República
Democrática del Congo (RDC) vive desde el pasado 1 de agosto su décimo brote de ébola.
La epidemia que comenzó en la provincia de Kivu Norte se ha extendido a la vecina Ituri y por ahora su final no se ve a la vista. La difícil situación de seguridad en la región, donde están presentes numerosos grupos armados, junto a la desconfianza de la población han lastrado la respuesta en la que se afanan entre otros la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Médicos Sin Fronteras (MSF).
En los últimos seis meses se han producido algunos ataques armados en la zona afectada, algunos de los cuales han afectado incluso a los trabajadores sanitarios, lo cual ha obligado a ‘suspender las actividades de respuesta y hecho aumentar el riesgo de que el virus pueda propagarse a las provincias y países vecinos’, subraya Jasarevic.
Pero pese a los esfuerzos del Ministerio de Salud congoleño, de la OMS y de MSF entre otros, el brote está lejos de tocar a su fin.
Este jueves 29 de junio finalizó el II Taller de Red de Vigilancia Centinela de la enfermedad neumocócica efectuado en el Hotel Pasacaballo, donde se dieron cita importantes investigadores del ámbito sanitario de La Habana, Santiago de Cuba y la ciudad de Cienfuegos. 






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