Diagnóstico nutricional de Latinoamérica ¿hay soluciones para una mejor alimentación?
Durante los últimos 40 años la región de Latinoamérica ha sufrido una transición en la que se ha cambiado de ser un área con una población de bajo peso a una con sobrepeso y presencia de desnutrición. ¿Qué futuro espera a una región donde más de la mitad de las mujeres tienen sobrepeso u obesidad? ¿Qué hacen países como Chile y México en los que este problema afecta a dos tercios de las mujeres y más de la mitad de los hombres? Tras un análisis exhaustivo de las probables causas y soluciones para la obesidad en Latinoamérica, publicada en la revista Obesity Reviews, los autores hacen una propuesta de mercado: Aumentar el precio de los alimentos menos saludables y bajar el de los saludables.[1]
Los hábitos alimenticios más recientes en Latinoamérica y sus consecuencias en la salud de la población fueron a analizados por Barry M. Popkin, Ph. D, profesor de nutrición, de la University of North Carolina, en Chapel Hill, Estados Unidos, y Thomas Reardon, del Departamento de Agricultura, Alimentación y Economía de los Recursos, de la Michigan State University, en East Lansing, Estados Unidos.
Para el estudio, financiado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y National Institutes of Health, de los Estados Unidos, Popkin y Reardon dedicaron un año a revisar evidencias mediante un análisis que publican en un informe de 36 páginas.
Según sostienen los autores, los cambios de dieta y sus consecuencias sobre la salud han ocurrido en paralelo, y en una causalidad de dos vías, con cambios en el sistema de producción y transporte de alimentos.
“Por la forma que se está alimentando, Latinoamérica va a ver en la próxima década mucha más gente enferma, enfrentando muerte temprana y discapacidad”, dijo a Medscape en Español Popkin, académico que estudia los cambios dinámicos en la ingesta dietética y los patrones de actividad física y las tendencias en torno a la obesidad y otras enfermedades no transmisibles relacionadas con la nutrición, y quien desarrolló el concepto de transición nutricional.[2]
Aumento en el índice de masa corporal
Si, como muestra el informe, 56,11% de las mujeres latinoamericanas padecen sobrepeso u obesidad, el mayor impacto será a futuro; ya que esta cifra aumenta aproximadamente 1% cada año.
“Es muy importante poner sobre la mesa la importancia de la obesidad en la mujer y la primera infancia, grupos vulnerables y de alta importancia epidemiológica”, destaca la Dra. Irina Kovalskys, investigadora y pediatra especialista en nutrición, quien no participó del estudio. “En la mujer existe lo que se llama transmisión transgeneracional, madres con sobrepeso van a tener mayor riesgo de tener hijos con peso alto o bajo al nacer, y ambos son factores de riesgo para síndrome metabólico y obesidad. Si nace una niña, habrá una transmisión generacional del problema”.
El análisis histórico muestra que, en México, el sobrepeso y la obesidad surgieron antes de que en otras zonas y en los últimos 20 años aumentó sensiblemente. En Brasil, donde los datos del siglo XX muestran poco sobrepeso y obesidad, también hubo grandes aumentos recientes.
Las consecuencias futuras no se limitarían a lo esperado por el aumento en el índice de masa corporal (IMC). Los autores encontraron que, en muchos países, en los últimos 20 años, la obesidad central (circunferencia abdominal) creció aun sin cambio en el IMC. Y estudios de Estados Unidos sugieren que por cada nivel de IMC arriba de 22, el riesgo de diabetes es mayor para latinos que para caucásicos no hispanos.
La situación que los autores documentan en Latinoamérica es aún más compleja, por la doble carga de obesidad y desnutrición, incluso dentro de la misma vivienda. En 10% de los hogares hay jóvenes de talla baja y madres con sobrepeso u obesidad. Fuera de Haití y Guyana, casi no hay casi desnutrición aguda, pero la talla baja relacionada con alimentación infantil deficiente es alta, alcanza 16% en los preescolares de la región, teniendo niveles más altos en Bolivia, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras y Nicaragua (donde alcanza a 20% de los preescolares). El sobrepeso también se expande entre los niños, 9,3% de los chilenos y 9,8 de los mexicanos menores de 5 años lo padecen.
¿Qué comemos?
En forma general, se evidencia una disminución en el consumo de carbohidratos y aumento de grasas. Latinoamérica consume más del triple de azúcar agregada que lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), siendo bebidas la principal fuente en niños, adolescentes y jóvenes. Tres de los 5 mayores consumidores de bebidas endulzadas están en la región (México, Argentina y Chile).
Ningún país se acerca al objetivo de 5 a 7 frutas o vegetales diarias y las legumbres representan menos del 5% o 10% de la energía consumida. Según los autores, no hay datos confiables sobre el consumo de granos en la región.
En México y Brasil, los aperitivos (snacks) están documentados como un elemento crítico de la alimentación no saludable. En los brasileños mayores de 10 años, 21% de la energía diaria provienen de aperitivos. La denominada “comida chatarra” es un éxito en ventas, sobre todo en México: 58 gramos per cápita por día, casi cuatro veces más que en Colombia (16 g per cápita por día).
El análisis temporal muestra que la dieta de la región comenzó a cambiar en los años ochenta y las alteraciones se aceleraron en las décadas siguientes. Latinoamérica consume en forma creciente alimentos poco saludables y de bajo valor nutricional, bebidas azucaradas y aperitivos, y esto se da de forma simultánea al aumento en las comidas fuera de casa. “En las escuelas, en los supermercados, en los negocios de conveniencia, en la calle, en todos lados se ven comidas ultraprocesadas y eso va cambiando la forma que la gente come”, remarcó Popkin.
El informe profundiza y rastrea las causas en la evolución de los supermercados, las cadenas extranjeras y locales de comida rápida y los cambios logísticos. Según los autores, estos cambios en el sistema de abastecimiento de alimentos junto a la disminución de la actividad física, condujeron a los altos niveles de obesidad a todas las edades que se observan hoy.
“El artículo aporta gran cantidad de datos para estimar la ingesta poblacional y una minuciosa descripción que abarca desde la producción y aprovisionamiento de alimentos básicos y sus extractos artificiales, hasta su llegada al comercio minorista”, como comentario para Medscape en Español el Dr. Julio C. Montero, presidente de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios, quien no participó en el estudio.
“Por corresponder a diversidad de etnias, culturas, sociedades y estilos de vida con notables diferencias entre ellas, dichos datos, aplican a la confirmación general de algunas asociaciones conocidas, que vinculan calidad alimentaria decreciente con el desarrollo de las así llamadas ‘enfermedades de la transición nutricional’”.
Sin embargo, el Dr. Montero marca lo que falta en el cuadro: “Esta exhaustiva descripción de la cadena de producción-comercialización es la que posibilita el consumo, pero no contribuye a explicar las bases biológicas que lo impulsan. Introduce una línea divisoria entre componentes facilitadores (disponibilidad, precio, mercadotecnia, valor sociocultural) y causales reales del cambio alimentario inconveniente”.
Entre las causas, el Dr. Montero destaca un aspecto no considerado en el trabajo, el papel de las señales químicas engendradas por efecto de la combinación de nutrientes, alimentos y aditivos. “La escasez de datos sobre el conjunto de sustancias agregadas a la alimentación, aditivos e ingredientes, circunscribe sus efectos indeseables solo al exceso y al déficit, tanto de nutrientes como de comidas. Así, queda diluido el importante capítulo de los disruptores químicos que —sin función de nutrición conocida— son incorporados tanto a alimentos naturales como a los comestibles artificiales. Estos agregados, no exentos de efectos sobre funciones y tejidos, constituyen uno de los criterios fundamentales en que se basa el modelo de perfil de nutrientes de la OPS [Organización Panamericana de la Salud]/OMS y la justificación del sistema NOVA”.
El sistema NOVA comprende 4 grupos de alimentos separados según la naturaleza del alimento, el grado de procesamiento y la finalidad del mismo:
-Alimentos de origen animal o vegetal sin procesar o mínimamente procesados.
-Ingredientes culinarios procesados.
-Alimentos procesados.
-Productos ultraprocesados.
Recopilación exhaustiva y aún incompleta de datos en la región
Los datos son, como siempre para la región, incompletos. “En Argentina”, ejemplifica la Dra. Kovalskys “la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición es del año 2005 y desde hacía 40 años que no se hacía. Ahora se está planeando repetir para 2018 – 2019″.
México es el único país de la región que obtuvo información de la dieta en sus estudios nacionales (1988, 1999, 2006, 2007, 2012) y, aunque los primeros se perdieron, el resto permite entender los cambios en el tiempo. La falta de información fue contrarrestada por los autores mediante la utilización de balances de la FAO, relacionados con la producción y datos de tendencias de ventas (Euromonitor International Passport database) que, aunque superiores al consumo real, permiten comparar categorías.
“Hay bastante diferencia entre estimar y medir, especialmente entre países que responden a identidades culturales muy diferentes”, añade la Dra. Kovalskys. Como coordinadora del Comité de Salud, Nutrición y Calidad de vida del International Life Sciences Institute Argentina, en Buenos Aires, Argentina, la Dra. Kovalskys es primera autora de un estudio sobre las principales fuentes de energía en adolescentes y adultos de Argentina, Chile, Perú, Brasil, Colombia, Ecuador, Costa Rica y Venezuela, de próxima publicación en Public Health Nutrition.[3]
“Dos regiones pueden ser similares en ingesta de macronutrientes, pero presentar grandes diferencias en los grupos de alimentación. La identidad cultural es muy importante a la hora de planear actividades de salud pública y la manera de educar para aumentar el consumo de alimentos más saludables”.
En este trabajo, donde se realizaron entrevistas a 9.218 personas, los autores encontraron evidencias de tal variabilidad cultural. Si bien la población estudiada obtenía el 2,44% del total de la energía de legumbres, este valor era más del doble en Costa Rica y menos de una décima parte de eso en Argentina.
Propuestas de soluciones
“Dejamos el control de nuestra alimentación en las empresas”, reflexiona Popkin. “No son diabólicas, solo quieren hacer dinero, pero saben cómo manipularnos, con los colores y sabores que nos gustan. El lado malo es que lo hacen con comidas que no son saludables”.
Para intentar que la gente tenga dietas más saludables, Popkin cuenta con que los gobiernos que tomen las riendas en regular y hagan los cambios necesarios para que, de alguna manera, la comida saludable sea más económica y que la más procesada, que hoy es barata, sea más cara. Reglamentaciones y presión ciudadana para actuar sobre la industria son, a su juicio, es la manera de modificar este camino.
La comida procesada, envasada y saludable es el objetivo deseable para Popkin. Pero analiza la situación actual y agrega: “Latinoamérica está liderando el mundo. Hay países que están a la vanguardia en la demanda de soluciones, sea a través de impuestos y controles de mercadotecnia”.
El estudio presenta a México y Chile como líderes regionales, aplaude la decisión de México de aumentar sensiblemente el valor de los impuestos a las bebidas endulzadas y alimentos no esenciales, y del gobierno chileno en relación la mercadotecnia para niños en alimentos procesados y bebidas ricas en azúcar agregada, sodio y grasas saturadas, y en el sistema de etiquetado. “Brasil está tratando de etiquetar comida no saludable; si lo consigue será una revolución”, se entusiasma Popkin.
En el trabajo, se reconoce que no existen aun evaluaciones a largo plazo de estas medidas en la lucha contra sobre la obesidad y se especula que los controles de mercadotecnia serían, como ya lo mostró el tabaco, un camino necesario para transitar, pero no la solución.
Los autores descreen también del “retroceso” a dietas tradicionales dominadas por alimentos no procesados o moderadamente procesados “porque, además de enfrentar industrias poderosas, iría en contra de la conveniencia de la vida actual de los consumidores”. A Popkin le interesa más discutir cómo llegar a la tercera fase de la transición: la industrialización de alternativas saludables.
El papel de los médicos
“El artículo crea las condiciones para que el médico y el nutricionista asistencial demanden la sustitución de intervenciones viejas y fracasadas por nuevos paradigmas para la prescripción de un modelo de alimentación saludable”, dice el Dr. Montero. Como docente universitario en las Universidad de Buenos Aires y la Universidad Católica Argentina, en Buenos Aires, Argentina, agrega: “Deberían revisarse los conceptos nutricionales transmitidos en las materias básicas de la carrera de medicina y de nutrición, hoy están impregnadas de tendencias y expresiones desactualizadas. Y no solo que la clase médica, desde las autoridades del sistema de salud debería buscarse una coincidencia de criterios y mensajes para incluir a profesionales de la salud, sociedades científicas, docentes, referentes sociales y al sector empresarial de alimentación”.
“Creo que las facultades de medicina de Latinoamérica están reaccionando demasiado lentamente”, coincide Popkin. Los expertos en salud pública y las sociedades médicas tratan de promover cambios, pero las facultades siguen el modelo médico antiguo. Entrenar en alimentación saludable no está en la curricula. Eso tendrá que cambiar”.
Popkin, el Dr. Montero y Dra. Kovalskys han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. El estudio ELANS, dirigido por la Dra. Kovaskys fue apoyado por diez entidades académicas y Coca Cola Company sin intervención en el diseño, evaluación ni publicación de los resultados.
Referencias
Popkin BM, Reardon T. Obesity and the food system transformation in Latin America. Obes Rev. 24 Abr 2018. doi: 10.1111/obr.12694. PMID: 29691969. Artículo
Nutrition Transition Program. The Nutrition Transition. Disponnible en: http://www.cpc.unc.edu/projects/nutrans
Kovalskys I, Fisberg M, Gómez G, Pareja RG, y cols.; ELANS Study Group. Energy intake and food sources of eight Latin American countries: results from the Latin American Study of Nutrition and Health (ELANS). Public Health Nutrition. En prensa. doi:10.1017/S1368980018001222.
Roxana Tabakman 30 de mayo de 2018
Fecha: 4 de junio de 2018
Fuente: Medscape, https://espanol.medscape.com/verarticulo/5902752?nlid=122558_4001&src=WNL_esmdpls_180604_mscpedit_gen&uac=120961CT&impid=1649189&faf=1#vp_1
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