Una lista elaborada por la Harvard Medical School incluye los diez alimentos considerados como los más eficaces para ayudar a bajar el colesterol. Forman parte de ella desde las nueces y el pescado azul a otros alimentos menos reconocidos como la berenjena, la avena, la okra y algunas frutas. La Fundación Española del Corazón contribuye en el ámbito formativo e informativo con la publicación on line de dos semanas de menús adecuados para quienes tienen hipercolesterolemia. Leer más…
El tratamiento de la obesidad está signado por múltiples caminos terapéuticos, y el avance tecnológico ha permitido el desarrollo de técnicas de tipo restrictivas, de carácter funcional y mecánico, así como otras de tipo malabsortivas, las cuales se comportan de forma poco agresivas, en comparación con las empleadas en la cirugía bariátrica convencional, y que por sus resultados alentadores comienzan a tener aceptación. Leer más…
La diabetes mellitus constituye la enfermedad metabólica que con mayor frecuencia complica el embarazo, pudiendo aparecer, incluso, durante este (diabetes mellitus gestacional). Una atención preconcepcional adecuada a la mujer con diabetes mellitus disminuye ostensiblemente el riesgo de malformaciones congénitas en el hijo de madre diabética. Leer más…
Las funciones del páncreas como glándula capaz de reducir los niveles de glucosa en sangre comenzaron a aclararse en la segunda mitad del siglo XIX. En 1889, Oskar Minskowski y Josef von Mering, trantando de averiguar si el páncreas era necesario para la vida, pancreatectomizaron un perro. Leer más…
Philippus Aureolus Teophrastus Bombastus von Hohenheim se autodenomina Paracelso para destacar que sus conocimientos iban más lejos que los de Celso. Nació en la ciudad suiza de Einsiedeln, a finales del otoño de 1493, Hijo de un médico y de una empleada de un convento, estudió en Bolonia y Ferrara antes de graduarse como doctor en medicina en el año 1515. Leer más…
La reducción de las altas concentraciones de una molécula de lípido que suelen presentarse en personas con diabetes y esteatosis hepática no alcohólica rápidamente mejora la sensibilidad a la insulina, han descubierto investigadores de diabetes del Centro Médico UT Southwestern.
La insulina es una hormona crucial que ayuda al organismo a convertir la glucosa en energía, absorber los nutrimentos y reducir el almacenamiento de los glúcidos en forma de lípidos. La sensibilidad deficiente a la insulina disminuye la eficacia de estos procesos y desencadena diabetes y esteatosis hepática. Investigadores de UT Southwestern demostraron que introducir una enzima llamada ceramidasa en ratones diabéticos normalizaba su sensibilidad a la insulina.
“La reducción de las ceramidas también puede hacer que las personas sean más sensibles a la insulina”, dijo el autor principal del estudio, Dr. Philipp Scherer, Director del Centro para la Investigación de Diabetes Touchstone en UT Southwestern. “Nuestros hallazgos parecen indicar un nuevo medio para posiblemente tratar la diabetes tipo 2 y la esteatosis hepática no alcohólica”.
Aunque en la actualidad no se dispone de tal tratamiento, el Dr. Scherer dijo que podría desarrollarse una forma farmacológica de la enzima ceramidasa.
Los hallazgos se describen en la revista Cell Metabolism.
Cuando el organismo consume más ácidos grasos que los que quema, parte del exceso de lípidos se convierte en ceramida. Cuando se acumula demasiada ceramida, el lípido interfiere en la señalización de la insulina y da por resultado resistencia a la insulina y posiblemente diabetes o esteatosis hepática no alcohólica.
“Es un lípido molesto en ocasiones”, dijo el Dr. Scherer, profesor de Medicina Interna y Biología Celular, quien ostenta la presidencia distinguida en la investigación de diabetes Gifford O. Touchstone, Jr. y Randolph G. Touchstone. “Si podemos reducir la ceramida, creemos que entonces se normalizará el metabolismo del cuerpo”.
En su nuevo estudio, los científicos demostraron que el activar a la ceramidasa en ratones diabéticos detonaba la degradación de ceramida, tanto en el tejido adiposo como en el hígado. Esta acción normalizaba luego la sensibilidad a la insulina y tenía el mismo efecto útil cuando se activaba la ceramidasa en los hepatocitos o en los adipocitos. El exceso de ceramidasa era convertido en esfingosina, otro producto secundario de lípidos. Tanto la ceramida como la esfingosina son fuentes de energía, pero los dos lípidos tienen una potencia de señalización metabólica opuesta. Demasiada ceramida señaliza la resistencia a la insulina y la inflamación, en tanto que una mayor cantidad de esfingosina tiene el efecto opuesto.
“Esta investigación parece indicar la existencia de una ‘intercomunicación’ de acción rápida entre el hígado y el tejido adiposo, en la que la ceramida y la esfingosina regulan críticamente el metabolismo de la glucosa y la captación de lípidos por el hígado”, dijo el Dr. Scherer.
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