Las bacterias no entienden de fronteras
La resistencia bacteriana a los antibióticos ya se perfila como una de las grandes amenazas del siglo XXI.
La estrategia y las campañas para mejorar el uso de antibióticos han frenado el consumo total en el ámbito de la salud humana en un 7,2% (dos dosis diarias definidas por cada 1000 habitantes y día) entre 2015 y 2018, mientras que las ventas de antibióticos veterinarios bajaron un 32,4% entre 2014 y 2017, según los datos del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), del Ministerio de Sanidad, datos alentadores ante una nueva Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos, celebrada del 18 al 24 de noviembre.
Esta reducción del consumo coincide con el desarrollo del primer PRAN (2014-2018), ampliado con una segunda etapa (2019-2021). Entre las acciones que promueve destaca la implantación generalizada de los Programas de Optimización de Uso de Antibióticos (PROA) en hospitales, y centros de salud y el desarrollo de los Programas Reduce en diferentes sectores ganaderos. En su web pueden consultarse todas las cifras de consumo.
Aun así, se mencionan 700 000 muertes al año por resistencias y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades concreta que las infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos causaron 33 000 muertes en 2015 en Europa; en España, la cifra anual de muertes atribuibles a esta causa ascendería a 3000, según el Ministerio de Sanidad, si bien los estudios de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica estiman que, en este año, 222 000 pacientes sufrirán una infección por bacterias multirresistentes en nuestro país y, de ellos, 26 000 morirán en los 30 días siguientes al diagnóstico. Las disparidades estadísticas son uno de los grandes obstáculos para encarar problemas de esta magnitud.
A ellas habría que añadir la ignorancia y despreocupación de la sociedad sobre estas resistencias, como la creencia de que curan resfriados y gripes, alentada en ocasiones por la alegría prescriptora y dispensadora de algunos. Hay además una falta preocupante de nuevos antibióticos en fase de desarrollo: en los últimos 30 años solo se ha aprobado una nueva clase para uso humano. La ausencia de rentabilidad y las estratagemas bacterianas para eludir los ataques desincentivan a científicos y laboratorios. Junto al control de su utilización, una aproximación más eficaz debería integrar la salud humana, veterinaria y ambiental, pues para las bacterias no hay fronteras.
Fuente: Diario Médico
Tomado de: https://boletinaldia.sld.cu/aldia/2019/11/27/las-bacterias-no-entienden-de-fronteras/
Tema: Noticias. Publicado: dic 6th, 2019.