Desde MedNet Connect se comenta sobre un nuevo estudio realizado por investigadores del Centro LEAD (Lifecourse Epidemiology of Adiposity and Diabetes) en la Universidad de Colorado Anschutz Medical Campus, ha encontrado que los jóvenes con diabetes tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar la enfermedad de Alzheimer más adelante en la vida. Leer más…
La diabetes mellitus y la obesidad constituyen importantes factores de riesgo. Dos de cada tres muertes en la población diabética son debido a la enfermedad cardiovascular y un 40 % por enfermedad coronaria isquémica. La obesidad influye negativamente, pues las personas normopeso están más protegidas que las con sobrepeso u obesidad. Leer más…
La obesidad y la diabetes constituyen una asociación frecuente y letal, que a su vez, también se relacionan con otros factores que incrementan el riesgo cardiovascular. El objetivo de este estudio fue caracterizar el estado nutricional e identificar factores de riesgo vascular en personas con diabetes ingresadas en el Centro de Atención al Diabético de La Habana. Leer más…
El tratamiento de la obesidad está signado por múltiples caminos terapéuticos, y el avance tecnológico ha permitido el desarrollo de técnicas de tipo restrictivas, de carácter funcional y mecánico, así como otras de tipo malabsortivas, las cuales se comportan de forma poco agresivas, en comparación con las empleadas en la cirugía bariátrica convencional, y que por sus resultados alentadores comienzan a tener aceptación. Leer más…
Un porcentaje significativo de los niños y adolescentes afectados por la obesidad desarrollarán obesidad mórbida en algún momento de su vida adulta. Actualmente, el empleo de la cirugía bariátrica en estos pacientes es un tema polémico, por lo que resulta de interés conocer sus aspectos más relevantes, así como sus resultados en esta etapa de la vida. Leer más…
Los procesos metabólicos del tejido graso regulan los cambios en el peso corporal durante el envejecimiento
Autor: P. Arner, S. Bernard, L. Appelsved, K.-Y. Fu, D. P. Andersson, M. Salehpour, A. Thorell, M. Rydén & K. L. Spalding Fuente: Nature Medicine volume 25, pages1385–1389 (2019) Adipose lipid turnover and long-term changes in body weight
Muchas personas luchan por mantener su peso bajo control a medida que envejecen. Ahora, una nueva investigación en el Instituto Karolinska en Suecia ha descubierto por qué eso es así: el recambio de lípidos en el tejido adiposo disminuye durante el envejecimiento y facilita el aumento de peso, incluso si no comemos más o hacemos menos ejercicio que antes. El estudio se publica en la revista Nature Medicine.
Disminuciones en el recambio de lípidos en el tejido adiposo
Los científicos estudiaron las células grasas en 54 hombres y mujeres durante un período promedio de 13 años. En ese tiempo, todos los sujetos, independientemente de si ganaron o perdieron peso, mostraron disminuciones en el recambio de lípidos en el tejido adiposo, que es la velocidad a la que se eliminan y almacenan los lípidos (o grasas) en las células adiposas.
Los que no compensaron eso comiendo menos calorías aumentaron de peso en un promedio del 20 por ciento, según el estudio que se realizó en colaboración con investigadores de la Universidad de Uppsala en Suecia y la Universidad de Lyon en Francia.
Los investigadores también examinaron la renovación de lípidos en 41 mujeres que se sometieron a cirugía bariátrica y cómo la tasa de renovación de lípidos afectó su capacidad para mantener el peso fuera de cuatro a siete años después de la cirugía. El resultado mostró que solo aquellos que tenían una tasa baja antes de la cirugía lograron aumentar su volumen de lípidos y mantener su pérdida de peso. Los investigadores creen que estas personas pueden haber tenido más espacio para aumentar su volumen de lípidos que aquellos que ya tuvieron una cirugía previa de alto nivel.
“Los resultados indican por primera vez que los procesos en nuestro tejido graso regulan los cambios en el peso corporal durante el envejecimiento de una manera que es independiente de otros factores”, dice Peter Arner, profesor del Departamento de Medicina en Huddinge en el Instituto Karolinska y uno de Los principales autores del estudio. “Esto podría abrir nuevas formas de tratar la obesidad”.
Estudios anteriores han demostrado que una forma de acelerar el recambio de lípidos en el tejido adiposo es hacer más ejercicio. Esta nueva investigación respalda esa noción e indica además que el resultado a largo plazo de la cirugía para bajar de peso mejoraría si se combina con una mayor actividad física.
“La obesidad y las enfermedades relacionadas con la obesidad se han convertido en un problema global”, dice Kirsty Spalding, investigadora principal del Departamento de Biología Celular y Molecular del Instituto Karolinska y otra de las principales autoras del estudio. “Comprender la dinámica de los lípidos y lo que regula el tamaño de la masa grasa en humanos nunca ha sido más relevante”.
Fecha:14/9/2019
Fuente: IntraMed
https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=94870
Casi 700 millones de personas en el mundo son obesas; entre ellas, uno de cada 5 españoles adultos, lo que supone una notable carga asistencial y económica para nuestro sistema sanitario. El desconocimiento de su etiología exacta dificulta un abordaje terapéutico eficaz. Por otra parte, las dietas hipocalóricas, el ejercicio físico y los programas para modificar la conducta no consiguen el mantenimiento de la pérdida de peso a largo plazo más que en un pequeño número de pacientes. Es por ello que se han intentado asociar otras modalidades terapéuticas, entre las que destacan el tratamiento farmacológico y la cirugía bariátrica.
Actualmente, las opciones farmacológicas para el tratamiento de la obesidad tienen, en unos casos, una eficacia limitada; en otros, un perfil de seguridad que limita su uso en determinados subgrupos de pacientes y, por último, pero no menos importante, un precio elevado. No obstante, dado que la pérdida de tan sólo un 5-10% del peso ya reduce los factores de riesgo asociados, es importante considerar estas opciones terapéuticas dentro de un programa integral encaminado a conseguir al menos esa reducción ponderal y mantenerla.
En nuestro medio, el arsenal terapéutico farmacológico para el tratamiento de la obesidad consta de:
Orlistat: inhibidor de las lipasas gástrica y pancreática. En ensayos clínicos aleatorizados, los pacientes tratados con orlistat (120 mg tres veces al día), perdieron 3,4 kg en un año (3,1% del peso inicial) y los realizados con menor dosis (60 mg) evidenciaron pérdidas de 2,5 kg con respecto al placebo. Aunque el estudio XENDOS, realizado en 3.305 obesos con prediabetes tratados durante 4 años, demostró que orlistat disminuye el riesgo de desarrollo de diabetes en un 37,3% comparado con placebo; sus efectos secundarios (diarrea, incontinencia fecal, malabsorción), su discreto efecto sobre el peso (<5%) y su precio hacen que su uso sea muy minoritario.
Liraglutida: es un agonista del receptor del GLP–1 de acción prolongada lo que permite su administración subcutánea en una dosis única diaria. El desarrollo clínico del fármaco fue inicialmente para el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 asociada a obesidad. Su efecto positivo sobre el peso, llevó a orientar el uso de la presentación de 3 mg para el tratamiento de la obesidad (4 estudios SCALE) con buenos resultados (pérdidas > 5% del peso inicial), así como beneficios adicionales en la reducción del riesgo de padecer diabetes, HTA, perfil lipídico o SAHOS, mantenidos más de tres años. Sus principales efectos secundarios fueron a nivel gastrointestinal: náuseas, vómitos y diarreas que suelen ser transitorios.
Naltrexona / bupropión: la combinación de naltrexona, 32 mg (empleada en el tratamiento de la dependencia de alcohol y mórficos) y bupropión, 360 mg (inhibidor de la recaptación de norepinefrina y dopamina con efecto antidepresivo empleado para el tratamiento del tabaquismo) para el tratamiento de la obesidad se basa en su efecto anorexígeno central comprobado en cuatro ensayos clínicos (programa COR) con pérdidas de peso entre el 5-8% en un año, o superiores si se asociaban a terapia de modificación de la conducta. Las reacciones adversas más frecuentes son: náuseas, estreñimiento, vómitos, sensación de mareo y boca seca que suelen desaparecer progresivamente. No obstante, su uso presenta múltiples contraindicaciones y limitaciones que condicionan mucho su utilización.
En los últimos años, se han realizado pruebas con múltiples fármacos y combinaciones, dirigidos frente a diversas vías patogénicas involucradas en la génesis y el mantenimiento de la obesidad con un triple propósito: 1) inducir y mantener una pérdida de peso significativa, 2) presentar un perfil de riesgo beneficio positivo y 3) tener un precio asequible. Entre ellos destacan: la lorcaserina, la asociación fentermina/topitamato, los análogos de la amilina (pramlintide, davalintide), de la leptina (metreleptina), otros agonistas del GLP-1 (exenatide, dulaglitide, semaglutide), antagonistas del neuropéptido Y (velneperit) o del receptor endocannainoide tipo 1, inhibidores de la lipasa (cetilistat) o los más recientes, relacionados con análogos de la ghrelina.
Muchos de estos fármacos actúan como señales de saciedad o antagonizan a señales orexígenas o potencian la utilización o disminuyen la absorción de las grasas, lo que abre la posibilidad de distintas combinaciones de fármacos que, esperamos, desembocarán en un tratamiento personalizado de la obesidad.
Fecha:17/12/2019
Fuente: Diario Médico, España.
https://www.diariomedico.com/especialidades/endocrinologia/farmacos-frente-a-la-obesidad-presente-o-futuro.html
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