Paracelso. El misterio de las sales secas
Philippus Aureolus Teophrastus Bombastus von Hohenheim se autodenomina Paracelso para destacar que sus conocimientos iban más lejos que los de Celso. Nació en la ciudad suiza de Einsiedeln, a finales del otoño de 1493, Hijo de un médico y de una empleada de un convento, estudió en Bolonia y Ferrara antes de graduarse como doctor en medicina en el año 1515.
Fue un destacado químico, médico, astrólogo y experto en ocultismo y viajó por toda Europa adquiriendo experiencia y conocimientos con enfrentamiento a las ideas tradicionales sobre salud y enfermedad que prevalecia en aquellos tiempos.
Llegó a la conclusión de que la meta de la vida es el momento que vivimos y que la búsqueda del alma humana -a la que intentó aproximarse a través de la alquimia- es la única tarea que justifica la existencia.
Paracelso reniega de la concepción hipocrática-galénica sobre enfermedad, que la concebía como un desequilibrio en las cualidades humorales y postuló que los trastornos son afecciones locales, muchas veces causados por agentes externos. Con una mentalidad vanguardista, sostenia que cada enfermedad debía ser tratada con un medicamento especialmente elaborado para cada caso, incluyendo la diabetes. Paracelso vertió la orina de un diabético en un recipiente transparente y la hizo hervir a fuego lento.
Gradualmente el líquido comenzó a transformarse en una especie de jarabe que, al evaporarse, dejó un polvo blanco en el recipiente, a los cuales llamó “sales secas” y de acuerdo a su hipótesis estas “sales” se producian en la sangre y eran las responsables de la excesiva sed que manifestaban los diabéticos. Aunque no llegó a precisar la detección de cristales de glucosa en la orina, la ciencia médica le reconoce el mérito de haberse aproximado a dicha constatación y haber influido en las futuras investigaciones, desviando la atención desde los riñones a la sangre.
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