación y la dedicación a una obra, en un medio favorable, logran transformar a cualquiera y convertirlo en una mejor persona. Que la ciencia y la técnica son la base del desarrollo y que la teoría es imprescindible, pero que no hay aprendizaje mejor que ponerse a hacer las cosas. Que ganando los corazones de muchos se puede incluso quemar etapas y que solo esperar a que las condiciones maduren es puro inmovilismo.  Ver más…