El médico y la Revolución

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Sin embargo, las milicias tienen una función en la paz, las milicias deben ser, en los centros poblados, el arma que unifique y que haga conocer al pueblo. Debe practicarse, como ya me contaban los compañeros que se practica en las milicias de los médicos, una solidaridad extrema. Se debe ir inmediatamente a solucionar los problemas de los necesitados de toda Cuba en todos los momentos de peligro; pero también es una oportunidad de conocerse, es una oportunidad de convivir, hermanados e igualados por un uniforme, con los hombres de todas las clases sociales de Cuba.

Si logramos nosotros, trabajadores de la medicina -y permítaseme que use de nuevo un título que hacía tiempo había olvidado-, si usamos todos esta nueva arma de solidaridad, si conocemos las metas, conocemos el enemigo, y si conocemos el rumbo por donde tenemos que caminar, nos falta solamente conocer la parte diaria del camino a realizar. Y esa parte no se la puede enseñar nadie, esa parte es el camino propio de cada individuo, es lo que todos los días hará, lo que recogerá en su experiencia individual y lo que dará de sí en el ejercicio de su profesión, dedicado al bienestar del pueblo.

Si ya tenemos todos los elementos para marchar hacia el futuro, recordemos aquella frase de Martí, que en este momento yo no estoy practicando pero que hay que practicar constantemente: «La mejor manera de decir es hacer», y marchemos entonces hacia el futuro de Cuba.

Discurso en el acto de inauguración del curso de adoctrinamiento
organizado por el Ministerio de Salud Pública el 20 de agosto de 1960.
Ernesto «Che» Guevara. Obras. 1957-1967.
Casa de las Américas. La Habana. 1970. Tomo II. P. 80.
Publicado en: HOY 21 de agosto, 1960: 3, 15
EL MUNDO 21 de agosto, 1960:6
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Sí, una de las grandes manifestaciones de la solidaridad del pueblo de Cuba son las Milicias Revolucionarias. Milicias que dan ahora al médico una nueva función y lo preparan para lo que de todas maneras hasta hace pocos días fue una triste y casi fatal realidad de Cuba, es decir, que íbamos a ser presa -o por lo menos, si no presa, víctimas- de un ataque armado de gran envergadura.

Y debo advertir entonces que el médico, en esa función de miliciano revolucionario, debe ser siempre un médico. No se debe cometer el error que cometimos nosotros en la Sierra, o quizás no fuera error, pero lo saben todos los compañeros médicos de aquella época: nos parecía un deshonor estar al pie de un herido o de un enfermo, y buscábamos cualquier forma posible de agarrar un fusil e ir a demostrar, en el frente de lucha, lo que uno debía hacer.

Ahora las condiciones son diferentes, y los nuevos ejércitos que se formen para defender al país deben ser ejércitos con una técnica distinta, y el médico tendrá su importancia enorme dentro de esa técnica del nuevo ejército; debe seguir siendo médico, que es una de las tareas más bellas que hay, y más importantes en la guerra. Y no solamente el médico, sino también los enfermeros, los laboratoristas, todos los que se dediquen a esta profesión tan humana.

Discurso en el acto de inauguración del curso de adoctrinamiento
organizado por el Ministerio de Salud Pública el 20 de agosto de 1960.
Ernesto «Che» Guevara. Obras. 1957-1967.
Casa de las Américas. La Habana. 1970. Tomo II. P. 79.
Publicado en: HOY 21 de agosto, 1960: 3, 15
EL MUNDO 21 de agosto, 1960:6
BOHEMIA 52(35): 36-37,81.
28 de agosto, 1960